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sábado, 29 de enero de 2022

Duelo entre Sanadoras Capítulo VI Las colillas de cigarrillos

 

Así poco a poco surgían nuevas situaciones que me incitaban a tener que aceptar otras facultades en Karla, que sumadas a las anteriores conocidas de ser sanadora y psíquica, me llevaban a nuevas revelaciones tales como las de ser clarividente y armonizadora, pero esto era solo el comienzo de sus impactantes confidencias que me sumergirían en su asombroso mundo.

En relación al aguacero recién caído en el cual vaticinaría el momento en que ocurriría, se asociaría otro suceso, resulta que el día anterior en cuestión, en una casa contigua a la de ella, unos jóvenes habían realizado una ruidosa reunión dejando la calle llena de colillas de cigarrillos que debido al viento generado previo a la lluvia fueron arrastradas hasta su casa, depositándose un cúmulo en su entrada, ensuciándola lo cual le causó una gran molestia porque recién había limpiado el frente de su jardín, ella me lo comenta explicándome que ya eran varias veces que esos jóvenes vecinos la perturbaban a altas horas de la noche colocando música a todo volumen.  Ante el desagradable y repetitivo suceso le recomendé dos alternativas, o el reclamo áspero y frontal, siguiendo mi estilo o hacerse pasar por una bruja como lo hiciera mi antepasada del siglo XIX, pareciéndome que esto último calzaba a la perfección debido a que ya empezaba a sospechar que ella lo era, solo realizando unos pequeños cambios a esta historia para adaptarla a su situación actual, le expliqué que recogiera todas las colillas, las introdujera en una lata y las quemara mientras pronunciaba algunas frases inentendibles simulando un conjuro, procurando que el humo estuviera a favor del viento para que se lo llevará hasta la casa de la vecina y se molestará con el desagradable olor emanado, igual que le ocurrió a ella, como dice mi primo, yo como siempre “llena de odio”. Es más, le doy un ejemplo práctico que describía en una escena de mi libro “La Dama Invisible”, sin imaginar que también escribiría otro con aquellas maravillosas vivencias, narrándole el pasaje en el cual mi bisabuela, la sanadora, ante la llegada de los militares que venían a realizarle una nueva requisa en su casa, destruyendo todo a su paso para someterla, aconteciendo lo siguiente: “… vestida de negro, desarmada y sola ante la puerta de su casa con aquella mirada que lanzaba un fuego amenazante, les expresa: regresen por donde vinieron antes de que les arroje un maleficio. Cierra los ojos y comienza a hablar un idioma desconocido, los soldados quedan desconcertados, conocen lo que se dice de su don de espiritista, su poder de lo sobrenatural, creen descifrar la causa de su desafío, repentinamente una fuerte brisa corre en el lugar, levantando a su paso una gran polvareda, azotando su cabello contra su rostro y agitando su falda violentamente, temerosos uno de ellos ordena la retirada inmediata, saliendo rápidamente de allí”.


      La Hechicera. Pintura de John William Waterhouse   
                                                                            

    Luego de finalizar esta breve historia, llevada por mi desparpajo, mi atrevimiento, le envió una imagen de una hechicera haciendo un conjuro, a lo cual Karla me responde: ”Jajaja, igualita” y continua “lo pensé pero imagínate, que me empiecen a llamar La bruja de la calle 13. No, no, no, no me gusta eso, jajaja”.

            A continuación le pregunto: ¿Entonces hiciste lo otro que te dije? A lo cual me aclara que no quiso hacer un reclamo, pues “soy armonizadora, la lluvia se encargó de eso, y limpió”, otra confesión más. Pero ¿Qué es eso de “soy armonizadora”? Recordando que mi bisabuela Bartola también lo era, razón por la cual las personas la buscaban llegando incluso a asediarla sobremaneramente, debido a este don de lograr acoplar los diferentes intereses entre los individuos, que se refiere a conseguir poner a dos o más personas o cosas de acuerdo, en concordancia, intentar coincidir los intereses de todas las partes, mediante la meditación o canalización que busca detectar energías densas o mal encauzadas, dirigidas a corregir circunstancias emocionales, mentales, físicas o psíquicas, tanto en el aura como en los chakras para alcanzar una mejor calidad de vida, además contribuye a aliviar el estrés, la ansiedad y la irritabilidad entre los involucrados.

