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jueves, 10 de octubre de 2024

El Confesor del Diablo

 

Llegado un momento en la vida en que comencé a meditar sobre la maldad, a dudar sobre su existencia y, si se puede ser malo o no, o solo es un cliché impuesto para el control social. Así que decidí adentrarme en este tema, comenzando por intentar hacer una categorización para definirla en algunos objetos y/o seres vivos.

Vemos como una comida, un animal o una persona pueden ser malos. En los dos primeros casos es relativamente fácil identificar esta cualidad, pero en los seres humanos se complica por la entrada en juego de la estupidez, pudiéndose confundir con ella pero existe un detalle que permite diferenciarlas. El auténticamente malo busca obtener algo a cambio de su diabólico proceder, en cambio el estúpido no persigue ningún objetivo, su obrar puede llegar a beneficiar a otros pero jamás a sí mismo.     

Desde el punto de vista social, existen ciertas acciones, tales como el deber de saludar, de hablar en voz baja, no interrumpir cuando otro habla, abstenerse de opinar sobre temas escabrosos, mucho menos detectar las miserias de las personas y si por accidente lo haces, no cometer el imperdonable error de señalarlos, debes hacer lo imposible por pasar desapercibido para no correr el riesgo de ser tipificado como una mala persona.

Es asombroso como un público, más o menos numeroso acentúa esta pretendida censura en la población que abarca los años dorados, una forma poética para evitar usar el peyorativo termino de viejo, a quienes se les solicita guardar un amable y discreto silencio, estableciéndolo como el comportamiento adecuado para esta edad, pero, aquí viene el primer y pequeño detalle de este paradigma, esto es de carácter obligatorio, pues, las exigencias son un decreto inapelable ya que de lo contrario, estos cabezas plateadas son calificados perpetuamente como imprudentes y mal pensados, sentenciados al ostracismo, sin poder apelar ni solicitar una reducción a esa condena.

Preguntándome si existe una asociación real entre ser franca y atrevida al hablar de temas censurados, además de irreverente al no cumplir con ciertas normas sociales, simplemente por no sentirlo necesario, con el hecho de ser mala o, se trata de algo impuesto a determinadas personas que coincidencialmente son las que se aventuran a decir lo prohibido sin tapujos, con total libertad, pareciendo ser dueños de la verdad. Notando que puede ser una muestra de poder en unos o un estigma en otros, dependiendo de cuan alto estés en la cadena alimenticia del grupo social al cual perteneces. Si estas abajo, eres imprudente, pero si estas arriba, eres filósofo, una especie de oráculo. Esta forma de proceder provoca miedo, ya que a nadie le gusta palpar la dura realidad a las consecuencias de sus opiniones, que motivan el ataque feroz a los que se permiten ser.

Debido a esta reacción colectiva, darse permiso de hablar a calzón quitado no es fácil, pues debido a la censura social, muchas veces se cae en el dilema de ser un mal pensado por culpa de ese don de discernir la realidad que está allí a la vista de todos y expresarlo te convierte en un malévolo ser, una tipificación difícil de sobrellevar. Particularmente a veces el silencio de alguien es un grito de advertencia de la existencia de un agujero negro, debiendo descifrar su contenido y no soslayarlo.

Todo esto viene a raíz de una vivencia donde al negarme a hacer un “favor” por ir en contra de mis principios, inesperadamente me encontré frontalmente con la medusa de la maldad, y comencé a dudar, ¿Pero cómo era posible que esa persona que conocí como correcta y sensible cambiara tanto? o ¿Será que estoy equivocada y la mala soy yo?.

Entonces abordé la posibilidad de que el mal estuviera en mí y fuera la encarnación del Diablo. Estando en estas elucubraciones, me dije: ¡Bueno!, si ser analítica o mejor dicho mal pensada como dicen, se califica de esta manera, entonces si lo soy. Lo peor es que sentía placer de serlo, pues, al igual que el Diablo, busco relacionarme con seres inteligentes y libres pensadores, lo que dio motivo a la historia de la debacle en el cielo entre Dios y Satanás, que les narraré más adelante.

Era más que evidente que en esta categorización, intervino mi ego, pues si era mala no podía ser menos que el Diablo. Dándole vueltas al asunto de si sí o de si no, decidí buscar el concepto de maldad pero me encontré con un enredo espantoso, no era posible despejar mis dudas solo a través de la información existente, por lo que resolví consultar con alguien para ventilar mis patrones de valoración, en fin un Confesor, creyendo que me permitiría llegar a un veredicto sobre de si había algo de verdad en lo dicho sobre mí y de ser así entonces tratar de corregir esto. Aunque dicen que la gente no cambia, se camufla. En fin, es difícil pero posible, mientras haya vida, se puede, pero, ¿Cuál tipo de vida?. Vida como tal, es pasión, es error, es búsqueda, es encuentro, es ser, es pecar.

El individuo requerido para despejar mis dudas existenciales, no podía ser un mojigato, al llegar a esta primera categorización, imprescindible para aclarar el meollo, caigo en cuenta que eso que la gente clasifica como destellos desagradables en la forma de expresarme, a veces algo o mucho, tal vez ególatra, estaba irremediablemente haciendo acto de presencia tempranamente en mi escrito, pero bueno puedo explicarlo y se debe a que al calificarme como un Diablo o Diabla, el que vaya a analizarme debía por lo menos estar a la altura, ser malo, muy malo, una especie de Confesor del Diablo, nada pusilánime ni hipócrita. Creo que este intento de esclarecer lo que quiero decir, quedo peor, pero en fin sigamos.

Coincidencialmente suena el teléfono y leo en el identificador que se trata de alguien quien llenaba las características que necesitaba para calmar mi atormentado espíritu. Contesto y luego de un breve preámbulo tratando de minimizar mi maldad, le digo a boca de jarro que quería su opinión sobre algo que me acababa de ocurrir:—¿Será que soy mala, la encarnación del Diablo por pensar así de esa persona y negarme a su requerimiento?. 

