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sábado, 7 de junio de 2025

Roz Mystírio Capitulo II

Amargas realidades

 Aregue 1866    

Una carreta traslada a una marchita joven por un polvoriento camino marcado a ambos lados por arbustos y cardones, va reclinada en las faldas de una morena mujer la cual amorosamente cura las heridas de su maltratado rostro y quien jugaría un papel inesperado en su vida ayudándola a superar lo acontecido a orillas del río Tocuyo apenas unas horas antes pero que secretamente también tenía otra misión.

Al unísono que entra al lugar de despejado horizonte y límpido cielo azul recobra la conciencia distinguiendo la cúpula de la Iglesia y dándose cuenta de donde están intenta sentarse, al hacerlo ve a un joven sacerdote galopando veloz en sentido contrario, entonces siente un dolor punzante en el bajo vientre y se recuesta nuevamente mientras busca alcanzar el sitio de donde proviene pero una suave mano se interpone a la suya. Gira la cabeza y la mira reconociéndola por su aspecto indígena, acariciándola con dulzura le expresa. 

—Ya llegamos, hija aquí estarás a salvo, te protegeré con mi vida si es necesario.



Alcanzan el lugar donde se hospedarían gracias a un favor concedido a sus dos parentelas, los Nieto y los residentes del lugar, los Castro, del cual descendía su madre cuya identidad desconocía en ese momento.

Un cura de afable rostro discretamente les hace seña para que ingresen por el portón de campo, una gigantesca puerta de dos hojas de oscura madera que accedía al patio trasero de la vivienda, pudiéndose entrar ya fuera en carruaje o a caballo. En este lugar nacería por segunda vez.

Bartola, hundida en una espesa bruma de la cual surgía de vez en cuando diferenciando a un grupo de mujeres ataviadas con largos camisones de colores terrosos portando collares, aretes y pulseras, danzando a su alrededor al ritmo de un extraño cántico, mientras le suministraban brebajes, le colocaban cataplasmas en sus heridas y le exhalaban el humo de un tabaco encendido, pareciéndole una alucinación.

Fueron interminables noches en las que se despertaba gritando y temblando agitadamente  al soñar que sus atacantes la rodeaban, su nana, Juana Bautista la tomaba en sus brazos y la acunaba consolándola.   

—Shh…. Aquí estoy hija.      

Poco a poco su cuerpo comenzaría a recuperarse de aquella lacerante vivencia, sin embargo su espíritu permanecería roto por un largo tiempo.

—Padre, ¿Ha visto a Bartola?. No está en su cama y no la encuentro por ningún lado.

Domingo Vicente dejando de leer levanta la cabeza y le informa a la preocupada india.

—Fue a la Iglesia.

Juana Bautista apresuradamente se dirige al lugar, al entrar distingue a Bartola de rodilla en uno de los bancos y percibe su intenso dolor. 

La joven delante del majestuoso lienzo de la Virgen de Chiquinquirá solloza desconsoladamente, acercándose lentamente desde atrás la india la abraza, ella la identifica por su inconfundible olor a flores de malagueta, se levanta aferrándose a la mujer sintiendo que un cálido amor protector la cobijaba, un inédito sentimiento hasta ese momento.

Esta imagen pintada sobre un tapiz, que por sus rasgos mestizos es conocida como la Virgen India, venerada por los indígenas locales y con fama de milagrosa, le concedería el ruego a esta joven dándole consuelo a su pesar, fecha a partir de la cual se convertiría en su patrona, conduciéndola inesperadamente por el camino de la conspiración política.  

Tanto la Virgen como la Iglesia tienen una historia que se pierde en el tiempo y se entrecruza con las innumerables  leyendas de estas tierras. Se cuenta que una india de nombre Chiquinquirá encontró un tubo con un tapiz con dicha imagen, trasladándolo a lo que en un futuro sería el pueblo de Aregue, quienes le construyen una humilde capilla. Coincidencialmente con este hallazgo acontece que un español de la compañía Guipuzcoana, navegando rumbo a Venezuela fue sorprendido por una tormenta, naufragando en alta mar, ante la precaria situación le ruega a la Virgen del Santo Rosario que lo salve, apareciendo inesperadamente un tonel de madera al que se aferra logrando llegar a la playa. Estando inconsciente tiene una visión de una Virgen en un templo frecuentado por cientos de fieles, al despertar interpreta esto como una solicitud de construirle tal edificación y decide hacerlo en agradecimiento.

Un día el náufrago, encontrándose en Carora, se tropieza con el cura de Aregue a quien le comenta la visión, ante su descripción, es conducido a la capilla para que vea la existente allí, reconociéndola como su salvadora, cumpliendo con su promesa, le otorga una gran suma de dinero al presbítero que además tenía conocimientos de arquitectura y personalmente dirige su construcción. 



