Entradas populares

miércoles, 22 de marzo de 2017

Capitulo 48: De la prosperidad a la quiebra.

A principios del siglo XIX, el actual municipio Urdaneta formaba parte del cantón Carora, los pobladores mayoritariamente tenían formación militar, temidos por su carácter aguerrido, tan así que no acataban órdenes del gobierno local de Barquisimeto, sus alzamientos eran seguidos por todo el país, determinando la política nacional.
Este municipio que nace como un conjunto de pueblos doctrineros dependientes de Carora, fue un sitio central en la historia de Venezuela, llegando a mediados del siglo XIX a ser más importante que la misma Carora, tal era la relevancia de esta región que los caudillos que deseaban apoderarse del poder político del país se dirigían en primer lugar a tomar Siquisique, su control representaba un triunfo seguro pues era el centro económico y político-militar del país. Así vemos como aquí se protagonizan la guerra federal comandada por Juan Crisóstomo Falcón, la de Guzmán Blanco, la de Joaquín Crespo, la de Cipriano Castro, etc. Hechos poco o nada resaltados en la historia de Venezuela.
En 1856 deja de pertenecer al cantón Carora, pasando a ser un cantón separado, incluso sería una dependencia federal, gobernada directamente a través de una autoridad civil y militar, según decreto dado en Coro el 22 de febrero de 1875, siendo presidente el General Antonio Guzmán Blanco, cuenta la historia que llegaron a tener más de 30 generales en su haber.
El municipio Urdaneta era un territorio con grandes avances, ya en el año de 1844, en el sitio llamado “Santa Lucia”, a dos kilómetros de Siquisique se había establecido la primera hacienda regadiza de caña. Al año siguiente se construyó la famosa trilla para el café en Aguada Grande y en 1846 el primer trapiche en Siquisique, lo cual permitía producir productos procesados como el café trillado y el papelón, de gran demanda en los mercados nacionales e internacionales, aportando aun más riquezas a la región.
Las comunicaciones terrestres eran por las rutas de los arrieros conocidas como Camino Real, que transitaba de Coro a Siquisique, para llegar a Río Tocuyo y Carora, que se comunicaban con Quibor, El Tocuyo y Barquisimeto, poblados con grandes movimientos migratorios y comerciales entre ellos. Existen escritos de la época que lo demuestran “Las mulas cargadas de sal tenían que pagar 8 reales al salir de Coro y 8 más, cada una, al pasar por Carora, vía El Tocuyo”.
Estos viajes se realizaban en bestia, a pesar de que el siglo XIX fue el siglo del ferrocarril y el telégrafo, esto solamente se implemento en unas pocas ciudades, quedando el campo a merced del tránsito a lomo de bestias, a pie o en carretas, realizados a no más de 16 Km. / hora, por lo que estos desplazamientos duraban varios días, semanas e incluso meses, enfrentando grandes dificultades y el riesgo de muerte por diferentes causas como enfermedades o accidentes.
Las bestias eran mulas, burros y caballos en menor cuantía, todos traídos de España, su cría era esencial en la época anterior al automóvil, único medio de transporte tanto para las personas como las cargas, todo hacendado tenía rebaños de estos animales.
El camino real, ruta de la sal, del chivo o del cocuy, como también se conocía por ser las principales mercancías transportadas por este camino, al igual que el contrabando traído de Curazao, negocio muy prospero; partía de Coro, adentrándose por la sierra de San Luís por un camino sinuoso entre montañas descollantes en belleza por su verdor y frescura, con puentes de doble arco de ladrillos que posibilitaban el paso por los cauces de los ríos, construidos desde la Colonia. A lo largo de esta senda existían innumerables caseríos y posadas, que mantenían sus economías con los viajeros, pudiéndose obtener un techo para dormir en chinchorros, comida y agua limpia para asearse, facilitando estos desplazamientos que duraban unos 7 días, saliendo al pie de la montaña de Guacamúco, por la parte norte de Siquisique, comunicando con varios caseríos, entre ellos: Los Planes, Guacamúco, La Cumbre, La Torta, Topeyes, Tinajitas.
Al llegar, los viajeros se encontraba con una casa colonial de bahareque de forma alargada, techada con corteza de dividivi y tejas, con corrales grandes cercados con varas de maguey y cubiertos con paja conocidos como enramadas que le daban un gran frescor, ideal para el acomodo de animales, tenía mucho movimiento por la gran afluencia de personas que transitaban por este camino, generando un constante bullicio de un ir y venir, convirtiéndolo en el segundo parador en importancia por las comodidades prestadas, después del puerto fluvial de “La Aduana” por el sur.
