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lunes, 3 de enero de 2022

Duelo entre Sanadoras Capítulo III La Revelación

Llevada por mi atrevimiento, no queriendo desaprovechar la oportunidad presentada, decido invitarla a venir a mi casa, lo cual aceptó y así comenzamos a conversar, al principio, como en todo inicio, dando vueltas a temas locos de mi parte, entre ellos el de mí antepasada sanadora y rosacruz, tal vez por eso un día se decidió a confesarme sorpresivamente que era sanadora. Bueno, le conteste restándole importancia a su revelación ¿Cuál era el problema? yo también lo era pero en otro plano, la medicina.

                                        Una inesperada revelación. Fotografía de JAO

Este descubrimiento me llevo a pensar que este era el motivo de la conexión que sentía con ella, éramos colegas, es más se lo manifesté de una forma coloquial, "somos caimanes del mismo pozo". Que alejada estaba de la realidad.

Generalmente el miedo al ridículo prevalece sobre el desarrollo de cualidades fuera de lo común, lo que pudiéramos catalogar de genialidad y no de locura. Mucho más de tratarse de estas personas las cuales por culpa de algunas que navegan en el campo de la estafa, del engaño deshonesto para obtener dinero, le dan esperanzas imposibles de cumplir a los ingenuos, siendo calificadas como falsas.  Debido a este motivo muchos de ellos se inhiben a pregonar sus dones que a pesar de ser genuinos se ven obligadas a ocultar.

En la época que trabajaba en un hospital de mi ciudad, un día un amigo médico me pidió que lo acompañara como testigo para realizar una investigación para constatar los servicios de una sanadora sobre una paciente que según iba a ser operada por esta mujer con ayuda de un espíritu de un famoso santo de la localidad, este acto se llevaría a cabo en un pueblo de un estado cercano, aproximadamente a 45 minutos de distancia. Nos dirigimos al lugar, una granja donde criaban chivos, nos acomodamos en un sitio estratégico para presenciar el episodio, la mujer acostaba al paciente en cuestión, ejecutando una especie de ritual, a continuación esta quedaba como hipnotizada mientras la sanadora usando sus manos como si fueran un bisturí realizaba una supuesta incisión en el área en cuestión, hasta sangre se veía fluir, luego teatralmente extraía un tumor que mostraba a los presentes, inmediatamente procedía a cerrar la herida pasando una gasa, asegurando que la cicatriz desaparecería y ¡Oh, milagro!, después de limpiar el sitio de la intervención no quedaba ni rastro del supuesto corte. Debido a que la paciente, una cuadripléjica por fractura de la columna cervical al lanzarse de cabeza en una piscina poco profunda, cuya madre de gran poder adquisitivo, muy amiga del médico a quien acompañaba junto a otro médico familiar de ellas, los tres compañeros de trabajo, quienes andábamos de anónimo sin delatar nuestra profesión, pasando por personas comunes, cuya misión era impedir que fueran estafadas; así que inocentemente le solicitamos a la sanadora que nos diera el tumor extraído para llevárnoslo de recuerdo, complaciendo la petición, lo colocó en un frasco con formol mientras aseguraba que la joven pronto volvería a caminar. Los tres nos miramos, sabíamos que eso era imposible y así fue. Al tumor se le realizó una biopsia para determinar que era, resultando ser testículo de chivo.

Por esta mala fama que generalmente precede a las sanadoras, reconocer y proclamar a los cuatro vientos serlo, implicaba un alto riesgo, mas tratándose de alguien que prácticamente acabas de conocer, me extraño enormemente su revelación porque sabía del rechazo de la sociedad hacia las personas diferentes, incluido la propia familia, que tiende a catalogarlas como desquiciadas o chifladas. Esto lo había experimentado en carne propia, pero por la forma de pensar y decir las cosas abiertamente, sin discreción, sin importarme el qué dirán, prefería estar sola que mal acompañada de personas aburridas, insípidas, encerradas en sus rígidos paradigmas sociales propio de la época victoriana del siglo XIX donde imperaba la doble moral aún vigentes hoy día, apegadas a normas del buen comportamiento, de moralidad, de caridad cristiana que solo cumplen mientras las ven pero, en la obscuridad son totalmente diferentes, tipejos que abundan en este mundo, hipócritas que no te dejan nada, más bien agotamiento ante tanta vaciedad, llegando al extremo de no ser capaces de abstraer que sus fracasos o sufrimientos se deben a su forma de ver la vida de manera tan errada sin relación con la realidad; sin embargo como les gusta decir que no es su culpa sino de los demás y para colmo exigen que las almas libres se repriman, sean infelices, frustradas, amargadas al igual que ellos. ¡Que desfachatez tienen!. 

A comienzo de mi carrera de medicina, por esas cosas del destino, debido a un cambio en el pensum de estudio, nos asignaron por primera vez una nueva materia, la sociología, nuestra profesora nos explicaba que en realidad existen muchos más genios de los que se manifiestan pero las sociedades tienden a reprimirlos, anularlos hasta lograr convertirlos en personas anodinas, mediocres, todo por un instinto de conservación, de mantener el status quo. Siempre me revele contra estas fuerzas ocultas de la humanidad, pero había que  pagar un  precio, la soledad, el aislamiento social. ¿Acaso estaba en presencia de una persona singular?


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