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domingo, 17 de marzo de 2019

Una conspiración llamada Parapara.


Como bien expresa Jorge Luis Borges, ”Haré polvo la historia, borraré la acumulación del pasado” eso ocurrirá en este relato, no se trata de un erudito artículo de historia basado en documentos existentes, solo está apoyado en una tradición oral familiar y pensamiento lógico.
I
Un hombre se desliza cabalgando entre peñasco y precipicios por las cumbres de la cordillera Andina, viene acompañado por 60 hombres, la mayoría labriegos que habían abandonado sus tierras respondiendo a un llamado colectivo inconsciente, sumándose en tropel al fenómeno que ocurre ante sus ojos. Sus rusticas ropas de faenas color beige, calzados con alpargatas y mascando chimo para paliar el hambre y el frio, delatan  su origen, siguen a Cipriano Castro a lo largo del trayecto del río Santo Domingo, un caudal de agua que  transcurre con una furia incontenible al igual que la de ellos, contrastando con el hermoso paisaje a su alrededor que estalla en una infinidad de flores multicolores, es el mes de mayo.
El caudillo procedente de  Colombia donde estaba exiliado, pero repentinamente un hecho inesperado en la política del país lo impulsa a regresar a su tierra dispuesto a tomar el poder. Su objetivo era llegar a Apartaderos situado a 3.342 metros sobre el nivel del mar, de aquí descender al estado Trujillo para alcanzar la ciudad de El Tocuyo, que comunica con Carora o Barquisimeto, dependiendo del destino final, Coro, la ciudad portuaria, o Caracas, la capital y sede del gobierno. Este era el Camino Real, muy transitado por ser la ruta comercial, razón por la que estaba densamente poblado, lo que facilitaba al líder reclutar hombres a su paso además de conseguir alimentos para su incipiente tropa conformada por andinos, pero cabalgar por este conocido camino tenía un inconveniente, andaban prácticamente sin municiones que disimulaban abultando sus cartucheras con piedras para engañar, agravado por el hecho de que sus rifles eran el viejo máuser de un solo tiro, por lo que debían evitar enfrentamientos con las  tropas del gobierno quienes estaban apertrechados con municiones y armamentos modernos de múltiples tiros.
El plan original de Cipriano era llegar a Coro, de allí partiría en un bergantín rumbo a Caracas, entrando por mar y no por la vía de Barquisimeto-Valencia por donde lo esperaban, usando así el factor sorpresa a su favor, con esto esperaba lograr una ligera ventaja en el ataque. No estaba contemplado tomar Carora ni sus pueblos doctrineros, no tenía la suficiente fuerza para ello, la economía de guerra se imponía, además no convenía una derrota que dejaría al descubierto su debilidad en equipamiento, esto desmoralizaría a la tropa provocando deserciones.  
Todo se desarrollaba según lo planeado, cuando el líder andino desaparece repentinamente del Camino Real, tomando una tortuosa, solitaria y desconocida senda usada por indígenas, llamada “La Viciosa” que rodeaba la cordillera desembocando directamente a Parapara de Río Tocuyo.
Esto le permitió a Castro llegar sorpresivamente a este pequeño poblado doctrinero, atraído por un poderoso motivo que le conviene sobremanera, en esta estadía se concretaría un plan que logra convencerlo de ser viable y beneficioso para su revolución liberal restauradora. Aquí ocurrió uno de los más grandes misterios de la historia de Venezuela, inexplicable hasta para sus acompañantes, Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras. Las razones para ocultarla son diversas, por tratarse de una secreta conspiración y principalmente por ser la artífice una mujer que además era de origen indígena, imperdonables pecados en la sociedad machista del siglo XIX. Días antes…
II
Algo estaba sucediendo en Aregue, motivando una ola de rumores tan públicos que es enviado, por órdenes del General Ángel Montañez, gobernador de facto de Lara, una compañía del Batallón acantonado en Carora, al mando del General Planas, con el fin de vigilar la organización de la fiesta religiosa del pueblo, pautadas para octubre de aquel año de 1899. En estos preparativos, que se realizaban con anticipación, se sospechaba que serían utilizadas como fachada para actividades conspirativas, no estaban equivocados. Pero, ¿Quien? o ¿Quienes?