Sorpresivamente el Confesor me responde:—¡No lo eres, es tal como lo dedujiste. Pienso que más bien te quedaste corta!.

Ante esta intempestiva respuesta, quedo sorprendida, el Confesor me había sobrepasado en la escala de valoración, era peor o mejor dicho, era mejor que yo, inteligente y eso me llenaba de egoísta satisfacción, no estaba sola en aquel hipócrita mundo social. 

Permítanme contarles los resultados de mi investigación sobre este tema, debiendo empezar por aclarar la importancia de la inteligencia, la cual está íntimamente relacionada con la historia del Diablo y la maldad, aunque usted no lo crea así es, busquemos cual es la razón, su origen.

Según algunos escritos se dice que el verdadero nombre del diablo cuando era un ángel del cielo, era Luzbel o Lucifer cuyo significado es el “Portador de Luz”. Si, así mismo es, el Diablo en una época remota fue un Ángel, nació siendo bueno, un ser de luz, entonces, ¿Qué paso?, ¿Por qué se volvió malo?, ¿Fue a motus propio o por culpa de alguien o de algo?.

Dicen que todo comenzó por sentir envidia de que los seres inteligentes, considerados seres superiores, adoraran a Dios, y que el grupo que no pertenecían a ellos, los que no habían evolucionado aun, eran lo que estaban con él, hablando sin tapujo, que los escasos de mente eran sus adoradores y ahí comenzó el problema de su gran malestar, no sentía placer de la veneración de los no pensantes, además de ser una calificación despectiva para sus seguidores y discriminatorio para él, lo cual no podía tolerar, razón por lo que decidió revelarse.

Lo primero que hizo fue cambiar su nombre a Satán o Satanás, el Adversario, el tipo del mal camino, encargado de hacer pecar a la  humanidad tentándolos y así atraerlos al infierno, el lado obscuro de la luna, su paraíso inverso. Debido a este mal proceder, San Miguel Arcángel se ve obligado a expulsarlo del cielo, de ahí viene la imagen de este Ángel con una espada en la mano y un dragón, que representa a Satanás, dominado a sus pies. Lo más sorprendente de esta historia es que se dice que Lucifer es el hermano menor del Arcángel Miguel, considerado el Ángel más poderoso del cielo solo superado por Dios, la Oscuridad y la Muerte, en cuarto lugar estaría este Arcángel y en quinto Lucifer, constituyendo los cinco poderes más grande del Universo. 

Cuando este último emigra del cielo, siendo la primera diáspora que se conoce, se lleva a seis seguidores llamados demonios, para  formar un equipo de trabajo unidos por su afinidad en gustos, ellos eran: Lujuria o Asmodeo, Gula o Belcebú, Avaricia o Mammon, Pereza o Belfegor, Ira o Amon, por ultimo estaba Envidia y Soberbia u Orgullo, o sea Leviatán o Lucifer, el más poderoso de los malos, el jefe o el capo. De aquí surgen varias leyendas colaterales, la existencia del Infierno y los conocidos siete pecados capitales, pero esto es un tema aparte. 

Sin embargo existe otra teoría, menos simplista que la anterior, que afirma que este ser, supuestamente diabólico no era tal, que en realidad era un Ángel designado por Dios para realizar esta labor, que ningún otro quería hacer por la cuestión del bajón del nivel energético que acarreaba esta misión, sucia y desagradable, que además debía actuar como un agente encubierto, anónimo, por lo que siempre sería denigrado, vilipendiado, catalogado como el malvado de la historia, siendo que, más bien deberíamos admirarlo por su sacrificada labor y tener un lugar en los altares.

Llegando a este punto me encuentro con un tema que pensaba era sencillo pero resultó no ser así pues existen dos versiones del Diablo, el tipo malo por celos y envidia que desea hundir en su infierno de los siete pecados capitales a los seres inteligentes, que son los que valen la pena. El otro Diablo, un ser altruista, que se sacrifica para alcanzar un bien mayor, la evolución de los que no estaban dotados de sabiduría natural, los menos inteligente, hablando desde el punto de vista emocional, llevarlos a transformarse en seres superiores. En fin, aunque parezca paradójico, el bien solo se puede visualizar a través del mal y solo el mal te permite llegar al bien.

Me debato entre estas dos posiciones, el altruista y el perverso, con objetivos diferentes, el Diablo malo que busca atraer a los inteligentes y el Diablo bueno que trabaja sobre los menos iluminados para que evolucionen, complicándome el marco conceptual de “ser malo”. Decido quedarme con el infame avieso pues tiene más sustancia, accesible a nuestra “humanidad” más fácil de analizar o comprender.

Cuando ya iba a dejar de escudriñar en el tema, choco con un detalle que viene a enredar más este panorama y es la existencia de una Biblia del Diablo. Entonces cayendo en el pensamiento racional, si existe una Biblia de Dios, por lógica esta otra no podía faltar.

 Esta Biblia llamada el Codex o Código Gigas o Código de Satanás o del Diablo, considerado la octava maravilla del mundo por ser el manuscrito medieval más grande conocido. ¿Más grande conocido?, de ser así, me digo a mí misma que este libro debía contener todas las representaciones de la maldad, un texto lleno de fórmulas censurables, ejemplos didácticos de como pecar, algo así como el Kama Sutra pero con más sazón debido al secretismo que lo rodea, permaneciendo oculto al público, pero resultó que no era así, como siempre yo de mal pensada y lo que conjeturé no llegó ni cerca de su contenido.   

La Biblia del Diablo es una rica mixtura de textos que abarca desde la Biblia cristiana, textos bíblicos proscritos por la Iglesia, encantamientos mágicos, brujería blanca, recetas medicinales naturista, antiguos tratados médicos científicos, ciencia en general, filosofía, los sabios escritos de Salomón y otros datos como censos poblaciones, razón por la que fue considerado como un compendio que abarcaba el conocimiento del mundo, de todo cuanto se escribió, una especie de arcaico Google, un buscador de la época antes del internet.

