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domingo, 10 de septiembre de 2017

Capítulo 53 Cabimas, la del club de la VOC

Una pañoleta multicolor ondea al compás del viento, hasta ese momento cubría la larga cabellera de su dueña, quien se la había retirado para colocarla juguetonamente sobre la cabeza del médico, el Dr. Alfonso Reynoso, el cual fuma seriamente recostado al carro delante de Helena, no se percate de lo que hace la recién llegada, solamente Celina y otro de los amigos conocidos en Cabimas, un bioanalista, ven la travesura mientras se toman la fotografía, pero permanece callado sonriéndole a ella. Las mujeres llevan pantalones en señal de liberación e igualdad con el hombre, son un grupo de modernos jóvenes profesionales de la salud compañeros de trabajo de Andrés, esposo de su hermana Roselia, con quienes se relacionan a través de la clínica privada, "Dr. José Gregorio Hernández" propiedad del médico, su compañero de la UCV, donde laboran. Trabajar en esa institución les permitía acceder a la intensa vida social en las instalaciones del club de la VOC (Venezuelan Oil Concesión), por prestar sus servicios médicos a las compañías petroleras.
Ella se incorpora a este entorno novedoso, era audaz, con ellos aprende no solo a bailar bajo los acordes de la Billo Caracas Boys, sino que además descubre su inclinación por este campo profesional, no en vano le llamaban la atención los libros de medicina de su abuela Bartola.
A pesar de que la explotación de petróleo se había iniciado desde 1914 con el pozo Zumaque I situado en Mene Grande, la actividad petrolera experimentaría un compás por 6 años, debido a la I Guerra Mundial, posteriormente en 1920 comienza a crecer vertiginosamente. Al iniciarse la II Guerra Mundial en 1939 paradójicamente ocurre el efecto contrario, ocasionando un crecimiento en la demanda, instalándose en Venezuela las grandes compañías. En este periodo ocurre uno de los cambios culturales y educativos más dramáticos experimentado por la población Venezolana, no solo brotaba a borbotones el líquido negro de la tierra sino también surgía con fuerza una nueva sociedad. Un elemento clave en este fenómeno, fueron los Club Sociales de los Campos Petroleros.     
Las ocupaciones diarias del club incluían numerosas actividades sociales, establecidas por una rutina de fiestas de bienvenida, despedidas, cumpleaños, matrimonios y jubilaciones. Cuando no estaban en una de estas celebraciones, acudían a los campos deportivos, la practica del deporte, vedado a las mujeres hasta esta época, por primera vez se hacen populares entre ellas, los hombres contribuyen enseñándolas, compitiendo de igual a igual, Helena aprende a jugar bowling, a nadar diferentes estilos, a jugar tenis, así poco a poco iría desarrollando la nueva personalidad citadina, que la caracterizaría a partir de estas fechas, cambios que igualmente experimentaba vertiginosamente la sociedad Venezolana.
El tema político fue otra novedad en su vida, la cercanía con la casa sindical, vivían al lado, permitió que Andrés se relaciona con sus miembros, adentrándose al movimiento obrero y al comunismo que comenzaba a surgir en esta época post-dictadura, más liberal que la de Gómez, a pesar de que López Contreras y su sucesor Medina Angarita ejercían un fuerte control sobre este naciente movimiento, por ser antianarquista, ideología traída al país por los españoles exilados de la dictadura de Franco.
Calladamente se colaban los artículos de la lucha de los trabajadores por sus derechos, nace así el periodismo clandestino, al cual contribuye Anselmo Reyes, conocido como el poeta Cabimero, su futuro cuñado, miembro del grupo que frecuentaba Andrés, comienza a militar en este naciente y clandestino partido político, que duraría los 16 años que vive en Cabimas. Era una nueva etapa de las vidas del matrimonio Sánchez Castro, fuera del entorno familiar y de su pueblo natal, por primera vez son realmente independientes, en un ambiente con nuevas amistades, profesionales y políticos.
Este mundo de los campos petroleros con su cultura al estilo norteamericano, centrado en la liberación de la mujer, impulsada subliminalmente por las publicaciones dirigidas a ellas, usando la moda para lograr un cambio social. Las revistas reseñaban la actualidad en el vestir y las normas sociales, por ejemplo sugerían que “un sombrero decorativo es bellísimo para cocktails y comidas tempranas, en combinación con trajes de raso delgado negro mate” al unísono iba implícito un nuevo estilo de vida moderno. La existencia de los comisariatos de las empresas, contribuyen también promocionando los modelos de consumo, que caracterizarían a la sociedad venezolana emergente, relacionando la liberación de la mujer con los conceptos de la “modernidad” y “progreso”.
Gracias a los campos petroleros, Helena entra en contacto con este entorno, estimulándola a superarse mediante el estudio, a competir en el mundo profesional, de igual a igual con el hombre, nace la cultura del trabajo liberador de las restricciones victorianas del siglo XIX aun imperantes, adquiere una visión cosmopolita, de mujer liberada, con nuevos patrones culturales, ya no solo era ser casada atendiendo el hogar, obedeciendo al padre o al marido, o trabajar en una tienda despachando, un trabajo no calificado, ahora se abría un horizonte de oportunidades en el campo profesional, esto la empujaría a alejarse irreversiblemente del quehacer cotidiano familiar.
La Elena rural desaparece paulatinamente para dar paso a la Helena moderna, no solo en el vestir sino también en aspiraciones de estudios y desempeño profesionales, una revolución para ellas.
