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martes, 31 de mayo de 2016

El eslabón perdido del hombre.

Hace décadas, ya más de una centuria que se busca un homínido enlace entre el hombre moderno y el simio que explique nuestra evolución, a pesar de haberse hallado varios especímenes, cuyo representante más famoso es “Lucy” de 3,2 millones de años con rasgos humanos, recientemente en el 2009 se descubrió “Ida” de 45 millones de años, destronando a “Lucy” al ocupar el puesto del eslabón perdido por su antigüedad, sin embargo no llena totalmente las características de especie transicional entre el homo sapiens y el simio salvaje. Qué pasa con esta especie, por qué no se consiguen rastros de su existencia o de su civilización? Aquí mi teoría: Empecemos por colocarle un nombre a esta especie incógnita, si existía antes del “sapiens” debería llamarse por antonomasia “no-sapiens” así tendría que ser un “Homo no-sapiens”. Con esta premisa podemos deducir su comportamiento para saber qué y donde buscar.
Si el “sapiens” era culturalmente organizado, las mujeres cuidaban a los niños,  enfermos y ancianos quedándose en las cuevas donde vivían, mientras el macho salía a trabajar, cazando animales, recolectando frutos y materiales como piedras, palos y hojas para fabricar utensilios y herramientas, enterraban a sus muertos respetuosamente con sus pertenencias, llegaron a establecerse en un lugar fijo donde criaban animales de corrales y sembraban, incluso eran artistas, muestra de esto son las  hermosas cuevas pintadas con murales como la célebre Cueva de Altamira. Si amigos, como leen: Altamira!, siempre protagónica de la humanidad sapiens.
Sigamos con la lógica, veamos cómo ha debido ser el “homo no-sapiens” deducimos que no estaban social y culturalmente estructurado. Ellos no tendrían el concepto de trabajo organizado, ni expresiones artísticas, ni viviendas estables, no cuidaban a los infantes, la hambruna afectaría a los más débiles, la hembra abusada, explotada ante la escasez, desdibujando el fin protector de la familia, sin entierros de sus muertos, sus huesos profanados para rituales mágicos, sin dejar muestras de su cultura, una anarquía social basada en la dominancia de los machos alfa más violentos con derechos a la mejor parte en la cadena alimenticia o sea “no-sapiens” en su máxima expresión.
Pero como sobrevivían estos semi-gorilas no-sapiens? Evidentemente usaron algún don para engañar y avasallar a los de su entorno, robándoles sus alimentos, destruyendo sus economías de corrales de animales, de siembras, el medio ambiente devastado, una aniquilación tal que no dejaron piedra sobre piedra, razón por la que no se encuentran rastros de su civilización.
Realmente desaparecieron o viven aún? Observando algunas de las características de ellos podemos plantearnos que todavía caminan entre nosotros, que algunos especímenes “no- sapiens” sobrevivieron, aunque ante el avance indetenible del “homo sapiens” estén finalmente en grave peligro de extinción debido a su incapacidad de adaptarse a los nuevos tiempos.