Pero sus confidencias no quedaron ahí, prosigue activo el WhatsApp llegándome el siguiente mensaje críptico, refiriéndose aun al aguacero de esa madrugada, “Yo estaba despierta. Gracias a Dios, a mí me encanta la lluvia, para que limpie los ambientes”. En esta parte de la conversación caigo en cuenta del mensaje subliminal del uso en plural de la palabra ambiente y le pregunto, “¿Los ambientes, 3ra y 4ta dimensión?”.  Había caído en su trampa. El remedio fue peor que la enfermedad pues la impulsé a aclarar, “Me refiero que el ambiente de por aquí está pesado. Y como decía mi abuela, es buena la lluvia para que limpie las energías pesadas y negativas de los ambientes y alrededores. Al menos yo lo siento”. Me quedo pensando, nuevamente estoy sorprendida, dentro de mí una voz interior me decía que algo no cuadraba en esta explicación de “ambientes” y “sintió” las energías, era evidente el anzuelo que me estaba lanzando pero decido llegar hasta allí y dejarlo así, cierro el Whatsapp.

Sin embargo la curiosidad me embargaba, ¿Qué quiere decir que “sintió”? decido investigar algo en internet, leo que se refiere a ese don de percibir extrasensorialmente otras realidades del plano espiritual a través de sensaciones trasmitidas al plano psíquico, sin intermedio del lenguaje ni definiciones del que, como o cuando, algo indefinido, intangible, que puede provenir de un ángel o las vibración de otra persona o de un evento futuro que de alguna forma se manifiesta, que va más allá de los cinco sentidos físicos, por ejemplo como en Karla: “sintió que el ambiente se limpió”. En la población en general podemos constatar  uno muy común de escuchar, es el de “siento que algo va a pasar”. Entonces comienzo a interrogarme: ¿Acaso todos tenemos este don y no estamos consciente de ello? Y si es así ¿Hasta dónde llegan nuestras facultades psíquicas?

Al terminar este análisis me doy cuenta que estoy ante una persona con ciertas facultades psíquicas, fue como mucho, algo más complejo y profundo. Evidentemente no estaba preparada para conocer los secretos de Karla en ese momento. El tema me inquietaba, obviando la cuestión de fondo de ser cierto o no, algo en lo más recóndito de mi mente se preguntaba: ¿Qué estaba pasando realmente?

miércoles, 19 de enero de 2022

Duelo entre Sanadoras Capítulo V Premonición

  Detectar una persona diferente no tiene precio, así que comencé a hacerle un examen lanzando ideas para aclarar mis dudas, sin darnos cuenta o por lo menos así lo creía yo, se entabla un duelo entre ambas, dos sanadoras de dos planos diferentes, el espiritual y el físico o mejor dicho, la tercera y la cuarta dimensión enfrentadas, después me enteraría que en realidad era con la quinta dimensión. ¡Qué increíble!.  Pensaba que llevaba la ventaja por tener la ciencia de mi lado, pero poco a poco fui descubriendo lo equivocada que estaba.

Karla me revelaría el don que tenía de inducir a las personas a entrar en contacto con lo mejor, pero también con lo peor de uno, el lado oscuro que está allí pero que ocultamos y nos hacemos la ilusión que no existen, tus monstruos o heridas que te hacen daño. Había que tener valor y humildad para reconocerlo y ella manejaba la mente humana muy bien, sus técnicas eran muy parecidas a las de un Psiquiatra o un Psicólogo, de lo cual estaba consciente debido a mi experiencia como médico, percatándome cuando ella sutilmente guiaba nuestras conversaciones al campo que le convenía, lo permitía. Necesitaba dilucidar a donde quería ir.

Así mis incógnitas fueron creciendo aún más, ¿Cuál era su motivación, la razón para aceptar estas charlas, ¿Ser la sanadora de mi cuerpo o de mi espíritu o peor, de mi mente?. A pesar de estas dudas me dejo llevar por las circunstancia, algo parecido a cuando uno está en la orilla de una playa bañándose, disfrutando del suave oleaje, a sabienda de que en cualquier momento todo puede cambiar y si no estás preparado para un revolcón puede ser frustrante.     

