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viernes, 25 de marzo de 2016

El Vestido y la Política!

Variados personajes, políticos, artistas y exiliados cubanos han emitido su opinión adversa con respecto al acercamiento de Obama a Cuba, interpretándola como un espaldarazo al régimen tiránico de los Castro, violador de DD.HH, conculcador de la libertad de expresión y represor hasta el extremo de fusilar a opositores. Las objeciones sobran y con razón.
Bajo esta óptica, pudiera interpretarse que Obama está errado, que es ingenuo o es un gran mercantilista que solo busca una nueva frontera para los “business” o negocios sin importarle el sufrimiento del pueblo Cubano.
Pero no es así, por qué? Los invito a realizar un viaje por el tiempo y analizar algo similar sucedido. Ocurrió en nuestro país, Venezuela, cuando la primera huelga petrolera en 1936 colocando en jaque la recién industria norteamericana que tenía la concesión de la explotación de este rubro, en la era post-gomecista caracterizada por un país netamente rural, con un rezago de la sociedad en el acontecer mundial debido a la férrea dictadura militar, como la Cuba de hoy día.
Las compañías petroleras se percatan de que los conflictos eran causados por los hombres solteros, viéndose en la necesidad de buscar una solución al problema, redefinen el papel de los matrimonios para promocionar patrones de consumo característicos de un nuevo estilo de vida, canalizados por los comisariatos de los campos petroleros, entrando las mujeres a jugar un papel clave en la difusión de las actividades sociales como una fórmula exitosa para resolver la crisis. De hecho, la primera empresa que introdujo en el país las relaciones públicas como una función administrativa fue la Royal Dutch Shell en 1936, entre las medidas asumidas estaba impulsar las revistas institucionales que llevaban hasta el trabajador la imagen y cultura de la empresa.
Se estimula una intensa vida social a través de los famosos club, uno de ellos, el de la VOC (Venezuelan Oil Concesión) donde mi madre Helena vivió a principio de los 40 en un entorno cosmopolita junto a sus dos hermanas mayores y sus esposos, uno de ellos mi tío Andrés quien se casaría apresuradamente en 1941 cumpliendo con el requisito de ser casado para lograr obtener su primer trabajo de secretario en el hospital de Mene Grande perteneciente a una de las petroleras, luego se mudarían al campo petrolero de la VOC en Cabimas, a sus empleados les otorgaban viviendas dentro del campus, dotado de todas las comodidades, el principal era el club social con una rutina diaria de fiestas de bienvenida, despedidas, cumpleaños, matrimonios y jubilaciones mas las actividades deportivas.
Mis tíos Andrés y Roselia cultivan un amplio círculo de amistades en este club, al cual se integraría mi madre Helena, allí aprende a bailar con los acordes de la Billo Caracas Boys, a jugar bowling, a nadar, a vestirse elegantemente, etc. Es un mundo novedoso: la cultura petrolera al estilo norteamericano, dirigido a la mujer a través de sus revistas donde se reseñaba el acontecer social, el vestir y las normas de comportamiento, sus armas secretas. Estas revistas imponían la moda con sugestivos consejos tales como “un sombrero decorativo es bellísimo para cocktails y comidas tempranas, en combinación con trajes de raso delgado negro mate”. El poder de la comunicación masiva se hizo sentir rápidamente y la mujer fue su artífice al refrendar un estilo de vida moderno que caracterizaría a la nueva sociedad venezolana emergente.
La liberación de la mujer basado en los conceptos de “modernidad” y “progreso” marcan a mi madre Helena con las ideas del nuevo papel que debían asumir en la sociedad, por medio de la VOC se transformaría en una mujer cosmopolita, liberada de las restricciones victorianas de la época, con aspiraciones en el campo educativo, un fenómeno de masa que concluyó con el atrasado siglo XIX que imperaba aun en el país.
Así sin disparar un tiro, ni embargos económicos, ni participación de militares, sin violencia, gracias a la sociedad de consumo, se lograría un cambio tal como sucederá en Cuba con la Internet, el turismo y la moda, dirigido magistralmente por Michelle Obama, esposa del presidente de los EE.UU, quien al descender del avión Air Force One con un fresco y sencillo vestido floreado de la diseñadora Venezolana Carolina Herrera y zapatillas bajas sin tacones, logra conectarse emocionalmente a través de un mensaje implícito de igualdad que todos los cubanos descifraron.