En aquel Templo, ambas mujeres  permanecen abrazadas durante unos instantes, entonces Juana Bautista soltándola y girando la engancha amorosamente por la cintura. 

—Ven conmigo, hija. 

Lentamente caminan a lo largo del pasillo central hasta los pies del altar labrado en madera que acuna el lienzo de la Virgen Morena. Tomándole una mano se la coloca sobre la imagen y le señala. 

—No llores más, hija. Roguémosle que te de la paz.

Ella la observa de reojo, en el fondo de su alma presiente una inminente revelación, desde que habían llegado a Aregue insistentemente le decía hija y decide confrontarla.

—¿Quién eres tú?. 

Juana Bautista se desborda cual dique incontenible.

—Soy tu madre.

La apesadumbrada joven, ásperamente le recrimina.

—¿Por qué me lo ocultaste?.

Juana Bautista con un dejo de dolor la observa e intenta explicarle.

—Mírame y mírate, somos como la luna y el sol. Tienes sangre india pero también Nieto, igual que yo, las dos somos mestiza pero, yo soy morena y tú eres blanca con esos hermosos ojos azules, lo que impidió que mi tribu te aceptara, ni padrinos de tu bautizo quisieron ser, por eso la hermana de Juan Nepomuceno ocupo ese lugar.

La morena mujer de oscuro cabello, suspira ante el silencio de la joven.

—Cuando Juana Paula me localizó, se ofreció encargarse de ambas, una propuesta salvadora que me llevo a tomar lo que entonces creí era la mejor decisión para ti, aceptar criarte en su casa sin que conocieras la verdad.

Bartola apartándose abruptamente de su lado, le expresa a la angustiada mujer.

—Ahora entiendo lo que mi primo Tomas me dijo en mi primera comunión y la razón de que algunos parientes me susurraran al oído palabras inapropiadas, que no se las decían a mis primas, provocando que me sintiera sucia.

Luego de un breve silencio duramente le manifestaría.

—Yo no podría separarme nunca de un hijo.

Sin embargo el destino tenía dispuesto otra cosa, años después ella se vería obligada a hacer algo similar pero con cinco de sus seis hijos.

Antes de salir de allí, suspirando entrecortadamente le demanda.

—Vete, déjame sola, no te necesito, regresa a Río Tocuyo.

Contradictoriamente al enfrentar aquella dolorosa revelación, la primera rosa de su vida, encontraría cierta paz a su otro sufrimiento y comenzaría a transformarse en una leona de dos mundos confrontados, separados, unidos, desiguales, logrando conjugarlos gracias a su  don de liderazgo, protagonizando una historia sin igual en la cual el párroco de Aregue jugaría un papel fundamental convirtiéndose en un amigo incondicional.

Le india Juana Bautista entristecida busca a su confesor para comunicarle que Bartola reaccionó de mala manera a su revelación y le ordenó que regresara inmediatamente a Río Tocuyo.

—Padre, debo irme.

Domingo Vicente trata de calmarla y le promete cuidar a la joven.

—Dale tiempo para que sane, yo la ayudare a reconciliarse con su historia. Vete tranquila.

Gracias a esto se le abriría un inesperado camino el cual siempre había deseado.

Domingo Vicente se dirige al jardín donde se encuentra la pensativa joven.  

—Bartola, ¿me puedes decir que sucedió?. 

Ella alzando la cabeza y secándose unas lágrimas, le responde.

—Padre, soy de sangre manchada. 

El cura tratando de consolarla le apunta.

—Ante Dios todos somos iguales.

Entonces la joven con un áspero tono de voz. 

—Sí, pero por ese motivo no pude recibir educación en un Colegio, solo se leer y escribir gracias a Juana Paula. Del resto soy una ignorante.

Una cálida mañana el sacerdote la llama y se dirige al fondo de su oficina sacando un mazo de llaves de un bolsillo de su oscura sotana le abre una puerta, apartándose a un lado para darle paso le muestra.

Bartola acércate, te revelaré algo.

Ella entra maravillada a aquella secreta biblioteca, se acerca a los estantes y lee algunos títulos impresos en sus lomos, medicina, filosofía, astronomía, matemáticas, historia del cristianismo y de los mártires cristianos. Este último libro, narraba las terribles vivencias de los santos y como la sobrellevaron, conocimientos que la ayudarían a encontrarse con la fe nuevamente, consolando su dolor.

—A partir de hoy las puertas de este mundo de conocimientos estarán abiertas para ti y yo seré tu maestro, te convertiré en una persona letrada como deseas. Será un secreto entre ambos.

Ella se volcaría frenéticamente en los libros de la Iglesia, sería una aprendiz insaciable.

Domingo Vicente también la iniciaría en las conspiraciones políticas que bullían en Aregue, sobre todo los conflictos internos del Clan Castro.