Esta revelación me deja sorprendida, ¿Acaso se trata del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal que se nombra en el Génesis y cuyo fruto se le prohibió comer a Eva y Adán?. ¿Por qué a este compendio de conocimientos se le catalogó como Biblia del Diablo, acaso  el conocimiento era proscrito?, ¿Acceder a la sabiduría pura, sinceridad absoluta acarreaba una amenaza?. Aquí mi primera conclusión, el conocimiento es liberador y poseerla te convierte en un ser independiente.

Se dice que el autor de este texto demoníaco fue un monje Benedictino, los conocidos monjes negros, llamados así por el color de sus hábitos, de donde según la tradición cristiana provendrá el Papa del fin de los tiempos, el famoso Papa negro del Apocalipsis. Según este libro fue escrito en solo una noche con ayuda del Diablo. Esta maravilla aún existe y está en la Biblioteca Nacional de Suecia. 

Este súper compendio viene a complicar el panorama, pues el tipo que supuestamente es el más malo del Universo tiene un texto donde están contenidos todos los conocimientos de la humanidad, sin catalogarlas como buena o mala, ni censura, entrando a jugar el libre albedrio. Pero entonces aquí entra la siguiente duda: ¿Cuál de los dos Diablos la escribió?. Pareciera que es el Diablo bueno ya que este persigue la superación y esto se logra con conocimiento, no hay otra manera.

Continuando con la lectura, encuentro que en el Libro del Génesis se describe a un querubín que permanece junto a las puertas del Edén con una espada ardiente para evitar el acceso de los humanos al Árbol de la Vida o el Árbol del conocimiento del Bien y del Mal, también conocido como el “Libro de la Vida”, que aparece mencionado en el Antiguo Testamento como el que contiene el nombre de los vivos y del que son borrados el de los muertos. ¿Por qué es tan importante evitar el acceso a ese misterioso Árbol? ¿Acaso el que posea el conocimiento obtiene la vida eterna, el Paraíso?, ¿Podemos deducir que el conocimiento es vida?. ¿O hay algo más profundo?.

Al llegar al “conocimiento” debemos señalar de donde nace este concepto y aquí aparecen los cátaros, una antigua sociedad, especie de ONG o sea una organización no gubernamental, independientes de la Iglesia Católica o mejor dicho con conceptos diferentes a los oficiales, tales como la forma de redimir el pecado, para ellos esto exigía un conocimiento (gnosis) del mundo espiritual y así poder cambiar el mundo material que obstaculizaba la salvación. Ellos afirmaban que el Universo estaba formado por dos sectores, uno espiritual creado por Dios, compuesto de cielos y almas y, el otro, el plano físico creado por Satán, donde imperan las guerras, el odio, la maldad y regido por la Iglesia Católica. Para ellos estas dos deidades estaban en eterno conflicto, contrapuestos e iguales de poderosas.

Esta visión se plantea en un libro apócrifo llamado “La cena secreta”, donde se explica que el Universo está poblado de entidades espirituales y eternas, fruto del amor de Dios; en el cual surge Satanás llevándole la contraria, tentador y malvado, un pecador que cae derrotado por este Dios bueno. Sin embargo, la Misericordia Divina que no conoce el rencor, accede a que Satanás creara el mundo terrenal, permitiendo incluso la encarnación de sus seguidores espirituales en humanos. Dada que los ángeles encarnados a pesar de ser malos eran de origen divino, se negaban a procrear, salvo el ángel con identidad de mujer que Satanás logró tentar empujándola al acto sexual y luego ella usando sus dotes, una de esas era la lujuria, atrae al hombre.

Para los cátaros, el Dios descrito en el Antiguo Testamento era realmente el Diablo o sea que el verdadero creador del mundo era el tipo malo; de esta forma podían explicar sus cualidades de Dios celoso, vengativo, sediento de sangre reflejado como Dios de la Guerra en este libro. Para ellos el pecado nace en el cielo por la envidia de Satán, quien origina al mundo material que surge de por sí malvado. En este contexto, Eva sería inocente de ser la autora del pecado original, pues no existiría en este mundo que nace de por sí pecador y ella sería simplemente un producto del entorno que se crea malo, una más entre los malos.

En cambio para la Iglesia el Edén fue creado por Dios como un mundo perfecto libre de pecado, pero por culpa de Eva, conducida de las manos de Satanás, cae en el pecado conocido como original, convirtiendo al Eden en zona proscrita, una especie de Chernobil. Entonces me pregunto, ¿Original de qué? si era cuestión de sexo, esto es más viejo que Matusalén. Vemos como para las creencias religiosas, la mujer siempre tiene la culpa, una teoría machista, pero bueno, era la época.

Estos libres pensadores creían en la reencarnación e introducen otro elemento novedoso al afirmar que se trataba de un eterno proceso evolutivo del autoconocimiento espiritual o la verdad o gnosis, hasta que las almas sean capaces de tener una visión de la Divinidad, la verdadera esencia del ser, permitiéndole escapar finalmente del mundo terrenal y poder elevarse al paraíso inmaterial, por lo tanto no hay infierno, solo sucesivas sufridas vidas terrenales hasta alcanzar la iluminación.

Para los católicos, la fe en Dios te redime del pecado, te salva del infierno donde solo prevalece el castigo, una dimensión o lugar de fuego y torturas por la eternidad. Una visión fatalista.

Estando a estas alturas detallo que no solo hay dos versiones de la Biblia y del Diablo, también hay dos versiones de la creación, dos Eva, dos lugares de nacimiento del pecado, dos infiernos, dos Paraísos y dos formas de alcanzar el Cielo.

Es también evidente que hay dos Árboles del Bien y del Mal, por ende se origina una pregunta, si el mundo material del Génesis conocido como el Edén fue creado por el Diablo, entonces El Árbol del Bien y del Mal, ¿Quién lo creo?. Y yendo más allá, ¿Qué función tenía su presencia en cada Paraíso?.

