Detectar una persona diferente no tiene precio, así que comencé a hacerle un examen lanzando ideas para aclarar mis dudas, sin darnos cuenta o por lo menos así lo creía yo, se entabla un duelo entre ambas, dos sanadoras de dos planos diferentes, el espiritual y el físico o mejor dicho, la tercera y la cuarta dimensión enfrentadas, después me enteraría que en realidad era con la quinta dimensión. ¡Qué increíble!. Pensaba que llevaba la ventaja por tener la ciencia de mi lado, pero poco a poco fui descubriendo lo equivocada que estaba.
Karla me revelaría el don que tenía de inducir a las personas a
entrar en contacto con lo mejor, pero también con lo peor de uno, el lado
oscuro que está allí pero que ocultamos y nos hacemos la ilusión que no existen,
tus monstruos o heridas que te hacen daño. Había que tener valor y humildad
para reconocerlo y ella manejaba la mente humana muy bien, sus técnicas eran muy
parecidas a las de un Psiquiatra o un Psicólogo, de lo cual estaba consciente debido
a mi experiencia como médico, percatándome cuando ella sutilmente guiaba
nuestras conversaciones al campo que le convenía, lo permitía. Necesitaba dilucidar
a donde quería ir.
Así mis incógnitas fueron creciendo aún más, ¿Cuál era su
motivación, la razón para aceptar estas charlas, ¿Ser la sanadora de mi cuerpo
o de mi espíritu o peor, de mi mente?. A pesar de estas dudas me dejo llevar
por las circunstancia, algo parecido a cuando uno está en la orilla de una
playa bañándose, disfrutando del suave oleaje, a sabienda de que en cualquier
momento todo puede cambiar y si no estás preparado para un revolcón puede ser
frustrante.
Comenzaré a contarles por el principio esta peculiar historia y a
donde me condujo: lo primero que sucedió en nuestras conversaciones fue una
pequeña discusión sobre el tiempo,
parecía que iba a llover esa tarde, teníamos un ardiente verano, muy caluroso,
con una sequía que se prolongaba más allá de lo esperado. Hablando sobre este
fenómeno, le hago notar la presencia de unas nubes grises que parecían
presagiar una lluvia inminente, realizo este vaticinio queriendo quedar como la
gurú del tiempo, Karla se inclina ligeramente para mirar el cielo y dice, no va
a llover en este momento, no será hoy,
¿Qué, cómo?, ¿Se arriesga a predecir hasta la hora?. Asociaba que
hacía lo mismo que yo, blufear, pero con una apuesta más alta. Eso pensaba,
después me di cuenta que no era así.
Aproximadamente a las cuatro de la mañana comienza a caer tremendo aguacero con truenos y
relámpagos, me despierto y veo la hora en mi celular, 4 am. Al día siguiente le
escribo por WhatsApp, “llovió ayer, no te equivocaste. Y sigue lloviendo” un
mensaje de pura cortesía, jugando con el tiempo con el fin de confundirla y no
notara que había fallado en mi pronóstico, pues siempre dude de su poder de precognición
a pesar de que no era la primera vez que los confrontaba, Karla no me perdona y
recalca: “No”, refiriéndose a que no había llovido en el día como yo había
dicho y queriendo rematar, continúa: “Empezó a llover a las 4 de la mañana”. Me
embarga una extraña sensación al notar su seguridad ante lo acontecido. ¿Realmente
lo sabía? O de alguna manera logró que así sucediera? La leyenda trasmitida de mi
bisabuela la sanadora y rosacruz, relataban el poder que tenía para hacer que lloviera
sobre las cosechas de mi abuelo, su hijo, pero nunca las tome en serio. ¿Acaso estaba
en presencia de alguien similar?
Más tarde me arriesgo a vaticinarle que un hecho político
ocurriría en los próximos días, entonces ella me preguntó: ¿Quién dice eso?, le
contesto usando algo de autóritas, “no dejes que la desesperanza te arrope”.
Karla responde: “Ajaaa, estas organizando una revuelta siguiendo los pasos de tu abuela”, obvio la alusión a mi antepasada
y le digo: “mis predicciones comienzan a ser vox populis. Vamos a salir de esto
y verás un despertar de la conciencia colectiva” afirmación que efectúo por mis
conocimientos en política, incluso era comentarista por Twitter con cierta
relevancia. Realizar esta acotación fue guillotina para mi pescuezo porque le
di pie para seguir en el tema, creo que adivinó mi incredulidad, no era difícil
hacerlo mi actitud era más que obvia, entonces
remata sin ninguna consideración: “Okey. Aunque para mí, no hay ni habrá nada…
acuérdate que soy medio psíquica”. Cuando sumé estos dos hechos, caí en cuenta
que Karla trataba insistentemente en decirme algo que yo no quería escuchar.
Mi facultad de observadora, adquirida desde niña, un hecho que
puede ser fortuito o por circunstancias de la vida como me sucediera debido a las
múltiples cirugías que me obligaron a estar en cama mucho tiempo, llevándome a
desarrollar esta capacidad que luego perfeccionaría debido a mi profesión. Esta
habilidad que es propia de la naturaleza humana, se nutre a través de los cinco
sentidos, a saber: vista, oído, gusto, olfato y tacto de los cuales se obtiene
información del mundo real para sacar deducciones, muy diferente con el don de
la premonición de Karla, asociado a cuestiones místicas o a un poder para ver
el futuro otorgado por la Divinidad; término que es usado para referirse a
cualquier Dios o Dioses en los cuales las personas crean, dependiendo de la
religión que profesen, como la hindú que tienen muchos dioses, incluso en diferentes
formas de animales.
Las experiencias vividas con Karla, a medida que pasaba el tiempo,
se hacían más complejas, notaba no solo la conocida por todos, la llamada premonición,
pero en ella había algo más, era la clarividencia, llegando a sentir en varias
ocasiones como si estuviera viéndonos desde la distancia, situada detrás de un
velo, percibiendo lo que sucedía en mi hogar, por ejemplo un día que le
pregunte cortésmente por WhatsApp en la mañana que como estaba, a lo cual
respondió: Bien, sabroso con esta lluvia, y ¿Tú? Sin dejarme responder, agregó:
¿Congelando? Jaja, ¿Cuál frio?, jajaja. Y Santy, ¿Acurrucado?. Tal cual había sucedido, mi nieto y yo somos
muy friolentos. Le pregunte: ¿Por dónde estás mirándonos? Produciendo en mí nuevamente
aquella extraña sensación. Después llegó a sugerirme, con 24 horas de
anticipación, de la compra de una piscina inflable para mi nieto, hasta la foto
me envió, lo hace como una recomendación para entretenerlo, cuando mi hija,
quien no estaba enterada de nuestra conversación, llegó con la misma piscina, fue
impresionante. ¿Acaso estas revelaciones perseguían un fin? ¿Quería que creyera
en sus dones?.
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