Aregue era donde residían los miembros del clan Castro, compuestos mayoritariamente por mestizos y algunos blancos puros, todos conocidos por ser muy aguerridos, su presencia le daba fama al poblado de peligroso. ¿Qué sucedió aquí para ameritar la movilización de este batallón previo a la llegada de Cipriano Castro? Tal vez una secreta reunión, un acuerdo. Veamos….
Cipriano necesitaba armas modernas y le urgía municiones para tener una oportunidad de triunfo real frente al poderoso ejército oficial, él lo sabía, así que la toma de este camino desolado, cambiando repentinamente sus planes solo podía tener una explicación, una oferta de pertrechos. Este hombre era resabiado, cauteloso y taimado gracias a su sangre indígena, lo cual dificultaba atraerlo para una entrevista y más difícil aún lograr un acuerdo, se necesitaban garantías tangibles para convencerlo. ¿Por qué en Parapara, precisamente?
La clave está en tres personajes unidos por los hilos del destino, el primero era el General Elías Torres Aular, entonces Presidente y comandante de la guarnición del Estado Lara en poder de las modernas armas recién llegadas a Barquisimeto, quien era miembro clandestino de La Propaganda bajo las órdenes de Federico Carmona y Aquilino Juárez, el cual no gozaba de la confianza plena del gobierno central por ciertas murmuraciones sobre su lealtad que se había enterado Ángel Montañez, delatándolo al sospechar de sus ocultas actividades, debido a estas intrigas Montañez logra el nombramiento de Secretario de Gobierno en representación directa del Presidente Ignacio Andrade, detentando el poder real, por encima del general, causando que este se sintiera humillado en su honor de militar.
Ángel Montañez, el segundo personaje clave, igualmente era el autor de la persecución que desembocó en el asesinato del comandante Antonio Perozo, marido de Bartola Castro. Esta mujer, ex-tropera, experta en conspiración y simulación, era la autora del contrabando de armas que también estaban bajo su custodia, usadas a favor del alzamiento de Joaquín Crespo por parte de Federico Carmona entonces jefe de La Propaganda. El descubrimiento del plan debido a una indiscreción local, llegó a oídos del mismo Montañez, poderoso político acérrimo enemigo de este grupo, quien poseía lazos consanguíneos en el poblado de Río Tocuyo, permitiéndole acceder al secreto, que ocasionaron la tragedia ocurrida durante la visita del Arzobispo de Caracas a Río Tocuyo, hacia ya 9 años.  
El destino une nuevamente a Bartola Castro y Torres Aular con un poderoso lazo, el deseo de venganza hacia un mismo personaje, Ángel Montañez. Así que Bartola y Torres Aular políticamente unidos por ser ambos miembros de La Propaganda, específicamente carmoneros, además del nexo militar a través del comandante Antonio, su esposo, se convertirían en cómplices ideales. Pero Bartola poseía otro detalle, al pertenecer al clan de los Castro, cuyo apellido y origen indígena compartía con el líder andino, la hacía una pieza clave para el complot.
Ella era curandera, que sumado a su fama de aguerrida por las batallas en la que había participado, le otorgaban el lugar de jefe o líder natural de su gente. Al ser, los indígenas de la zona, devotos de la Virgen de Aregue, era normal que estuvieran reunidos allí sin llamar la atención, actuando como un anillo de seguridad de su chaman y su secreto contacto, evitando ser sorprendidos. Ella siempre acudía a las fiestas patronales de Aregue por ser su patrona, esto es organizadora de las festividades, por eso este pueblo era el lugar ideal para la secreta reunión, además de contar con estas ventajas se sumaba la presencia de su fiel amigo, el irreverente cura Domingo Vicente Oropeza para facilitarles la casa cural, sus entradas y salidas de allí serían algo normal, su contacto podía hacerlo subrepticiamente disfrazado de sacerdote, sería uno más de visita. Por eso se escogería este pueblo como el lugar ideal para la secreta reunión. Las iglesias y casas cúrales eran en esos tiempos sitios de conspiración.  