En la versión de la Creación hecha por Dios, El Árbol del Bien y del Mal está allí para probar al hombre a través de una serpiente enroscada en su tronco, que representa al Diablo, el cual le realiza una tentadora e irresistible oferta a Eva, una especie de prueba para ser admitida en el Edén. La mujer no la rechaza debido a su naturaleza femenina de compradora compulsiva que se lo impide y así sería por siempre para castigo del hombre. Pero ¿A dónde se iba en caso de violar la norma, acaso al Infierno?. Es evidente que este Árbol estaba para enredar la relación entre Dios y el Hombre.

En la otra Creación, la hecha por el Diablo, el Árbol sería colocado allí por Dios para abrirle el camino a la luz al Hombre a través de la gnosis, en este caso Dios le complica la vida al Diablo.

Entonces tenemos que el conocimiento es un elemento clave en ambos casos, en uno se revela la irresistible y diabólica sexualidad, en el otro está la fórmula para la superación o avance espiritual. 

Para concluir, la búsqueda del conocimiento te suministra la capacidad de discernimiento de la verdad que te permite tomar decisiones asertivas, ser un individuo pleno y además tener el valor para proclamarlo. 

Vaya que se necesita valor y mucho para hacerlo, sobre todo hoy en día que enfrentamos una sociedad complaciente y de cómplices que solo persiguen  oscuros  fines de pura maldad. Y esto es tan cierto que tanto los grupos religiosos o gobiernos que buscan  someter a un pueblo, lo primero que hacen es acabar con la educación y la verdad. 

Finalmente hay un dicho popular que dice: ¡La verdad te hará libre!. 

  

martes, 6 de agosto de 2024

Plebiscito del 57, una historia viva.

Era plena navidad de 1957, mi madre Helena se encontraba leyendo los encartados que traía la prensa con las ofertas, buscaba que comprar para los estrenos y el niño Jesús de su hija de 5 años, tiene la radio encendida, escucha Radio Cultura y en el programa el Hit Parade suena una canción de la Sonora Caracas, cuando repentinamente interrumpen para anunciar el triunfo de Pérez Jiménez en la consulta popular realizada hacía pocos días, el 15 de diciembre, aprobándose otro periodo de gobierno, igualmente se ratificaba a todos sus candidatos al Congreso Nacional, Asambleas Legislativas, Estadales y Concejos Municipales.  


 Helena Castro en Caracas Navidades de  1957 con su hija recién dada de alta del Hospital Ortopédico Infantil.


Al vencerse el periodo por el cual había sido nombrado, el dictador militar impulsó una consulta popular contrariando la Constitución vigente de Venezuela, buscando cubrirse de la legalidad de origen que le otorgarían unas elecciones. Según la constitución, debían celebrarse elecciones generales con la participación de diversos candidatos en Elecciones Directas, Secretas y Universales, lo cual no había sucedido.

A sabiendas que perdería las establecidas en la ley, las sustituye por una no prevista en la Constitución. El problema del dictador era que había obtenido el poder anteriormente mediante un fraude realizado a German Suarez Flamerich y debía evitar repetir esa escandalosa experiencia que gracias a la policía política conocida como Seguridad Nacional quienes ejercían una represión brutal, ayudado por los altos precios del petróleo que impulsaban la economía, habían logrado mantenerse en el poder, pero había surgido una férrea oposición a su Gobierno de parte de la Junta Patriótica, miembros de los partidos opositores AD, COPEI, PCV y URD.

Necesitando obtener resultados electorales que le dieran visos de constitucionalidad para el nivel internacional, se encuentra con el obstáculo de los partidos políticos opositores que alegaban que el plebiscito carecía de carácter legal al no cumplir con lo establecido en la Constitución, además reclaman que los empleados públicos eran amenazados para votar por el Si, llamando a la población a no participar.

Mi madre Helena entonces vivía en Caracas, llevaba 6 años en la ciudad, se desempeñaba en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social como Higienista Escolar, por lo tanto era una empleada pública, trabajo que le era vital pues su hija acababa de salir del Hospital Ortopédico Infantil donde había permanecido internada por casi 3 años por ser una de las tantas víctima de la pandemia de poliomielitis que asolaba al país, recién dada de alta para esas navidades cuando suceden estos hechos.

Ella me relataría años después que el voto se implementó mediante dos papeletas, una con un SI y la otra con un NO, entregadas al entrar a la mesa de votación, debidamente sellada por el órgano electoral, el elector introducía la elegida en la caja correspondiente y la otra estaban autorizados para llevársela, esto permitió a la dictadura el control del voto dentro de los empleados públicos los cuales debían entregar, al día siguiente, al jefe de personal la papeleta con el NO, quien los esperaba en la entrada del trabajo, sino lo hacían eran despedidos inmediatamente, mi madre me confesó que aun en contra de su voluntad y principios, voto SI, no tenía otra salida, era una mujer divorciada que dependía económicamente solo de ella.    

A pesar del amedrentamiento, represión y sobornos, según los datos oficiales del propio órgano electoral vigente, la población aprobó por mayoría la salida del Gobierno, al ganar el No. El dictador presiona para alterar estos resultados, negándose los miembros del vigente órgano comicial los cuales prefirieron renunciar en masa, siendo sustituidos en pleno proceso comicial por otros dispuestos a realizarlo, los cuales invierten los números del No por el SI. A pesar del agitado clima y el rechazo general, Marcos Pérez Jiménez fue confirmado ganador por los militares y proclamado como presidente el 20 de diciembre de 1957.

La acción civil de políticos y estudiantes no sería en vano, los sucesos ocurridos aumentaron el descontento nacional hacia el gobierno, terminando en los eventos del 23 de Enero de 1958 que sacaron a Pérez Jiménez del poder y del país, quien una madrugada se iría huyendo a bordo de la histórica “Vaca Sagrada”.

Escrito por: Anahelena Cordido

lunes, 23 de octubre de 2023

Roz Mystírio. Capítulo XV La simulación.