—Vete a dormir, descansa mañana será otro día y los libros seguirán aquí.

Este cura poseía una historia peculiar, estando casado inesperadamente queda viudo con un hijo, siguiendo la costumbre de la época, le pide matrimonio a su cuñada pero es rechazado. Ante este desplante, en un arrebato de despecho, se ordena sacerdote, ocupando el cargo de cura en propiedad de Aregue, como se denominaban en aquellos lejanos tiempos pues compraban con sus fortunas el derecho de por vida de ejercer en la parroquia.

Acontece que posteriormente la cuñada cambia de opinión pero ya no podían casarse, entonces deciden convivir en concubinato. El pueblo lo acepta como un matrimonio, exigiéndole solo dar ejemplo de fidelidad.

Resulta que el sacerdote debido a su fogosidad, rompe el tácito convenio siendo escandalosamente infiel, conducta rechazada ferozmente por ser un mal ejemplo para los hombres casados del pueblo. Esta situación es denunciada por las damas de la feligresía ante sus superiores quienes envían a un Arzobispo para que intervenga.

Monseñor, intentando evitar el carácter belicoso de este cura, simulando estar interesado en su comodidad, diplomáticamente procede con el siguiente interrogatorio.

Padre, ¿Ud. tiene quién le cocine?, ¿Quién le limpie la casa cural?, ¿Está bien atendido?.  

El controversial personaje, ajeno a toda disciplina, dándose cuenta de las verdaderas intenciones de las preguntas, responde con un dejo de ironía.

Si su Eminencia, me alimento tres veces al día, me asean la casa, lavan mi ropa diariamente, duermo muy bien todas las noches y follo tres veces por semana, tal como Dios manda.

Ante tal respuesta, el Supervisor sale despavorido rumbo a Barquisimeto recomendando a las autoridades religiosas no volver a importunarlo y como los Padres podían también ser padres, el caso fue cerrado.

Domingo Vicente Oropeza a pesar de su carácter poco benigno, nada tolerante con sus feligreses, sin embargo sus amigos contaban con el absolutamente, demostrado con la joven siendo además de su mentor también su cómplice en varios complots, incluso uno para salvarle la vida a un hijo por un trágico suceso ocurrido años después. Fue el párroco de Aregue por 40 años, hasta su fallecimiento apoyando a Bartola.

Un día habiendo transcurrido cierto tiempo y recuperado sus fuerzas, siente que había llegado la hora de enfrentar la realidad y se lo comunica.

—Padre, estoy lista para volver a Río Tocuyo.

Camino de regreso rememora el maltrecho estado en el cual se encontraba apenas dos meses atrás, en cuanto había cambiado, no sabía si para bien o para mal, debía averiguarlo. Sin embargo una imprevista consecuencia le robaría la naciente y frágil paz.

 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Roz Mystírio. Capítulo I

Inicio al secretismo

Carora 1885

Bartola se desliza en la oscuridad de la medianoche por la calle que conduce a la Iglesia San Juan Bautista de aquel martes casi veraniego, algunos faroles dispersos aquí y allá alumbran tenuemente su recorrido arrojando sombras danzantes que parecen advertirle sobre un misterio a punto de revelarse, un escalofrió recorre su espalda y se arrebuja en la larga capa negra con capucha que llevaba puesta y la cual le había sido entregada con las instrucciones de usarla esa noche. Sentía cierta desconfianza ante aquella extraña convocatoria, no solo por la hora sino también por el lugar pero se sobrepone pues las personas que la invitaron eran de su entera confianza tanto su jefe político como su confesor. Además su marido, esa misma mañana cuando se despidieron en la puerta de su casa, le había susurrado al oído: “Amor, ve con confianza y abre tu mente”. Ante estas palabras de Antonio concluye que hay algo más que ella ignora y que el evidentemente sí conocía. 

Al acercarse al templo nota que la puerta está entrejunta dejando ver una titilante luz que va y viene. 

 Entra y escucha tras de sí que alguien la cierra mientras apaga la vela que portaba al tiempo que le informaba  “Mantén silencio y presta atención a lo que se te dirá”, reconociendo la voz de Silveiro se pregunta, “¿Que hacía allí?, ¿Acaso él también era participe de aquella misteriosa cita?”, entonces gira desconcertada para hablarle pero había desaparecido presuroso en la penumbra. Cautelosamente continúa por el corredor central de la Iglesia cuyo fondo estaba levemente iluminado, entonces distingue que el altar mayor estaba cubierto por una gran cortina de paño rojo con una dorada y gigantesca letra bordada a cuyos pies envueltas por la lobreguez estaban unas siluetas humanas ataviadas como ella parados detrás de un largo mesón con varios objetos expuestos que no tenían nada que ver con los usados en la misa católica, destacaban un extraño compás, un manuscrito, un dije con un símbolo que le era familiar y otras misteriosas figuras que desconocía.