Aquel día en Cabimas, cuando sus amigos le mostraron ese aviso, solicitándole a la mujer Venezolana incorporarse en el campo profesional, formarse en Salud Publica, cuya oferta incluía residencia en Caracas, alimentación y trabajo, al culminar los estudios, una política dirigida a la mujer, nunca antes visto en el país, sería crucial en su vida. 
Era cierto que desde finales del siglo XIX existía la posibilidad de estudios semi-profesionales como lo era en el campo magisterial, que poco a poco fue absorbido por la mujer desplazando al hombre, al principio tímidamente, por la imposibilidad de la mujer de obtener un título de bachiller por ser el pensum diferente para ellas. En Barquisimeto, una de las primeras maestras fue Bolivia Tovar quien trabajaba en la escuela Leopoldo Torres, allí Helena curso los tres primeros grados, también sus hermanas menores, una alumna sería la madre de Irene Saez, la futura Mis Venezuela 1981. Este contacto con Bolivia Tovar, quien fuera amiga de su madre, le había mostrado el camino de la revolución educativa y desempeño laboral en el campo profesional de la mujer. Paulatinamente, gracias a la entrada de la modernidad, se masifica la realización de la nivelación con el bachillerato, esto permitió darle un gran impulso a la educación femenina, surgen las escuelas de arte y oficios para mujeres en Barquisimeto, una de las grandes promotoras, sería Casta J Riera, creadora del Instituto Mosquera Suarez en 1937, ofrecía instrucción comercial y taquigrafía.        
Simultáneamente en Venezuela existía una intensa campaña para erradicar enfermedades tropicales como el paludismo, liderado por el científico Arnoldo Gabaldón, iniciado durante el gobierno de López Contreras, dándole continuidad todos los gobiernos posteriores. La necesidad de personal calificado es grande, la profesionalización para ejercer en el campo de la Salud Publica es clave en su estrategia, por lo cual se le abre las puertas a la mujer dándoles facilidades de nivelar sus estudios, similar a lo realizado con la profesión de maestras pero en el campo de salud con conceptos novedosos de los campus universitarios de los países desarrollados.    
Cuando sus nuevos amigos la retaron a atreverse, meditándolo se dijo así misma: si Bolivia Tovar lo logró a pesar de su defecto físico, por qué no ella? A partir de allí tomaría las riendas de su vida, desplegando sus alas, su amiga Celina se iría también, finalmente aquella sensación de soledad, de sentir que no calzaba en aquellos patrones establecidos de la perfecta ama de casa, habían conseguido una salida, sería profesional. Se impone su filosofía de siempre, si otros pueden, por qué yo no?
Esta nueva mujer llega a Barquisimeto, al poco tiempo se entera que su hermana mayor nuevamente se regresa de Caracas. La segunda Guerra Mundial había creado una escasez de repuestos automotriz y de automóviles, originando una ola de desempleos, por lo que el matrimonio Anzola-Castro debe volver a Barquisimeto, lo hacen en su primer automóvil, un Ford, comprado por mil bolívares, relativamente barato pues le faltaban los cauchos, pero Pablo tenía unos usados guardados, obtenidos de oportunidad por la crisis. Helena se sumerge en el corre y corre de la compra de la primera vivienda de Mamayu, lo hacen con sus ahorros de Caracas, estaba ubicada en la carrera 19 con esquina de la calle 42, se traen a María Suárez de El Toronal, hija de Elodia Suárez oriunda de Parapara de Río Tocuyo, una de las tantas emigrantes con ayuda de Bartola. María da a luz su primera hija, recién mudados a la nueva casa, nace Judith en el hospital de La Caridad, es el año de 1942, deciden adoptarla debido a que no habían concebido ninguno en su matrimonio. Estando residenciada aquí, Mamayú se relaciona con los hermanos Reyes Yánez, oriundos de Aguada Grande al igual que la familia Castro, dueños de los estudios Capitol, ella se hace una pequeña postal en este estudio antes de su partida a Cabimas, se la obsequiaría a su sobrina mayor, Clementina. Para ese entonces la familia tenía tres grandes soportes, Mamayú en la casa de la carrera 19, Ana Dolores en la calle Comercio y Roselia en Cabimas. Las solteras se rotaban entre estas tres hermanas.
Cuando ocurre el nacimiento de su tercer sobrino, hijo de su morocha Adelina, se desata la tormenta familiar, Helena soltaría una novedad. Todo comenzó con el parto que debió ser atendido por su hermana Ana, la cual estaba en una fiesta en el club Sirio-Libanes donde Martín, el esposo de Adelina, la fue a buscar para avisarle que no conseguían al médico partero, recuerda que a las solteras las mandaron a salirse del cuarto pues no podían presenciar el parto, aquello era un volcán de órdenes. Helena a escondidas, observa aquella escena, nunca olvidaría a su hermana Ana con el brazo lleno de doradas pulseras, las cuales no tuvo tiempo de quitarse, tintineando al chocar entre sí, mientras recibía al recién nacido, momento cuando decide salir de su escondite detrás del escaparate para ayudarla, su hermana horrorizada le dice que no mire, que se salga, entonces Helena suelta la bomba, si puedo ver pues me voy a estudiar enfermería en Caracas. 
¿Cómo? ¿Qué dices? le lanza Ana volteando a mirarla, casi se le cae el bebe de la sorpresa, Mamayu que estaba llegando a la casa, se coloca al lado de Ana para reforzarla, extrañada. Acababa de recibir la notificación de aceptación para formarse como Enfermera de Higiene Escolar, estaba planeando como decírselos, cuando debido a los acontecimientos en desarrollo, intempestivamente se los participa, esta noticia causaría un terremoto en sus hermanas, nunca antes una mujer soltera se separaba de la familia, era el año de 1944.