En un bosque de semerucos en las afueras de Barquisimeto, tres fornidos hombres ocultos entre las sombras de los arbustos de intensas hojas color esmeraldas, conversan en voz baja, discuten sobre las estrategias a seguir en el adverso cuadro político, su líder Joaquín Crespo había fallado en el golpe de estado para tomar el poder, al verse obligado a anticiparlo.

Me informaron que a Crespo lo trasladaron a su hacienda El Totumo con prohibición de salida, sin embargo ha logrado establecer contacto con varios generales de confianza para coordinar otro movimiento.Explica Aquilino Juárez refrescándose el rostro con su sombrero.

—Lo esencial ahora es recuperar nuestra gente, cada uno debe ir a lo suyo, separarnos para buscar adeptos en diferentes escenarios.—Continúa diciendo con aquella voz grave que brotaba de su ancho pecho.

—Ha sido nombrado otro Presidente a quienes los altos mandos militares están apoyando, entre ellos los Generales León Colina y Bracho en Carora, nuestros enemigos por lo cual se está dando una situación muy delicada para nosotros.

—Nos corresponde actuar con sigilo, esperar la caída de su popularidad, el desencanto del pueblo. Si procedemos en este momento sería fatal.—Finaliza aquel gigante que conservaba un llamativo tupido cabello negro.

Era el complejo año de 1890, ante el fracaso de la acción de Joaquín Crespo, sube al poder del país otro enemigo de Guzmán Blanco quien al contar con el apoyo de poderosos opositores actuaría más abiertamente en su contra que sus dos antecesores, se trataba de Andueza Palacio, quien gobernaría por los dos años siguientes. En el estado Lara se sumaría el General Ángel Montañez quien logra unir a los godos de Carora en un peligroso equipo con un solo fin, aniquilar La Propaganda y a Federico Carmona.

Luego de un breve silencio en el bosque cargado de pequeñas frutas rojas de dulce pulpa amarilla, toma la palabra el más rubio de los tres personajes: 

Sé que en Carora están varios conjurados en mi contra por lo cual he organizado clandestinamente en mi pueblo natal un grupo que son incondicionales.—Dice retirándose del lugar al observar un enjambre de abejas que zumbaban amenazantes.

—Ya tenemos fusiles suficientes para armar a 500 hombres de total confianza, mi contacto los tiene bajo buen resguardo, cuando Crespo lo ordene a través de Usted General Juárez, saldremos de allí a tomar el gobierno regional.—Explica Federico Carmona y continúa:

Será un ataque sorpresivo ya que no nos esperan desde aquí, ahora iré a trasmitirles sus indicaciones de esperar y recuperar nuestras fuerzas políticas.Les avisa con aire muy formal.

—¡Correcto!Ratifica Aquilino, espantando un extraviado insecto dorado y negro que se le acercaba.

Mientras se come un semeruco que perseguía una malhumorada abeja, se dirige al tercer hombre a su lado y le informa:—Yo comenzaré con la estrategia electoral aquí en Barquisimeto.

Volteando hacia Torres Aular, continúa para finalizar.

—General, usted debe ser nuestro infiltrado en el ejército, nadie debe saberlo, guardaremos las apariencias, solo responderá a nuestro mando directo.

Estos hombres planeaban apoderarse del poder local, dentro de su estrategia estaría el lanzamiento nuevamente de la candidatura de Aquilino Juárez a la Presidencia del Estado. No sospechaban que simultáneamente en una cantina de la ciudad, su viejo contendor concebía hacer lo mismo.

Alrededor de una mesa de madera cubierta de vasos conteniendo un licor ambarino, se daba una reunión entre dos conocidos personajes, no tan secreta como la realizada en el bosque de semerucos, son los Generales Eusebio Díaz y Ángel Montañez, quienes se habían conocido en la ciudad, sumando sus odios y recursos para enfrentar a aquellos otros hombres. Uno de ellos se inclina hacia adelante abombando su pecho como un gallo a punto de pelear tratando de dar la sensación de ser más corpulento de lo que realmente era y comienza a hablar:

General Díaz, me encargaré de desprestigiar a Federico Carmona esparciendo falsos rumores a través de mi publicación periodística “La Palanca”. Usted ocúpese de anular las aspiraciones electorales de Aquilino Juárez aquí en Barquisimeto, mientras el general Bracho asegura a Carora.— Coordina el de baja estatura.    

Ese año fue muy peculiar, a pesar de inaugurarse grandes avances tales como el telégrafo, el alumbrado público y el ferrocarril Bolívar en Barquisimeto dándole un auge económico a la población, paralelamente ocurre una debacle política por la división del guzmancismo agravada por el fracaso de la intentona golpista de Joaquín Crespo, obligando a los crespistas o legalistas a salir del poder junto a la agrupación política local “La Propaganda”.

El General Bracho, apoyado por Graciano Riera Aguinagalde y los Generales Froilán Álvarez y León Colina, retoman el poder político en Carora, convertidos ahora en enemigos de Carmona.

Debiendo conjurar las amenazas de muerte que se ciernen sobre su cabeza en Barquisimeto, se dirige a Carora con la intención de recuperar algo de su poder pero al encontrarse con aquel adverso panorama, cavila en la necesidad de irse a refugiar en Río Tocuyo, pero era necesario hacerlo discretamente, sin levantar sospechas. Entonces una noticia, como una inesperada tormenta de verano, recorre las calles.

—El Dignísimo Arzobispo de Caracas y Venezuela, Críspulo Uzcategui Oropeza llegara mañana a Carora.—Anuncia el cura Maximino Hurtado a los feligreses durante la misa. 

Este Arzobispo, máximo cargo de la Iglesia en el país, era un descendiente de los godos caroreños, por lo que esta visita da inicio a un corre y corre para los actos de bienvenida de parte de las familias más representativas, así a Federico se le presentaría inesperadamente la oportunidad de llevar a cabo su plan en aquella convulsa Carora.  