III
La entrega de esas armas era un acto muy peligroso para aquel General caído en desgracia, en su mente rondaba esta inquietud, repentinamente los preparativos de las festividades de Aregue le dan una idea de cómo implementarla, debía entrevistarse secretamente con aquella aguerrida mujer que ya conocía. ¿Cuáles argumentos se usarían?  
Algo así sería esa conversación: Torres Aular “conociendo sus lazos de sangre con los indígenas Castro, que el general Cipriano Castro también es un mestizo que comparte con Ud el apellido, puede hacerle llegar mi oferta de entregarle las armas recién llegadas a Barquisimeto, ud me representaría, sería la mediadora, garante de ambas partes, no puedo reunirme con él, mi presencia me delataría”.
Bartola gira mientras piensa en lo bien que se ve el general con aquella sotana marrón y le responde “Es cierto, somos de un mismo clan, parientes, es posible hacerle venir a mi hato en Parapara y plantearle su propuesta, pero como asegurarle de no ser una emboscada suya?”.
“Le aclaro que lo haré por razones personales, no busco poder político, solo deseo limpiar mi honor, hacer justicia, será la clave para garantizarle a Castro mi sinceridad, ud puede entender mis sentimientos porque los comparte conmigo debido al asesinato del comandante Antonio, podrá convencerlo de la autenticidad de mis motivaciones a través de las suyas” dice el hombre mirándola fijamente a los ojos.
Bartola le responde: “hace 7 años que decidí dejar la política y dedicarme a ayudar a mi gente a crecer espiritualmente” La mujer hace una pausa para arrancar una guama de un árbol del patio trasero de la casa parroquial donde se encuentran, comiéndose la algodonosa y blanca fruta de su interior, mientras camina por el jardín y sigue explicándose: “nunca hubiera imaginado que participaría en la caída del liberalismo, pareciera una traición, sin embargo la única manera de acabar políticamente con Montañez es hacerlo primero con el Presidente Andrade, que así sea. En mis visiones he visto a los liberales triunfando en un tiempo que no es ni el suyo ni el mío. Cuente con mi ayuda general, le comunicaré cuando todo esté listo, el padre Juan Bautista Castro ira con el pretexto de pedirle una colaboración para los pobres, esa será la contraseña, que la Virgen de Chiquinquirá nos acompañe y bendiga”. ¿El conocimiento de este acuerdo fue el motivo del desvió de Castro hacia Parapara? 
IV
Una vez culminada la reunión con el general, se inicia la organización, su objetivo es anular al General Ángel Montañez, una amenaza para el retorno de sus hijos exiliados desde el asesinato de su padre. Se reúne con el cacique Silverio Castro y su grupo dándoles instrucciones de localizar a Cipriano Castro en las montañas andinas, identificarse como miembros del clan Castro, su sangre indígena les dará credibilidad, tienen órdenes expresas de ocultar que su jefe es una mujer para evitar suspicacias del caudillo, de convencerlo de aceptar la invitación con la oferta de las armas, sin contarle todo el plan, esto será en Parapara, allí no levantarían sospechas para la reunión y era ideal para una huida por estar situado a pocos kilómetros de Siquisique, deben guiarlo por el ancestral sendero, proveerles alimentos y agua. Los preparativos de la partida de estos mestizos con sus arreos de suministros deben haberse escapado a la luz pública, motivando la presencia del batallón acantonado en Aregue, pero las cartas ya estaban echadas, Castro aceptaría la invitación, contribuye la crítica situación que no le dejaba otra opción que aventurarse. Las armas de las que le hablan le darían un triunfo seguro que de otra forma era casi imposible lograr. ¿Qué hechos apoyan esta hipótesis? Analicemos con lógica…
Siguiendo la ruta del destino, una soleada mañana del 22 de agosto de 1899 a casi tres meses de su salida de Colombia, llega Cipriano junto a su tropa a Parapara, anodino poblado hasta ese momento, los habitantes aparentemente no se sorprenden pues le brindan a Castro “su generosa caballerosidad, atenciones y respeto”, lo cual el andino devolvería durante el enfrentamiento ocurrido poco después, siendo considerado con ellos, actitud diferente a la demostrada en Siquisique, brutalmente saqueado ese mismo día. ¿Parte de un acuerdo?