Comenzaré a contarles por el principio esta peculiar historia y a donde me condujo: lo primero que sucedió en nuestras conversaciones fue una pequeña discusión sobre el  tiempo, parecía que iba a llover esa tarde, teníamos un ardiente verano, muy caluroso, con una sequía que se prolongaba más allá de lo esperado. Hablando sobre este fenómeno, le hago notar la presencia de unas nubes grises que parecían presagiar una lluvia inminente, realizo este vaticinio queriendo quedar como la gurú del tiempo, Karla se inclina ligeramente para mirar el cielo y dice, no va a llover en este momento, no será hoy,






ocurrirá mañana en la madrugada. 

                       Premonición. Fotografía de JAO.

¿Qué, cómo?, ¿Se arriesga a predecir hasta la hora?. Asociaba que hacía lo mismo que yo, blufear, pero con una apuesta más alta. Eso pensaba, después me di cuenta que no era así.

Aproximadamente a las cuatro de la mañana comienza a  caer tremendo aguacero con truenos y relámpagos, me despierto y veo la hora en mi celular, 4 am. Al día siguiente le escribo por WhatsApp, “llovió ayer, no te equivocaste. Y sigue lloviendo” un mensaje de pura cortesía, jugando con el tiempo con el fin de confundirla y no notara que había fallado en mi pronóstico, pues siempre dude de su poder de precognición a pesar de que no era la primera vez que los confrontaba, Karla no me perdona y recalca: “No”, refiriéndose a que no había llovido en el día como yo había dicho y queriendo rematar, continúa: “Empezó a llover a las 4 de la mañana”. Me embarga una extraña sensación al notar su seguridad ante lo acontecido. ¿Realmente lo sabía? O de alguna manera logró que así sucediera? La leyenda trasmitida de mi bisabuela la sanadora y rosacruz, relataban el poder que tenía para hacer que lloviera sobre las cosechas de mi abuelo, su hijo, pero nunca las tome en serio. ¿Acaso estaba en presencia de alguien similar?      

Más tarde me arriesgo a vaticinarle que un hecho político ocurriría en los próximos días, entonces ella me preguntó: ¿Quién dice eso?, le contesto usando algo de autóritas, “no dejes que la desesperanza te arrope”. Karla responde: “Ajaaa, estas organizando una revuelta siguiendo los  pasos de tu abuela”, obvio la alusión a mi antepasada y le digo: “mis predicciones comienzan a ser vox populis. Vamos a salir de esto y verás un despertar de la conciencia colectiva” afirmación que efectúo por mis conocimientos en política, incluso era comentarista por Twitter con cierta relevancia. Realizar esta acotación fue guillotina para mi pescuezo porque le di pie para seguir en el tema, creo que adivinó mi incredulidad, no era difícil hacerlo mi actitud era más que obvia,  entonces remata sin ninguna consideración: “Okey. Aunque para mí, no hay ni habrá nada… acuérdate que soy medio psíquica”. Cuando sumé estos dos hechos, caí en cuenta que Karla trataba insistentemente en decirme algo que yo no quería escuchar.

Mi facultad de observadora, adquirida desde niña, un hecho que puede ser fortuito o por circunstancias de la vida como me sucediera debido a las múltiples cirugías que me obligaron a estar en cama mucho tiempo, llevándome a desarrollar esta capacidad que luego perfeccionaría debido a mi profesión. Esta habilidad que es propia de la naturaleza humana, se nutre a través de los cinco sentidos, a saber: vista, oído, gusto, olfato y tacto de los cuales se obtiene información del mundo real para sacar deducciones, muy diferente con el don de la premonición de Karla, asociado a cuestiones místicas o a un poder para ver el futuro otorgado por la Divinidad; término que es usado para referirse a cualquier Dios o Dioses en los cuales las personas crean, dependiendo de la religión que profesen, como la hindú que tienen muchos dioses, incluso en diferentes formas de animales.  