El pueblo había perdido la paz, las damas competían ferozmente en muestras de afecto a través de la comida típica local. La casa cural con sus pasillos repletos de cestas con dulces obsequiados, que prácticamente la convertían en intransitable al paso de las distinguidas señoras que constantemente cruzaban su puerta, un maremágnum de faldas y lazos entrando y saliendo como nunca antes se había visto en aquel recinto, afanosamente buscaban reservar un lugar en la copada agenda del visitante para que asistiera a sus hogares a deleitarse con sus manjares.

—Señora Elvira, esa hora para su invitación de almorzar mañana ya está ocupada por las hermanas Zubillaga.—Le aclara el sudoroso párroco auxiliar a Elvira Yépez, pasándose un pañuelo por la frente.  

—El desayuno será en casa de los familiares de su Eminencia, los Oropeza y la cena ya está acordada con Doña Filomena Álvarez que es organizadora de la bienvenida.—Dice mientras se sacude un mendrugo de dulce de su sotana.

—En lista de espera tengo a los Riera, los Montesdeoca y los Herreras para pasado mañana.—Acota mientras revisa su libro de anotaciones a punto de colapsar.

—¿Ud piensa dejar por fuera la invitación de mi esposo, el Señor Ángel Montañez y mía?.—Pregunta Elvira de forma arrogante.

—Le puede obsequiar una canasta con un refrigerio para que se lo lleve en el viaje a Río Tocuyo.—Puntualiza el joven sacerdote Leandro Antonio mirando el montón existente allí y dándose cuenta de la evidente imprudencia con la contrariada dama.

  Elvira abandona el lugar descortésmente y se sube a su carruaje ordenándole al conductor que la lleve a casa de su tía. Al llegar desciende rápidamente y le increpa sin saludarla previamente:

 —Tía, ¿Usted tiene invitado a comer a Monseñor?.

—No hija, ¡el cura encargado no me dio cupo!. ¿Por qué?.

—Entonces tal como sospeché, a las Yépez nos excluyeron.—Exclama la  contrariada mujer mientras camina como una leona sin detenerse por el corredor de la casa.

—Figúrese tía que a las petulantes de las Zubillaga que organizaron aquella escandalosa misa de la bendición de la imagen de la Virgen del Rosario, le dieron el horario mejor, el almuerzo del día de su llegada. Claro, ellas financian las ostentosas misas de la Iglesia.

—Eso no lo voy a dejar pasar por alto, nadie me humilla así.—Exhala y  finaliza la alterada dama.—Me entere que van para Río Tocuyo dentro de dos días, vámonos para allá, tía, ahí no van a poder con nosotras.

—Sobrina, lamento no poder acompañarte tengo que resolver algo urgente aquí, pero tu tío Ramón va a visitar a nuestra hija y sale para allá mañana temprano, le diré que te lleve.—Expresa refiriéndose a su esposo, Ramón Perera Montesdeoca.   

Mientras estos dos personajes transitan el polvoriento camino hacia Río Tocuyo, simultáneamente por la mesa del Dignísimo Agasajado desfilaban los más exquisitos manjares de la gastronomía caroreña como los jugosos lomos prensados, los pímpinete, un chorizo elaborado con carne de res y cerdo, las famosas sopas, una era la olleta de gallo que levantaría controversias entre las cocineras hermanas Zubillaga sobre si se le debía dar a su eminencia debido a los efectos afrodisíacos que según poseía, finalmente ambas acuerdan servirle un buen mondongo de chivo más acorde con su investidura y reservarles maliciosamente la de gallo a sus maridos, esperando ser bendecidas por un milagro nocturno. Todo esto iba acompañado por las infaltables arepas con la mantequilla envuelta en hojas de maíz dándole un exquisito sabor junto a los quesos regionales en diferentes formas de crineja o de tapara, el final era reservado para la dulcería resaltando el de mango o de leche, manjares obsequiados en una danza vertiginosa al ilustre visitante de paso por la ciudad, a punto de sufrir una indigestión.

En medio de esta guerra de platos, la presencia de Federico pasa inadvertida por sus enemigos, hecho providencial para el recién llegado. En aquel embrollo en la ciudad, el agasajo organizado por su esposa Filomena, perteneciente a la poderosa familia de los Álvarez, era visto como normal.

Mañana viajo a Río Tocuyo.Les comunica Su Eminencia durante la cena.

Esa noticia le da una idea al conspirador, la usaría como excusa para disimular el motivo de su partida. 

El Arzobispo había recibido una invitación del cura de Río Tocuyo para celebrar dos solemnes misas en la Iglesia Parroquial para confirmar a los niños de la localidad. El Prelado tenía sus dudas de aceptar por el poco tiempo disponible pero entonces ante el inmisericorde asedio al que estaba sometido, aprovecha la oportunidad para alejarse de las cocineras caroreñas que lo habían llevado a cometer el pecado de la gula. 

Un joven sacerdote asiente aliviado al escuchar la novedad que le permitía quitarse de encima aquellas acaloradas damas:

—Debo acompañar al Arzobispo. Usted se quedará encargado de la Iglesia San Juan Bautista durante mi ausencia.—Le dice  Maximiano Hurtado al presbítero auxiliar Leandro Antonio Colmenárez. 

Así se daría aquel viaje que parecía más una huida, al  escapar de un pecado, el Ilustre Visitante se toparía con otro peor, uno mortal.

Desde la distancia, sumergido dentro de la caravana de fieles, se distinguía un gran sombrero cubriendo una reluciente cabeza del inclemente sol, va rodeado por un enjambre de fieles. Se abanicaba para espantar el sofocante calor cuando en el horizonte surge un hombre a galope levantando una amarillenta nube de polvo dirigiéndose hacia el servidor de Cristo, un reptil corre entre los cactus de la agreste región que marcan la encrucijada al pueblo de Aregue que dejan atrás.    

—Su Eminencia, ¿Me permite viajar con usted?.—Pregunta Federico Carmona mientras se descubre la cabeza respetuosamente.Me dirijo al mismo lugar.   