Aquí Castro conocería a alguien que le descifró las debilidades de Ángel Montañez y de Torres Aular, dándole la certeza de la entrega de las armas. ¿Quién?  
El caudillo al llegar a la secreta reunión, pregunta: ¿Quién me garantiza que eso no será una emboscada? De una puerta lateral se escuchan pasos que se acercan, asomándose una mujer, era inevitable voltear a mirarla, lleva un vestido con amplia falda que susurra al rozar el suelo, bañado en encajes y pedrerías los cuales lanzan destellos con la luz que entra por un ventanal, su pelo castaño recogido en un moño en lo alto de la cabeza sostenido con una peineta de carey al estilo español, permitiendo ver su esbelto cuello y blanca piel que parece brillar, a pesar de tener 50 años conservaba una esplendorosa figura, majestuosamente entra al salón con paso firme mientras expresa con un tono autoritario de voz que no dejaba dudas: ¡Yo General, Bartola Castro, la dueña de Parapara se lo garantiza!. Así era considerada por los pobladores de entonces, posteriormente cuando surgió la novela de Rómulo Gallego, sería recordada como la Doña Barbará de Parapara. No en vano se había ganado esta fama. Nota: Expresión y vestuario, es tradición oral de mi familia.
Todos los presentes se levantan y saludan respetuosamente, ambos Castro cruzan sus miradas de manera inquisitiva, poseían varias afinidades no solo en el hecho de compartir un apellido proveniente de la misma región de España unidos por las cadenas migratorias, también en su manchado origen indígena, pero era la tenacidad en superar obstáculos, la apasionada forma de asumir riesgos sin temores, lo que los identificaba. Entre ellos se establece una comunicación inmediata, el andino se da cuenta por la magnética mirada de la mujer, de su inteligencia, que el control de la situación era de ella, finalmente descifra la decisión del general Torres Aular.
Silverio Castro, guía de Cipriano y guardaespaldas de la mujer, procede a presentarla, le aclara que es la propietaria del hato donde se encuentran, la jefa de la secreta conspiración y líder de su pueblo. Ella da inicio a la conversación explicándole del resentimiento de Torres Aular y el suyo contra Ángel Montañez, razón de su traición. Bartola le detalla el plan, que consistía en provocar al Secretario General de Gobierno, logrando para el general Torres Aular, la autorización de salir de Barquisimeto llevándose el armamento con la excusa de perseguirlo, usarían sus delirios de grandeza, su deseo de ser el más poderoso, hacerlo caer en la trampa de su ego y de su debilidad, su dinero, enceguecerlo de ira. Para lograrlo debe dirigirse a Carora, pasando por Aregue donde esta acantonado un batallón, ella le informa que ha sido infiltrado por su gente, el general Planas opondrá poca resistencia.
