Así poco a poco surgían nuevas situaciones que me incitaban a tener que aceptar otras facultades en Karla, que sumadas a las anteriores conocidas de ser sanadora y psíquica, me llevaban a nuevas revelaciones tales como las de ser clarividente y armonizadora, pero esto era solo el comienzo de sus impactantes confidencias que me sumergirían en su asombroso mundo.
En relación al aguacero recién caído en el cual vaticinaría el momento en que ocurriría, se asociaría otro suceso, resulta que el día anterior en cuestión, en una casa contigua a la de ella, unos jóvenes habían realizado una ruidosa reunión dejando la calle llena de colillas de cigarrillos que debido al viento generado previo a la lluvia fueron arrastradas hasta su casa, depositándose un cúmulo en su entrada, ensuciándola lo cual le causó una gran molestia porque recién había limpiado el frente de su jardín, ella me lo comenta explicándome que ya eran varias veces que esos jóvenes vecinos la perturbaban a altas horas de la noche colocando música a todo volumen. Ante el desagradable y repetitivo suceso le recomendé dos alternativas, o el reclamo áspero y frontal, siguiendo mi estilo o hacerse pasar por una bruja como lo hiciera mi antepasada del siglo XIX, pareciéndome que esto último calzaba a la perfección debido a que ya empezaba a sospechar que ella lo era, solo realizando unos pequeños cambios a esta historia para adaptarla a su situación actual, le expliqué que recogiera todas las colillas, las introdujera en una lata y las quemara mientras pronunciaba algunas frases inentendibles simulando un conjuro, procurando que el humo estuviera a favor del viento para que se lo llevará hasta la casa de la vecina y se molestará con el desagradable olor emanado, igual que le ocurrió a ella, como dice mi primo, yo como siempre “llena de odio”. Es más, le doy un ejemplo práctico que describía en una escena de mi libro “La Dama Invisible”, sin imaginar que también escribiría otro con aquellas maravillosas vivencias, narrándole el pasaje en el cual mi bisabuela, la sanadora, ante la llegada de los militares que venían a realizarle una nueva requisa en su casa, destruyendo todo a su paso para someterla, aconteciendo lo siguiente: “… vestida de negro, desarmada y sola ante la puerta de su casa con aquella mirada que lanzaba un fuego amenazante, les expresa: regresen por donde vinieron antes de que les arroje un maleficio. Cierra los ojos y comienza a hablar un idioma desconocido, los soldados quedan desconcertados, conocen lo que se dice de su don de espiritista, su poder de lo sobrenatural, creen descifrar la causa de su desafío, repentinamente una fuerte brisa corre en el lugar, levantando a su paso una gran polvareda, azotando su cabello contra su rostro y agitando su falda violentamente, temerosos uno de ellos ordena la retirada inmediata, saliendo rápidamente de allí”.
Luego
de finalizar esta breve historia, llevada por mi desparpajo, mi atrevimiento,
le envió una imagen de una hechicera haciendo un conjuro, a lo cual Karla me
responde: ”Jajaja, igualita” y continua “lo pensé pero imagínate, que me
empiecen a llamar La bruja de la calle 13. No, no, no, no me gusta eso,
jajaja”.
A
continuación le pregunto: ¿Entonces hiciste lo otro que te dije? A lo cual me
aclara que no quiso hacer un reclamo, pues “soy armonizadora, la lluvia se
encargó de eso, y limpió”, otra confesión más. Pero ¿Qué es eso de “soy
armonizadora”? Recordando que mi bisabuela Bartola también lo era, razón por la
cual las personas la buscaban llegando incluso a asediarla sobremaneramente,
debido a este don de lograr acoplar los diferentes intereses entre los
individuos, que se refiere a conseguir poner a dos o más personas o cosas de
acuerdo, en concordancia, intentar coincidir los intereses de todas las partes,
mediante la meditación o canalización que busca detectar energías densas o mal encauzadas, dirigidas a corregir circunstancias emocionales, mentales, físicas
o psíquicas, tanto en el aura como en los chakras para alcanzar una mejor
calidad de vida, además contribuye a aliviar el estrés, la ansiedad y la
irritabilidad entre los involucrados.
Pero sus confidencias no quedaron ahí, prosigue activo el WhatsApp
llegándome el siguiente mensaje críptico, refiriéndose aun al aguacero de esa
madrugada, “Yo estaba despierta. Gracias a Dios, a mí me encanta la lluvia,
para que limpie los ambientes”. En esta parte de la conversación caigo en
cuenta del mensaje subliminal del uso en plural de la palabra ambiente y le
pregunto, “¿Los ambientes, 3ra y 4ta dimensión?”. Había caído en su trampa. El remedio fue peor
que la enfermedad pues la impulsé a aclarar, “Me refiero que el ambiente de por
aquí está pesado. Y como decía mi abuela, es buena la lluvia para que limpie
las energías pesadas y negativas de los ambientes y alrededores. Al menos yo lo
siento”. Me quedo pensando, nuevamente estoy sorprendida, dentro de mí una voz
interior me decía que algo no cuadraba en esta explicación de “ambientes” y “sintió”
las energías, era evidente el anzuelo que me estaba lanzando pero decido llegar
hasta allí y dejarlo así, cierro el Whatsapp.
Sin embargo la curiosidad me embargaba, ¿Qué quiere decir que
“sintió”? decido investigar algo en internet, leo que se refiere a ese don de
percibir extrasensorialmente otras realidades del plano espiritual a través de
sensaciones trasmitidas al plano psíquico, sin intermedio del lenguaje ni
definiciones del que, como o cuando, algo indefinido, intangible, que puede
provenir de un ángel o las vibración de otra persona o de un evento futuro que de
alguna forma se manifiesta, que va más allá de los cinco sentidos físicos, por
ejemplo como en Karla: “sintió que el ambiente se limpió”. En la población en
general podemos constatar uno muy común de
escuchar, es el de “siento que algo va a pasar”. Entonces comienzo a interrogarme:
¿Acaso todos tenemos este don y no estamos consciente de ello? Y si es así ¿Hasta
dónde llegan nuestras facultades psíquicas?
Al terminar este análisis me doy cuenta que estoy ante una persona
con ciertas facultades psíquicas, fue como mucho, algo más complejo y profundo.
Evidentemente no estaba preparada para conocer los secretos de Karla en ese
momento. El tema me inquietaba, obviando la cuestión de fondo de ser cierto o no,
algo en lo más recóndito de mi mente se preguntaba: ¿Qué estaba pasando realmente?
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