Aquí se conglomeraban los comerciantes con sus arreos de burros o mulas, que bajaban de la montaña cargados con sus mercancías tales como: maíz, caraotas, café, verduras, hortalizas, pieles de chivo, etc. El dueño de la posada hacía gala de su cordialidad y como todo buen anfitrión, siempre compartía con gran algarabía sus palitos de cocuy con los viajeros
Mientras los ayudantes descargaban y les daban pasto a los animales para luego llevarlos al río a que tomaran agua, los dueños de arreos se dirigían al pueblo negociando, ya fuere vendiendo, comprando o realizando diligencias como registros de nacimientos, trayendo algún enfermo par ser recetado, disfrutar de alguna actividad social como las fiestas patronales o religiosas, compromisos con las extensas parentelas o simplemente un paseo por el pueblo o la iglesia parroquial.
Siquisique, considerado una especie de puerto fluvial gracias al majestuoso caudal del río Tocuyo, incluso en el año de 1843 existió un proyecto con presupuesto aprobado para hacerlo navegable hasta las costas de Falcón, el cual no se llego a concretar. En el 2003 una creciente desenterró un barco de vapor, en el sitio conocido como “playa el vapor” confirmando la leyenda del naufragio y de que era surcado por estos buques. Este era un poblado sumamente fresco pues lo cobijaban grandes árboles de cujíes, cedros, caoba, veras, maporas, tamarindos y mamones. Por sus calles siempre había un gran movimiento comercial, estaban salpicadas de pulperías bastante surtidas de: Maíz en concha para hacer la harina “tostá” y las arepas “pelás”, sal en granos de Coro, caraotas, quinchoncho, café, papelón, huevos, templones. Se encontraban otros paraderos más pequeños de diferentes precios, donde además de abastecerse se podía dormir y alimentarse con un plato de comida caliente.
Atravesando el pueblo estaba la calle Comercio por donde se llegaba al río para continuar viaje a Carora. Había que vadearlo, se hacía en el sitio conocido como “el paso de las canoas”, que pertenecían a unos habitantes que tenían un negocio de transporte en lanchones o canoas, para pasajeros, enseres e incluso animales, ellos eran muy diestros maniobrando estas embarcaciones a punta de remo en las turbulentas aguas, evitando las pérdidas de bienes. En este paso existía una casa de tejas, conocida como “El Sorrento”, especie de aduana, con grandes cuartos que se utilizaban para el almacenamiento de mercancías y largos corredores enladrillados donde los viajeros esperaban el turno de embarque, si este se prolongaba por las grandes crecidas del río Tocuyo, podía pernotarse en ellos colgando las hamacas o chinchorros, sirviendo de posada. Al cruzar este paso, se encontraban las vegas de Santa Cruz y Peña Amarilla con pastizales que crecían de forma natural, situadas del otro lado de la confluencia de los ríos Tocuyo y Baragua, perdiéndose de vista el verdor del paisaje, allí los arrieros alimentaban a las bestias.
Al continuar la marcha para llegar a Río Tocuyo se tomaba un camino poblado con grandes casas solariegas, algunas daban hospedaje para descansar y comer, imprimiéndole un gran dinamismo a esta ruta, muy concurrida y prospera debido al intenso tránsito de estos numerosos arreos de bestias, carretas, carruajes y hombres a caballo, quienes mantenían estas economías.  
En Siquisique existían escuelas no solo para varones sino también para mujeres, decretadas por el Ilustre Americano, como era conocido Guzmán Blanco debido a su educación y cultura obtenida en Francia, dándole un gran impulso social y educativo al municipio Urdaneta, por la Ruta de la Sal se traen fonógrafos, pianos, billares, bicicletas, periódicos, etc. En el año 1886 llega la imprenta a Siquisique, ese mismo año circula el primer periódico llamado el “Eco de Urdaneta. En 1890 se inaugura el alumbrado público de la localidad que funcionaba con una planta, entre las 6 pm hasta las 11 pm. El 22 de enero de 1901 es inaugurado el telégrafo.