Las experiencias vividas con Karla, a medida que pasaba el tiempo, se hacían más complejas, notaba no solo la conocida por todos, la llamada premonición, pero en ella había algo más, era la clarividencia, llegando a sentir en varias ocasiones como si estuviera viéndonos desde la distancia, situada detrás de un velo, percibiendo lo que sucedía en mi hogar, por ejemplo un día que le pregunte cortésmente por WhatsApp en la mañana que como estaba, a lo cual respondió: Bien, sabroso con esta lluvia, y ¿Tú? Sin dejarme responder, agregó: ¿Congelando? Jaja, ¿Cuál frio?, jajaja. Y Santy, ¿Acurrucado?.  Tal cual había sucedido, mi nieto y yo somos muy friolentos. Le pregunte: ¿Por dónde estás mirándonos? Produciendo en mí nuevamente aquella extraña sensación. Después llegó a sugerirme, con 24 horas de anticipación, de la compra de una piscina inflable para mi nieto, hasta la foto me envió, lo hace como una recomendación para entretenerlo, cuando mi hija, quien no estaba enterada de nuestra conversación, llegó con la misma piscina, fue impresionante. ¿Acaso estas revelaciones perseguían un fin? ¿Quería que creyera en sus dones?.  

En otra ocasión mi yerno quien le había consultado un problema de estrés, realizándole una sanación en su casa, más tarde me escribió para preguntarme como se sentía, respondiéndole, le refiero que decía tener fiebre, entonces me contestó: “Voy a chequear a distancia”. Quede estupefacta, “a distancia”, ¡¿Qué es esto?!. Debido a estos acontecimientos y otros, que comenzaban a caer en un campo paranormal, me indujeron a percibirla de otra forma, inquietante y extraño para mí.    

miércoles, 12 de enero de 2022

Duelo entre Sanadoras Capítulo IV Noche con luna de tormenta

 

Mientras caía el sol, en una de nuestras tantas pláticas a finales de junio, siendo noche de luna llena, nombrada para esa fecha como “luna de tormenta” por coincidir con el inicio de las lluvias o solsticio de verano y por ser el día más largo del año, considerado mágico pues según creencias ocultista hace visible lo invisible, resultando en mi caso ser cierto pues sorpresivamente Karla ofrece hacerme una sanación. 


    Noche con luna de tormenta. Fotografía de JAO

La había visto algo inquieta, observaba que apretaba los labios como queriendo decirme algo que no se atrevía o no hallaba el momento de encajar dentro de mis temas de conversación científicas. Habiéndose despedido, estando de pié y a punto de irse, repentinamente estalla como el Big Bang, la explosión que dio origen al universo, ocasionando un fenómeno conocido como “Singularidad” en el cual la matemática falla y debe dar paso a la filosofía para descifrarlo, abrirse a nuevos puntos de vista.

¡Quede anonadada ante semejante proposición, desorientada por lo intempestivo de su oferta, lo que rara vez me sucedía!, jamás me pasó por la mente que realmente fuera una sanadora, su revelación de serlo la había interpretado como algo dicho en broma, una especie de juego, tu eres médico, yo soy sanadora, pero por lo visto era en serio y además aspiraba que fuera su paciente. Seguidamente me expondría en qué consistía su propuesta, vendría a mi casa donde me aplicaría sus dones, una imposición de manos para lo cual necesitaba disponer de una mañana completa. Mientras más me explicaba mi asombro aumentaba. Perpleja pienso, ¿Tan mal estoy o me ve?.  

No le contesté en ese momento, ni después, no aclarándole mi decisión, dejándolo en el aire, pendiente de una respuesta. No por no creer en la sinceridad de ella sino que en aquel momento me parecía demasiado confuso por desconocer en qué se basaba su ofrecimiento, Karla me impresionaba como una persona respetable, y alejada de lo que podría ser un charlatán pero entonces ignoraba la asombrosa y compleja técnica sanadora utilizada por ella; estaba ante una “Singularidad” que tardaría cierto tiempo en descifrar.