El personaje central al verla llegar da varios golpes en el piso con un largo bastón de madera y los otros asistentes, ubicados a ambos lados comienzan a aplaudir sincrónicamente asintiendo con la cabeza, una especie de señal para comenzar la ceremonia que reviste un carácter ritual.

 —Hoy se realizará tu rito de iniciación en nuestra Secreta Orden, la logia Sefarad y yo soy el venerable maestro que la preside.

Queda estupefacta y un torbellino de preguntas cruzan su mente, “¿Qué es esto?, ¿Quién es aquel hombre?". Su voz se le hace familiar sin embargo a pesar de su esfuerzo no logra identificarlo.  

—Lo primero es puntualizarte que las enseñanzas aquí impartidas tienen como objetivo desarrollar tu sabiduría para el crecimiento de la conciencia y no tienen que ver con creencias religiosas o dogmas de ningún tipo.

Bartola medita, “¿Por qué le decían aquello?, ¿Acaso la conocían?” entonces el maestro toma del mesón aquel extraño compás unido a una escuadra, mostrándoselo.

—Deberás saber identificar estos símbolos y conocer su significado, lo cual es imprescindible para la seguridad de tus próximas tareas encomendadas.

El oculto ser tras su negra capucha guarda silencio y entonces de algún lugar del salón surge una melodía conocida... Era el Allegro de la Quinta Sinfonía de Beethoven que brotaba de la pianola de la Iglesia mientras la escucha medita sobre aquellas enigmáticas palabras: “La seguridad… ¿De quién o quiénes?”.

Simultáneo los demás asistentes comienzan a girar con paso marcial alrededor del mesón ejecutando una especie de danza, desprendiéndose una  atmósfera ceremonial. Luego el maestro continúa hablando.

—El aprendiz se inicia como piedra bruta, ayudado por sus Hermanos comenzará a trabajarla y pulirla hasta lograr su forma perfecta, la piedra cúbica que representa el conocimiento.

Al acostumbrarse a la penumbra cree reconocer a varios de los presentes, acaso ese era el vendedor de velas y aquel el dueño de la tienda de ropa. Desconcertada finalmente descubre quien es la persona que habla, se trataba del hierbatero, pero otro situado detrás del maestro la sorprendería enormemente, era el cura de Aregue.

—Desde el instante que traspasas el umbral de este templo, bajo nuestra tutela, dejas atrás lo que eras transformándote en una pieza que encajará con las otras, tal como las del pórtico, integrándote armónicamente a nuestra organización.

El orador se detiene brevemente al observar que ella ya lo había identificado y le revela.

—Este proceso, sin notarlo, lo habíamos comenzado cuando te enseñábamos el poder que albergan las hierbas medicinales y los vericuetos de la política.

Con aquella inesperada confesión finalmente tiene la certeza de quienes son y entendería la dedicación y paciencia para explicarle los temas que despertaban sus dudas, así como los cortantes silencios y las miradas furtivas cuando ella llegaba.

—Nuestros antepasados sefarditas construyeron este templo revelando crípticamente en sus formas geométricas de su fachada su doble papel desempeñado, un secreto el cual ahora tú participaras y deberás proteger también. 

Bartola al escuchar aquellas confidencias experimentaría una extraña sensación, de penetrar en algo profundo, desconocido y extraordinario.    

—Este horario está reservado para nuestra logia, con la anuencia de las autoridades eclesiásticas. Vendrás aquí dos veces al mes para realizar los tres primeros rituales: Aprendiz, Compañero y Maestro, estudiarás el significado de los ocho símbolos y de la ciencia que despertara tu conciencia.

Alargando una mano hacia ella le entrega algo, indicándole.

—Además deberás leer este manuscrito, nadie más debe hacerlo.

Bartola se lo recibe y al verlo un recuerdo asalta su mente.  

—Se te prohíbe revelar cualquier misterio de la Orden, incluso a tu esposo e hijos. Tampoco puedes demostrar que reconoces a alguno de los aquí presente si te encuentras con ellos fuera de este lugar.

El maestro se acerca a ella mientras los otros permanecen detrás y solicito le comunica.

—A partir de este momento te suministraremos contactos esenciales protección y apoyo para las misiones secretas que se te asignaron. Contaras con nuestra ayuda.

Cuando Bartola sale del lugar, un infinito cielo azabache salpicado de miles de resplandecientes estrellas semejando puntos blancos la arropan, extasiada lo contempla. Bajando la mirada presta atención a la superficie de piedras cuadrangulares perfectamente encajadas del marco de la puerta de aquel templo, recorriéndolas con sus manos siente algo novedoso que surgía dentro de ella, comprendiendo ahora su significado. María Pinto de Cárdenas, su admirada antepasada, hacía 191 años había estado apoyada en esas mismas piedras y tal vez entonces a través de ellas podría entender sus dos historias, la diurna y la nocturna.