En 1902 Siquisique sufrió el ataque de la guerrilla al mando de los hermanos Generales Ceferino y Manuel Castillo que venían de Baragua, en este hecho pierde la vida el General Antonio Álvarez que era el Jefe de Guarnición y de Gobierno, cuyo cuartel estaba en la casa denominada la "Patriótica". El 17 de junio de 1903 fue firmado el tratado de paz entre los Generales Lázaro González, Jefe del Gobierno y el General alzado Miguel Gutiérrez, gracias a este tratado vendría la paz y el progreso que necesitaban los habitantes para el crecimiento de sus economías que a partir de este momento se intensifica, ya para las fiestas patronales de Siquisique realizadas en marzo de 1908 es estrenado el primer vehiculo de cuatro puertas como signo de prosperidad local. Un factor que benefició la economía y sus exportaciones fue el auge ferrocarrilero, a través del Ferrocarril Bolívar, en 1916 salieron desde Barquisimeto al puerto de Tucacas, 3.027 kilos de cacao, 201.265 de azúcar, 93.758 de aguardiente, 933.239 de maíz, 4.312.159 de café y 2.776.554 de papelón, todos de producción local.
En el valle de Moroturo del municipio Urdaneta, además del cacao, caucho y el grano del dividive conocido como el grano de oro, también se extraía madera, allí abundaban gigantescos árboles de cedro y caoba, se cuenta que era necesario rodearlos más de 6 hombres para poder cortarlos y luego transportados en lanchones por el Río Tocuyo hasta pasar el “Salto” que era una cascada, continuando en barcos rumbo a España, la madera era tan valiosa como el oro, pues era usada para construir los barcos.
Entre la vegetación de Urdaneta se destacan las propias de regiones xerófilas como el cují, el yabo, la vera , el curarí, la úbeda, el dividive, el buche, el cardón de lefaria, la guazábara, la tuna española, el orégano, el cocuy, el semerúco, la zábila, el sisal, etc. La fauna incluye venados, puercos de monte, conejos, lapas, zorros y chivos. Los reptiles: lagartijas, cascabeles, mapanares y entre las aves se encuentran: loros, palomas, gavilanes, guacharacas, el cucarachero, la chuchuba, el turpial, el cardenal y el cardenalito, una especie de ave prácticamente en extinción, etc. Por otro lado están las montañas de Parupáno con su vegetación exuberante, que incluía caoba y cedro,  contrastando con su clima frió que permitía el cultivo del mejor café suave del mundo, introducido de Europa desde el Siglo XVII.
Es en este municipio donde se residencian a finales del siglo XIX el bisabuelo Teodoro Giménez y posteriormente el abuelo Pancho Castro, trabajaron en el cultivo de la caña de azúcar y del café logrando una gran bonanza con este rubro, era una economía diversificada y sin intervencionismo del estado.
Era la época de oro para el interior del país, predominando sobre la ciudad, tanto en lo económico, lo político como poblacional, con una relación de 65% a 35%, gracias al libre comercio que imperaba en estos prósperos tiempos. El agricultor o ganadero vendía sus productos directamente a los compradores internacionales, recibiendo su valor en morocotas o pachanos, monedas de oro. A finales del siglo XIX la caída del valor del oro acarreó la creación de un patrón internacional, pudiéndose intercambiar todas las monedas con un valor fijado por la paridad con este metal precioso, habían de 10, 20 y de 100 bolívares llamadas pachanos, creados a partir de 1879 cuando se prohíbe la circulación del peso extranjero, las morocotas eran las monedas de 20 dólares americano que circuló gran parte de este siglo. También existían las de ½ y un real de plata de menor valor, así como las de cobre equivalente a un ¼ y un 1/8 de real.
La riqueza quedaba en el campo donde se invertía nuevamente en construcciones de obras, haciendas, viviendas, importación de adelantos tecnológicos y artículos de lujo, bienes o en las compras a los pequeños productores, bodegas, paradores, creando un circulo de estimulo al comerciante de cualquier ramo.
Este auge duraría unos 50 años antes de entrar en una paulatina decadencia a partir de 1935 durando hasta nuestros días.
Actualmente Urdaneta, uno de los 9 municipios que conforman el Estado Lara, hoy de gran pobreza debido al quiebre de sus cultivos, el ultimo fue el de sisal, está dividido territorialmente en cuatro parroquias: la de Siquisique capital Siquisique, la de San Miguel capital Aguada Grande, donde está ubicado El Toronal, la de Moroturo capital Santa Inés y la parroquia Xaguas capital Baragua.




1 comentario:

  1. Estiamdo mis saludos cordiales, muy interesante su trabajo acerca de Siquisique. Me ha permitido contextualizar la Venezuela de principio del siglo 20. Ud. menciona al General Lazaro Gonzalez, estoy buscando informacion acerca de el y su familia. Tendra alguna referencia bibliografica que me recomiende para leer acerca de el ?

    ResponderEliminar