Mientras tanto a Río Tocuyo habían arribado Elvira con su tío Ramón, siendo recibidos en la puerta de la casa por su hija residenciada allí y quien se nota preocupada y nerviosa.

—Padre, tengo que notificarle algo grave que me acabo de enterar.— Manifiesta la joven con voz angustiada.

 Río Tocuyo como en todo pueblo pequeño, los rumores se esparcían rápidamente, más si eran revelaciones de cama, uno proveniente de la imprudencia cometida por el hijo adolescente de Bartola, de nombre Damián, en el cual en un arranque de pasión le había comentado a su amante que su madre contrabandeaba armas, lo que comenzaría a generar una maliciosa sospecha sobre esos enseres importados para su negocio, que ella aparentaba ser rutinarios. Tal imprudencia iniciaría la peor tragedia de aquella familia.

Ramón Perera Montesdeoca pasaba largas temporadas en dicho lugar para atender su hacienda y visitar a su hija, quien le comenta la inquietante novedad que corría entre sus trabajadores.

Aquel encorvado hombre de prominente nariz queda desconcertado al oír lo que le explicaba su primogénita, dilucida que no entendió bien y no había razón para el recelo.

—¿Esa india trayendo armas?.—Cavila despectivamente. 

Sin embargo, los obreros de su hacienda le confirman la historia, en ese momento no capta la gravedad del hecho pues especulaban que se trataba de una fábula del muchacho para impresionar a la novia y obtener el fruto prohibido, decían riendo jocosamente. 

Repentinamente escucha la detonación de los fuegos artificiales anunciando la llegada al pueblo del Alto Representante de la Iglesia y recuerda la invitación para asistir al recibimiento. Cuando arriba al lugar ya había una muchedumbre agolpada a las puertas de la casa de Dios presentando sus respetos, una de ellas era Bartola, la ve realizando una venia agachándose levemente, seguidamente besa el anillo obispal quien está realizando una venia agachándose levemente, seguidamente besa el anillo obispal recibiendo la bendición de aquellas regordetas manos, nota que a ambos lados de la puerta están dos soldados firmemente parados con sus máuseres al hombro formando parte de la guardia de honor y encargados de dejar entrar a la Iglesia solo a los invitados, quienes revisan las credenciales y les participan a los demás que debían permanecer en la plaza.

Al recién llegado no le llama la atención la presencia de ella pues era integrante de los organizadores del acto y miembro del coro, pero al acercarse ve a un conocido detrás de Su Eminencia, intrigado se pregunta que hace allí Federico si supuestamente debía estar en Carora protegiendo sus intereses y no en esa comitiva religiosa. Cavilando en eso recorre con su mirada la escena y detiene su vista en las armas de los militares y en Bartola, entonces como un relámpago que ilumina todo a su alrededor desentraña el misterio de la historia del muchacho sobre las cajas conteniendo pertrechos y al observar nuevamente a Carmona recuerda el rumor de la cuantiosa cantidad de dinero desaparecida de las arcas de La Propaganda, develando finalmente el secreto.       

Este personaje conocía sobre los negocios comerciales del matrimonio Perozo Castro por ese motivo no había percibido los excesivos viajes de la mujer, pero la asistencia allí de aquel peligroso hombre cambiaba todo, explicando muchas cosas y rápidamente se dirige a su casa para enviar una misiva a su sobrino político, Ángel Montañez el cual se encontraba en ese momento en Carora reunido con los poderosos godos tomando el control político de la ciudad y con quien mantenía contacto constante sobre el acontecer político.

—Tío, tan rápido concretó la invitación?.—Pregunta su sobrina Elvira.

—Olvídate de eso, aquí está ocurriendo algo muy grave y tienes que regresar a Carora de inmediato.—Le indica apresuradamente.

—Debes avisarle a tu esposo la novedad, llévale esta nota urgente.—Expresa aquel ser de gran nariz garabateando algo sobre una blanca hoja.

En el camino se cruzan dos personajes, una acalorada mujer que va rumbo a Carora y un regordete cura que galopa procedente de Aregue, quien estaba retrasado para asistir a la misa tridentina por culpa del pecado de la carne recién cometido, ve a la mujer reconociéndola y se pregunta intrigado por qué se marchaba de Río Tocuyo.

—Domingo, por qué vas a salir tan urgido?.—Interrogaba poco antes la amante del cura de Aregue.

Desde la cama la desnuda mujer de redondas y carnosas formas observa el rostro de preocupación del religioso mientras se viste velozmente y lo conmina autoritariamente:—No te vayas, tu ausencia no sería llamativa, todos saben lo irreverente que eres, hasta yo que soy la madre de tus hijos, irrespetas.

Buscando sus sandalias en aquel torbellino de ropa de la amante, el pecaminoso cura le aclara.

 —No puedo faltar, el ritual romano establece obligatoriamente que la misa Pontifical, así catalogadas por ser presidida por un Alto Prelado, deben contar con coro, incienso y los tres ministros sagrados que somos el Arzobispo quien es el celebrante, el diacono que será el cura de Carora por jerarquía y yo, que soy el subdiácono. 

—¡Si no asisto podría ser excomulgado y destituido del cargo!—Termina de explicarle a la caprichosa mujer y sale presuroso.

Por otro lado a Carora llegaba la contrariada esposa de Ángel Montañez llevando la crucial información, gracias a la cual descubre que la amenaza estaba en Río Tocuyo donde se encontraba Carmona y no allí, entonces este peligroso hombre imparte órdenes a su gente de dirigirse inmediatamente allá, que lo vigilen y sigan hasta localizar los pertrechos. Luego sale como una exhalación a Barquisimeto con el fin de alertar a Eusebio Díaz y al Presidente de otro posible alzamiento coordinado por La Propaganda.