Al finalizar la entrevista habían acordado la inmunidad total para Torres Aular, el secreto de lo sucedido, la protección a su pueblo durante el encuentro pautado allí. Los presentes se retiran uno a uno, quedando los dos guerreros Castro solos. Bartola le hace una señal a su escolta quien se acerca con un pesado saco, alcanzándoselo a Cipriano mientras la mujer le dice: “General, una contribución de Parapara para su campaña, además de la humilde hospitalidad de mi parte, rezare a la Virgen de Chiquinquirá de Aregue por su causa, mantendré velas encendidas hasta que llegue a Caracas”. Cipriano mira en el interior del saco detallando el brillo de las monedas, descubre cual es la otra fuente de su poder, se da cuenta que el dinero es de ella y no de los pobladores, taimadamente le responde: “Señora agradézcale a su pueblo por este aporte, serán respetados como se lo prometí, a Ud le garantizó que sus oraciones también serán escuchadas, sacaran de su camino a quien le arrebató a su marido”. ¿Qué sucedió luego? Esto es historia…
V
Castro intempestivamente se devuelve, pasando por Aregue, “sorprendiendo” a la guarnición acantonada allí, derrotándolo fácilmente casi sin combatir, llegando triunfante a Carora donde es recibido por los Generales Juan José Perera Álvarez y José María Riera Álvarez, este último lo hospedó en su casa. En Carora ocurren dos hechos misteriosos, Cipriano Castro se toma una fotografía ofrecida en venta por los caroreños en recepciones sociales, con el fin de recoger fondos para su causa. Estos actos públicos no eran los más indicados para un caudillo en clandestinidad, a menos que la intención fuera diferente. El segundo suceso ocurrido fue el hurto por parte de las tropas de Castro de un cargamento de mercancías transportadas en dos arreos de bestias provenientes de Coro, con destino al negocio de Ángel Montañez, el cual tenía tratos mercantiles sumamente prósperos con Perera Yépez, con el hijo de Juan Agustín Pérez y con la casa comercial de los hermanos Zubillaga, a los cuales beneficiaba otorgándoles empréstito de guerra.
Esto constituyó el punto de quiebre, que sumado a la venta pública de la fotografía, convertía la presencia de Castro en un acto intolerable, un desafío al gobierno regional, para lo cual el andino se había tomado su tiempo hasta lograr su propósito. Montañez iracundo, le ordena a Torres Aular acabar con el andino, usar la caballería, llevarse  los 600 máuseres de repetición recién llegados, los treinta mil cartuchos, aquel poderoso cañón Krupp alemán con sus accesorios y municiones, lo último en tecnología de guerra, un arsenal descomunal para un combate contra una pequeña tropa muy mal abastecida. Otro detalle crucial es que Torres Aular se dirige a Parapara y no a Carora, lugar donde nuevamente se había dirigido Castro, eso parecía una cita.
Sumado a estas “coincidencias”, los andinos obtienen un inesperado triunfo en un enfrentamiento en franca desventaja, tan así que López Contreras, soldado de la tropa andina desde joven, escribió en su diario que no se explicaban como ganaron, permitiéndoles apoderarse de aquellos pertrechos que los equiparó en la guerra, la mayoría de los soldados desertaron a las filas de la revolución, desencantados del gobierno y deslumbrados por el caudillo. Describe minuciosamente “en la acción, que duró aproximadamente 20 minutos, se capturó a varios oficiales, entre ellos al General Siquisiqueño Abelardo Gutiérrez, 200 individuos de tropa, todo el armamento y algún dinero de raciones”. ¿Cómo pudo Torres Aular perder en 20 minutos? ¿Por qué no usó el cañón?
Según documentos existentes, antes de esta batalla el ejército andino era una montonera del siglo XIX, después de Parapara se transformaría en un ejército moderno, esto hace que abandone su plan de entrar por mar a Caracas. Aquel 27 de agosto de 1899, también sale cargado de cuantiosa plata acuñada, obsequiada por desconocidos habitantes. Allí vivía Bartola, la cual descollaba en experiencia conspirativa, valor, contactos de todo tipo, motivación, don de mando y un misterio…
Habían transcurrido 9 años del asesinato de su marido, finalmente logra justicia, Montañez perseguido en la toma de Barquisimeto, debió huir y esconderse para salvar su vida, diferente a la conducta considerada de Castro hacia Torres Aular que fue perdonado.