Aquel  marco rectangular siempre le despertó su curiosidad por la marcada diferencia con los ovalados de las puertas de las Iglesias de Aregue y Río Tocuyo, aquel secreto resguardado desde la fundación de Carora por su sociedad la maravillaban, preguntándose que los había motivado, la respuesta estaban en el manuscrito que portaba, sería un descubrimiento mas

Una fría brisa la sorprende y sale de su ensimismamiento, acelera el paso hacia el cercano hotel donde se hospedaba mientras repara de otra actividad secreta que no mencionaron y que también se desarrollaban allí tal como la celebración del Cantorío de la Primera Misa.

¿Acaso eso tenía relación con ellos?. ¿Por eso la presencia del hombre que le pareció ser el líder de la conspiración?. ¿Estaban conectados?. El tiempo le revelaría todas sus inquietudes y el porqué de la necesidad de su inclusión en aquella secreta orden.

Nunca sospechó los caminos que recorrería a partir de entonces ni en la persona en que se convertiría.

Roz Mystírio. Prólogo

                          Un lugar llamado Carora

Un extravagante reptil cubierto de espinas a lo largo de su delgado cuerpo atraviesa veloz aquella fantasmagórica región semidesértica desapareciendo mágicamente en una hendidura del cuarteado y reseco suelo librándose del inclemente calor provocado por el abrasador sol que desdibujaba el horizonte salpicado de cardones y cujíes.  

Perezosamente unos chivos mordisquean las hojas de los arbustos indiferentes al árido ambiente que las rodea, inquietante desolación que no permitía vislumbrar que alguna vez allí se escribieron las páginas de una historia crucial, sepultadas en la memoria y la arena del tiempo, resguardadas por un sinnúmero de secretos que esperaban ser parteados, quizás algún día.    

Esta agreste región en un remoto tiempo daría origen a una mujer signada por una vorágine de turbulentas vivencias a veces felices, otras intensamente agrias y dolorosas.


Su infancia transcurriría dentro de un acogedor ambiente familiar, estimulando a una alegre joven cuya risa cantarina llenaba su entorno, irradiando un magnetismo imposible de ignorar.

Como todo joven era de carácter despreocupado y rebelde, hasta que un día una traumática experiencia como una oscura tormenta invernal la envolvería violentamente alejándola de su inocencia de manera dolorosa a partir del cual su vida tomaría un inesperado sendero provocando que la realidad conocida se derrumbara al revelarse una oculta verdad, la cual como un río desbordado impetuosamente buscaría su trayecto, un destino inevitable.

Su mundo estaría atrapado por una diversidad de normas que constituían las asfixiantes tradiciones de la Colonia pero las cuales no impedían que fueran trasgredidas, el pecado era practicado impunemente  reinando una doble moral, propiciando el secretismo, lo oculto, el arte de la hipocresía, de lo que nadie hablaba pero todos conocían.

Existía una condena insalvable, el franco rechazo  social de acuerdo al linaje, los nobles o puros de sangre y los de sangre manchada o descendientes fuera del matrimonio. La pureza de sangre era tan importante que si se quería perjudicar a alguien bastaba con poner en duda su árbol genealógico regando rumores anónimamente o lanzando panfletos en la plaza del pueblo sobre su origen. 

Los privilegios del poder se preservaban a través de una clara división de clases marcadas por los apellidos, encargándose de ello estaban las godarrías, influyentes grupos cívico-religiosos conformados alrededor de unas cuantas familias unidas por sus endogamias o matrimonios entre parientes quienes ejercían un dominio en esta sociedad, residenciados en localidades sumamente tradicionales en cuanto a las costumbres españolas.

Junto a la poderosa Iglesia Católica existían Centros Educativos muy avanzados, formando ambos un binomio encargado de resguardar los privilegios obtenidos por la sangre. Para tener acceso a estos Colegios debías ser noble, los manchados no gozaban de este beneficio a menos que contaras con un oculto padrino.

Bajo estas circunstancias se desenvuelve esta historia que se desplegará en tres poblados íntimamente ligados por su ascendencia, costumbres,  pecados y antagonismos donde las vicisitudes de la protagonista se mezclaran en un torbellino cada vez más complejo.

Carora, comarca con un dominante comportamiento conservador y fieles cumplidores del ceremonial católico que apuntala un gran arraigo con la tierra donde nacieron. Aun hoy, sus domingos están marcados por la misa y la salida al club social en donde comparten una agradable conversación de intrigas familiares y de conspiraciones políticas, todos conocidos y emparentados, siendo característico el típico saludo: Pariente, ¿Como esta?.