Era un caluroso 31 de julio cuando en la Iglesia se escucha el tintineo de la pequeña campana que anunciaba la salida de la sacristía de la santa comitiva, en estricto orden emerge primero el incenzador balanceando el tazo inundando con su olor el lugar, luego vienen dos sacristanes llevando las velas encendidas, el tercero trae la cruz procesional y detrás otro porta el cáliz sagrado en alto, finalmente surge el Ilustre Visitante acompañado por el diácono Maximino Hurtado y el subdiácono Domingo Vicente Oropeza situados a ambos lado.  

Al entrar los ministros sagrados, los presentes se ponen de pie provocando un sonido sordo al chocar sus zapatos con los bancos de madera. Recorren ceremonialmente el pasillo hasta el centro del Altar para dar comienzo a la primera misa que revestía una gran solemnidad por ser presidida por Su Eminencia, envueltos en los cantos gregorianos entonados en latín por el coro de laicos. 

Comienza la misa con un "Dominus vobiscum" los presentes se sientan en silencio, posterior al finalizar el ceremonial el Arzobispo acercándose a la concurrencia quienes sincrónicamente se arrodillan, los rocía con agua bendita. En algún momento después de la comunión se realizaban las confirmaciones. Aquel sagrado día estaban lejos de saber lo que acontecería en Río Tocuyo en pocas horas repitiendo un suceso semejante ocurrido en Río Tocuyo años atrás.

Al terminar la misa se iniciaba nuevamente la conversación que era discreta y en voz baja, participan Francisco Brizuela, Gregorio Nieto, los Santéliz, los Figueroa y Silverio Castro, conocido cacique quienes se citan para concretar sus planes al día siguiente, alguien los observa y los sigue sigilosamente.

El 1 de agosto, el segundo día de misa, súbitamente se escuchan unas fuertes pisadas de botas que retumban en el sagrado recinto, son los Chuaos con sus rostros cubiertos por la máscara del odio, largas chaquetas negras revolotean a su alrededor produciendo un sonido profundo, vienen presagiando algo fúnebre, son varios Montesdeoca quienes entran encabezados por el hijo del fallecido General Juan Agustín Pérez y su leal amigo Amenodoro Riera, hijo natural de un Montesdeoca, los seguía la sombra de la tragedia y esta llevaría el sello de este apellido.

Ese día Federico Carmona, quien utilizaba el recinto de la Iglesia para conspirar sin llamar la atención, desconociendo que habían sido descubiertos, conversa con sus lugartenientes, Gregorio Nieto y Silverio Castro, enemigo acérrimo de los recién llegados. Les ordena esperar para llevar a cabo el plan de la toma de Carora, sin saber que esta se prolongaría por casi dos años, ni la tragedia que revoloteaba sobre sus  cabezas por culpa de un amor de adolescente.

A punto de empezar la misa, llega apresuradamente otro hombre que se integra al grupo. Cuando este es visto junto a los otros tres, los enemigos presentes se dan cuenta que por ser Antonio un militar guzmancista no levantaba sospecha y al ser Bartola su esposa y miembro de las dos familias, Castro y Nieto, incondicionales de Carmona, los transformaba en una pareja ideal para la defensa de la amenazada Propaganda y su líder. Lejos estaban de sospechar que además de traer las armas, eran también depositarios del dinero recabado en Barquisimeto, siendo  esto un soporte clave para Federico Carmona y su ejército local.

Los carmoneros notan la presencia de los poderosos Chuaos, siendo obligados a aparentar no tener nada que ver con conspiración. 

—Vete de aquí disimuladamente.—Le dice Federico con voz casi inaudible a Bartola, arrodillado detrás de ella.

A pesar de la argucia, los Chuaos al estar ya sobre aviso se dan cuenta que Carmona actúa como jefe de los mestizos presentes allí, evidenciando que estaba al mando de este peligroso y conocido clan de Aregue, protagonistas del alzamiento de 1876, sumándose ambos rencores con furor, el viejo y el nuevo, llevándolos a cometer nuevamente un crimen perpetrado por los  enemigos de Carmona que coincidencialmente son los mismos de los Castro.

Al desenmarañar el misterio que se oculta en Parapara deciden dirigirse a la casa de Antonio Perozo para confiscar el armamento, lo hacen aquella madrugada, era un 2 de agosto de 1890, ya los Chuaos tenían experiencia en asaltos anteriores.   

En este periodo de convulsión política, las confrontaciones eran sumamente violentas, llevadas a extremos apasionados causando dolor y muerte, los discursos realizados en las plazas o en las calles atacando al contendor llegaban hasta el recinto mismo del hogar, como sucedió con los Perozo. Las autoridades no eran capaces de mantener el orden dentro de esta anarquía, ya fueran por complicidad o debilidad.  

Esa madrugada, Bartola quien era una de las organizadoras de los actos, tanto de bienvenida como de despedida, intentaba colocarse el apretado corsé que marcaba su estrecha cintura y caía sobre sus caderas enfatizando sus redondeadas y contorneadas líneas. Antonio que entra a la habitación, la observa deleitándose con aquel paisaje.

—Deja de mirarme y ayúdame con esto, pásame mis botines, esa blusa y la falda.—Ordena la mujer simulando estar molesta.

El hombre se acerca risueño con lo solicitado, lo coloca en un pequeño taburete a su lado y procede a abrocharle aquel ajustado artilugio mientras la acaricia.  Finalmente estaba vestida con la blanca blusa de abombadas mangas hasta el codo, una falda de color ocre acampanada que apenas caía sobre sus botines, la pequeña cintura separa ambas partes, dándole una apariencia de “reloj de arena”, muy de moda.

—No te quites el corsé cuando llegues, prométeme que me vas esperar para ayudarte a desvestirte.—Le susurra al oído mordisqueándoselo levemente.

Ella girando para escabullirse, le dice:

—No seas tan zalamero, Antonio. Suéltame que vamos a llegar tarde.

—Recuerda que tú debes realizar la parada militar.

Recoge el abanico de la peinadora y sale con pasos rápidos de la habitación.

—Voy a la cocina a ver cómo va el desayuno y te aviso cuando esté listo.

Antes de cerrar la puerta voltea para observarlo con aquel uniforme de gala que le asentaba tan bien.