 Durante mi experiencia hospitalaria había tenido la oportunidad de presenciar mejorías sorprendentes para la ciencia médica, una de ellas era un caso de cáncer de tiroides terminal, con diagnóstico realizado exhaustivamente, incluyendo biopsia del tumor. La paciente, familiar de una médico compañera de trabajo y amiga mía, quien un día me pide permiso para llevar al hospital, después de la hora de visita, a una sanadora cuyas manos escarchaban al realizar curaciones. En vista que medicamente no había nada más que hacer, le digo que sí. Ese día ocurrió un hecho desconocido para nosotros los científicos. El tumor comenzó a reducirse de tamaño hasta desaparecer totalmente. La paciente fue dada de alta totalmente sana en varios días.

A pesar de esta y otras buenas vivencias, incluso con dos familiares muy allegados con diagnósticos de cáncer, en los cuales pude ver sanaciones inexplicables, sin embargo no quería que fuera mi sanadora pues simplemente no estaba preparada para ser paciente, por varias razones, la primera por un juramento hecho en mi última cirugía de un injerto de fémur de nunca más serlo.  La otra del natural rechazo del médico a pasar al otro lado del sillón, pero la última y la más importante era por esa regla ética de no entablar una conexión emocional entre médico y paciente, presumiendo que en su caso era igual, lo cual impediría tener una bonita amistad, que era mi objetivo en aquel momento de carencias, ese vínculo que le da un valor agregado a la vida, un lazo que se establece por la afinidad, llenando esa necesidad de los seres humanos de sentirse integrado con el entorno más cercano, que está allí, de tener alguien a quien contarle esas cosas que te producen estrés y lo callas para no molestar a tus familiares. La presencia de un amigo o amiga que te escuche, te comprenda, que comparta contigo, que te haga sentir valorado, querido, es una de las sensaciones más relajantes que hay, mejor que cualquier fármaco ansiolítico o analgésico para los dolores o heridas emocionales. Que además te dé apoyo y que te acompañe cuando viajas a conectarte con lo más profundo de tu alma, con tus demonios, sin juzgarte, solo sentir esa sensación de aceptación incondicional, permitiéndote ser tú mismo, real, tanto a nivel cognitivo como emocional, con tus cualidades, sí, pero también con tus defectos, eso  no tiene precio. Hoy día establecer estos vínculos se hace muy difícil debido a las características de volatilidad, inconstancia y de cambios bruscos de la sociedad moderna que implica menores disponibilidades de socializar en nuevos grupos.

Ante la oportunidad presentada con la presencia de Karla en mi entorno inmediato, cercano, lo cual prácticamente era un milagro, me planteaba el propósito de establecer una nueva amistad de esas con profunda calidez humana, sin embargo la oferta de ella para una sanación me colocaba en una disyuntiva, por un lado estaba el hecho de que si aceptaba cerraba esta posibilidad y por otro me inquietaba que su objetivo fuera meramente sanador sin establecer ninguna relación afectiva.

Karla decidió esperar que la polvareda levantada por su revelación se asentara y en su lugar surgiera la luz.


lunes, 3 de enero de 2022

Duelo entre Sanadoras Capítulo III La Revelación

Llevada por mi atrevimiento, no queriendo desaprovechar la oportunidad presentada, decido invitarla a venir a mi casa, lo cual aceptó y así comenzamos a conversar, al principio, como en todo inicio, dando vueltas a temas locos de mi parte, entre ellos el de mí antepasada sanadora y rosacruz, tal vez por eso un día se decidió a confesarme sorpresivamente que era sanadora. Bueno, le conteste restándole importancia a su revelación ¿Cuál era el problema? yo también lo era pero en otro plano, la medicina.

                                        Una inesperada revelación. Fotografía de JAO

Este descubrimiento me llevo a pensar que este era el motivo de la conexión que sentía con ella, éramos colegas, es más se lo manifesté de una forma coloquial, "somos caimanes del mismo pozo". Que alejada estaba de la realidad.

Generalmente el miedo al ridículo prevalece sobre el desarrollo de cualidades fuera de lo común, lo que pudiéramos catalogar de genialidad y no de locura. Mucho más de tratarse de estas personas las cuales por culpa de algunas que navegan en el campo de la estafa, del engaño deshonesto para obtener dinero, le dan esperanzas imposibles de cumplir a los ingenuos, siendo calificadas como falsas.  Debido a este motivo muchos de ellos se inhiben a pregonar sus dones que a pesar de ser genuinos se ven obligadas a ocultar.