Como cualquier otro pueblo, alrededor de la plaza estaba la guarnición militar, los poderes públicos y las viviendas principales. Un ir y venir de transeúntes te envolvía, sonidos de cascos de caballos, el vociferado de los pregoneros y el aguatero con sus burros cargando el agua de manantial para los hogares. En las esquinas de la plaza se observaba a los vecinos reunidos para enterarse de las noticias traídas por los viajeros, el correo, o comentar el último escándalo de alguna familia, siendo los preferidos.  

En medio de aquella algarabía no era difícil encontrar su Iglesia adyacente, un poco hacia el fondo de la plaza. Aún hoy al acercarte percibes ciertas peculiaridades, lo primero es la forma rectangular del marco de su puerta además de estar realizado con piedras, llamando poderosamente la atención por tratarse de un raro material entre los templos locales, resaltado aún más por sus formas cubicas encajadas perfectamente, al continuar detallando observas su torre lateral rematada en forma piramidal puntiaguda todo una composición geométrica de su fachada que despierta una extraña sensación de la existencia de un susurrante enigma, uno de los más celosamente guardados por esta sociedad, remontándose a sus orígenes.   



A las afueras de la ciudad se localizaban las bulliciosas pulperías  donde se jugaba cartas, se ingería aguardiente, se hablaba de  negocios, de política y por supuesto se conspiraba. Allí se adquirían enseres locales y los traídos clandestinamente por barcos a las costas de Falcón. Un mundo al margen de la ley que conllevaría a la existencia de crímenes como el ocurrido a unos famosos hermanos contrabandistas.

Al transitar por sus calles se podían diferenciar tres clases sociales, no solo por el color de piel sino también por sus riquezas: la blanca, la india y la negra.

En los blancos existían dos categorías, los pudientes de abolengo o mantuanos y los blancos de orilla, carpinteros, herreros, talabarteros, maestros de cantería, sastres, barberos y otras labores. Dentro de los mantuanos se diferenciaban los nacidos en América de los nacidos en España quienes detentaban privilegios excepcionales.

Los indios mantenían la propiedad de sus tierras a través de los Resguardos Indígenas que desencadenaría un fatídico suceso en estas tierras.

Los negros ocupaban el extremo de la sociedad como esclavos sin paga.

En los mantuanos prevalecía una rígida sociedad estamentaria llegando a extremos como negarles la entrada a los mestizos y mulatos a la Iglesia de San Juan Bautista asignándoles la capilla de El Calvario para su uso, un fenómeno discriminatorio que abarcaba a los Santos, a los curas y las Iglesias que a pesar de su preponderante mentalidad católica no bastaba para superarla.

A la segregación racial se sumaba lo político, tan era así que las iglesias de las ciudades estaban reservadas para los curas conservadores y la de los pueblos para los liberales, despreciados por esta rancia sociedad cuya enemistad daría origen a las tragedias de los liberales hermanos Aguinagalde.

Uno asesinado a puñaladas en Barquisimeto por propiciar la abolición de la esclavitud y en el cual estaría involucrado un conocido sacerdote conservador. El otro, un párroco que por ser liberal sería expulsado de Carora humillantemente montado de espaldas en un burro y es el autor de la célebre maldición del Fraile: “Malditos sean estos godos hasta la quinta generación”.

Aregue era famoso por la presencia del irreverente cura Domingo Vicente Oropeza, por el feroz Clan de los indios Castro que le otorgaban fama de ser un pueblo peligroso y por su Iglesia en la cual se encuentra la morena Virgen de Chiquinquirá, venerada por los indígenas.   

Río Tocuyo era socialmente más tolerante, aceptaban de buen grado al mestizo aunque sutilmente quedaba algún resquemor, aquí nacería y crecería la protagonista sumergida en sus contradicciones que marcarían esta generación.

Era una época de gran galantería y romanticismo originado de los delicados modales europeos heredados.

Una sociedad preñada de numerosos mitos, leyendas y pasiones nocturnas estimuladas por el caluroso clima que llegaba a rajar el suelo y nublar la mente de sus pobladores, una especie de caldo que da sazón a los misterios de esta región y a su sociedad de cómplices.

Bartola visitaba las riberas del Río Tocuyo, un paisaje que la seducía por el tempestuoso correr de sus aguas transmitiéndole una paz inigualable, un consuelo a su soledad y donde acaecerían los hechos más relevantes de su vida.   

Mientras contemplaba hipnotizada su entretejido cauce similar a su enmarañada vida meditaba sobre los temas que la agobiaban y la herían en lo profundo de su ser. 

Perseguiría subsanar esta brecha pero esto la conduciría a través de una cadeneta de simulaciones que crecerían como una enredadera hasta cubrirla y transformarla inexorablemente en la dama invisible con un subyugante mundo de secretos, sus  rosas, esta es su historia.








jueves, 10 de octubre de 2024

El Confesor del Diablo

 

Llegado un momento en la vida en que comencé a meditar sobre la maldad, a dudar sobre su existencia y, si se puede ser malo o no, o solo es un cliché impuesto para el control social. Así que decidí adentrarme en este tema, comenzando por intentar hacer una categorización para definirla en algunos objetos y/o seres vivos.

Vemos como una comida, un animal o una persona pueden ser malos. En los dos primeros casos es relativamente fácil identificar esta cualidad, pero en los seres humanos se complica por la entrada en juego de la estupidez, pudiéndose confundir con ella pero existe un detalle que permite diferenciarlas. El auténticamente malo busca obtener algo a cambio de su diabólico proceder, en cambio el estúpido no persigue ningún objetivo, su obrar puede llegar a beneficiar a otros pero jamás a sí mismo.     

Desde el punto de vista social, existen ciertas acciones, tales como el deber de saludar, de hablar en voz baja, no interrumpir cuando otro habla, abstenerse de opinar sobre temas escabrosos, mucho menos detectar las miserias de las personas y si por accidente lo haces, no cometer el imperdonable error de señalarlos, debes hacer lo imposible por pasar desapercibido para no correr el riesgo de ser tipificado como una mala persona.

Es asombroso como un público, más o menos numeroso acentúa esta pretendida censura en la población que abarca los años dorados, una forma poética para evitar usar el peyorativo termino de viejo, a quienes se les solicita guardar un amable y discreto silencio, estableciéndolo como el comportamiento adecuado para esta edad, pero, aquí viene el primer y pequeño detalle de este paradigma, esto es de carácter obligatorio, pues, las exigencias son un decreto inapelable ya que de lo contrario, estos cabezas plateadas son calificados perpetuamente como imprudentes y mal pensados, sentenciados al ostracismo, sin poder apelar ni solicitar una reducción a esa condena.

Preguntándome si existe una asociación real entre ser franca y atrevida al hablar de temas censurados, además de irreverente al no cumplir con ciertas normas sociales, simplemente por no sentirlo necesario, con el hecho de ser mala o, se trata de algo impuesto a determinadas personas que coincidencialmente son las que se aventuran a decir lo prohibido sin tapujos, con total libertad, pareciendo ser dueños de la verdad. Notando que puede ser una muestra de poder en unos o un estigma en otros, dependiendo de cuan alto estés en la cadena alimenticia del grupo social al cual perteneces. Si estas abajo, eres imprudente, pero si estas arriba, eres filósofo, una especie de oráculo. Esta forma de proceder provoca miedo, ya que a nadie le gusta palpar la dura realidad a las consecuencias de sus opiniones, que motivan el ataque feroz a los que se permiten ser.

Debido a esta reacción colectiva, darse permiso de hablar a calzón quitado no es fácil, pues debido a la censura social, muchas veces se cae en el dilema de ser un mal pensado por culpa de ese don de discernir la realidad que está allí a la vista de todos y expresarlo te convierte en un malévolo ser, una tipificación difícil de sobrellevar. Particularmente a veces el silencio de alguien es un grito de advertencia de la existencia de un agujero negro, debiendo descifrar su contenido y no soslayarlo.

Todo esto viene a raíz de una vivencia donde al negarme a hacer un “favor” por ir en contra de mis principios, inesperadamente me encontré frontalmente con la medusa de la maldad, y comencé a dudar, ¿Pero cómo era posible que esa persona que conocí como correcta y sensible cambiara tanto? o ¿Será que estoy equivocada y la mala soy yo?.

Entonces abordé la posibilidad de que el mal estuviera en mí y fuera la encarnación del Diablo. Estando en estas elucubraciones, me dije: ¡Bueno!, si ser analítica o mejor dicho mal pensada como dicen, se califica de esta manera, entonces si lo soy. Lo peor es que sentía placer de serlo, pues, al igual que el Diablo, busco relacionarme con seres inteligentes y libres pensadores, lo que dio motivo a la historia de la debacle en el cielo entre Dios y Satanás, que les narraré más adelante.

Era más que evidente que en esta categorización, intervino mi ego, pues si era mala no podía ser menos que el Diablo. Dándole vueltas al asunto de si sí o de si no, decidí buscar el concepto de maldad pero me encontré con un enredo espantoso, no era posible despejar mis dudas solo a través de la información existente, por lo que resolví consultar con alguien para ventilar mis patrones de valoración, en fin un Confesor, creyendo que me permitiría llegar a un veredicto sobre de si había algo de verdad en lo dicho sobre mí y de ser así entonces tratar de corregir esto. Aunque dicen que la gente no cambia, se camufla. En fin, es difícil pero posible, mientras haya vida, se puede, pero, ¿Cuál tipo de vida?. Vida como tal, es pasión, es error, es búsqueda, es encuentro, es ser, es pecar.