En la época que trabajaba en un hospital de mi ciudad, un día un amigo médico me pidió que lo acompañara como testigo para realizar una investigación para constatar los servicios de una sanadora sobre una paciente que según iba a ser operada por esta mujer con ayuda de un espíritu de un famoso santo de la localidad, este acto se llevaría a cabo en un pueblo de un estado cercano, aproximadamente a 45 minutos de distancia. Nos dirigimos al lugar, una granja donde criaban chivos, nos acomodamos en un sitio estratégico para presenciar el episodio, la mujer acostaba al paciente en cuestión, ejecutando una especie de ritual, a continuación esta quedaba como hipnotizada mientras la sanadora usando sus manos como si fueran un bisturí realizaba una supuesta incisión en el área en cuestión, hasta sangre se veía fluir, luego teatralmente extraía un tumor que mostraba a los presentes, inmediatamente procedía a cerrar la herida pasando una gasa, asegurando que la cicatriz desaparecería y ¡Oh, milagro!, después de limpiar el sitio de la intervención no quedaba ni rastro del supuesto corte. Debido a que la paciente, una cuadripléjica por fractura de la columna cervical al lanzarse de cabeza en una piscina poco profunda, cuya madre de gran poder adquisitivo, muy amiga del médico a quien acompañaba junto a otro médico familiar de ellas, los tres compañeros de trabajo, quienes andábamos de anónimo sin delatar nuestra profesión, pasando por personas comunes, cuya misión era impedir que fueran estafadas; así que inocentemente le solicitamos a la sanadora que nos diera el tumor extraído para llevárnoslo de recuerdo, complaciendo la petición, lo colocó en un frasco con formol mientras aseguraba que la joven pronto volvería a caminar. Los tres nos miramos, sabíamos que eso era imposible y así fue. Al tumor se le realizó una biopsia para determinar que era, resultando ser testículo de chivo.

Por esta mala fama que generalmente precede a las sanadoras, reconocer y proclamar a los cuatro vientos serlo, implicaba un alto riesgo, mas tratándose de alguien que prácticamente acabas de conocer, me extraño enormemente su revelación porque sabía del rechazo de la sociedad hacia las personas diferentes, incluido la propia familia, que tiende a catalogarlas como desquiciadas o chifladas. Esto lo había experimentado en carne propia, pero por la forma de pensar y decir las cosas abiertamente, sin discreción, sin importarme el qué dirán, prefería estar sola que mal acompañada de personas aburridas, insípidas, encerradas en sus rígidos paradigmas sociales propio de la época victoriana del siglo XIX donde imperaba la doble moral aún vigentes hoy día, apegadas a normas del buen comportamiento, de moralidad, de caridad cristiana que solo cumplen mientras las ven pero, en la obscuridad son totalmente diferentes, tipejos que abundan en este mundo, hipócritas que no te dejan nada, más bien agotamiento ante tanta vaciedad, llegando al extremo de no ser capaces de abstraer que sus fracasos o sufrimientos se deben a su forma de ver la vida de manera tan errada sin relación con la realidad; sin embargo como les gusta decir que no es su culpa sino de los demás y para colmo exigen que las almas libres se repriman, sean infelices, frustradas, amargadas al igual que ellos. ¡Que desfachatez tienen!. 

A comienzo de mi carrera de medicina, por esas cosas del destino, debido a un cambio en el pensum de estudio, nos asignaron por primera vez una nueva materia, la sociología, nuestra profesora nos explicaba que en realidad existen muchos más genios de los que se manifiestan pero las sociedades tienden a reprimirlos, anularlos hasta lograr convertirlos en personas anodinas, mediocres, todo por un instinto de conservación, de mantener el status quo. Siempre me revele contra estas fuerzas ocultas de la humanidad, pero había que  pagar un  precio, la soledad, el aislamiento social. ¿Acaso estaba en presencia de una persona singular?