El individuo requerido para despejar mis dudas existenciales, no podía ser un mojigato, al llegar a esta primera categorización, imprescindible para aclarar el meollo, caigo en cuenta que eso que la gente clasifica como destellos desagradables en la forma de expresarme, a veces algo o mucho, tal vez ególatra, estaba irremediablemente haciendo acto de presencia tempranamente en mi escrito, pero bueno puedo explicarlo y se debe a que al calificarme como un Diablo o Diabla, el que vaya a analizarme debía por lo menos estar a la altura, ser malo, muy malo, una especie de Confesor del Diablo, nada pusilánime ni hipócrita. Creo que este intento de esclarecer lo que quiero decir, quedo peor, pero en fin sigamos.

Coincidencialmente suena el teléfono y leo en el identificador que se trata de alguien quien llenaba las características que necesitaba para calmar mi atormentado espíritu. Contesto y luego de un breve preámbulo tratando de minimizar mi maldad, le digo a boca de jarro que quería su opinión sobre algo que me acababa de ocurrir:—¿Será que soy mala, la encarnación del Diablo por pensar así de esa persona y negarme a su requerimiento?. 

Sorpresivamente el Confesor me responde:—¡No lo eres, es tal como lo dedujiste. Pienso que más bien te quedaste corta!.

Ante esta intempestiva respuesta, quedo sorprendida, el Confesor me había sobrepasado en la escala de valoración, era peor o mejor dicho, era mejor que yo, inteligente y eso me llenaba de egoísta satisfacción, no estaba sola en aquel hipócrita mundo social. 

Permítanme contarles los resultados de mi investigación sobre este tema, debiendo empezar por aclarar la importancia de la inteligencia, la cual está íntimamente relacionada con la historia del Diablo y la maldad, aunque usted no lo crea así es, busquemos cual es la razón, su origen.

Según algunos escritos se dice que el verdadero nombre del diablo cuando era un ángel del cielo, era Luzbel o Lucifer cuyo significado es el “Portador de Luz”. Si, así mismo es, el Diablo en una época remota fue un Ángel, nació siendo bueno, un ser de luz, entonces, ¿Qué paso?, ¿Por qué se volvió malo?, ¿Fue a motus propio o por culpa de alguien o de algo?.

Dicen que todo comenzó por sentir envidia de que los seres inteligentes, considerados seres superiores, adoraran a Dios, y que el grupo que no pertenecían a ellos, los que no habían evolucionado aun, eran lo que estaban con él, hablando sin tapujo, que los escasos de mente eran sus adoradores y ahí comenzó el problema de su gran malestar, no sentía placer de la veneración de los no pensantes, además de ser una calificación despectiva para sus seguidores y discriminatorio para él, lo cual no podía tolerar, razón por lo que decidió revelarse.

Lo primero que hizo fue cambiar su nombre a Satán o Satanás, el Adversario, el tipo del mal camino, encargado de hacer pecar a la  humanidad tentándolos y así atraerlos al infierno, el lado obscuro de la luna, su paraíso inverso. Debido a este mal proceder, San Miguel Arcángel se ve obligado a expulsarlo del cielo, de ahí viene la imagen de este Ángel con una espada en la mano y un dragón, que representa a Satanás, dominado a sus pies. Lo más sorprendente de esta historia es que se dice que Lucifer es el hermano menor del Arcángel Miguel, considerado el Ángel más poderoso del cielo solo superado por Dios, la Oscuridad y la Muerte, en cuarto lugar estaría este Arcángel y en quinto Lucifer, constituyendo los cinco poderes más grande del Universo. 

Cuando este último emigra del cielo, siendo la primera diáspora que se conoce, se lleva a seis seguidores llamados demonios, para  formar un equipo de trabajo unidos por su afinidad en gustos, ellos eran: Lujuria o Asmodeo, Gula o Belcebú, Avaricia o Mammon, Pereza o Belfegor, Ira o Amon, por ultimo estaba Envidia y Soberbia u Orgullo, o sea Leviatán o Lucifer, el más poderoso de los malos, el jefe o el capo. De aquí surgen varias leyendas colaterales, la existencia del Infierno y los conocidos siete pecados capitales, pero esto es un tema aparte. 

Sin embargo existe otra teoría, menos simplista que la anterior, que afirma que este ser, supuestamente diabólico no era tal, que en realidad era un Ángel designado por Dios para realizar esta labor, que ningún otro quería hacer por la cuestión del bajón del nivel energético que acarreaba esta misión, sucia y desagradable, que además debía actuar como un agente encubierto, anónimo, por lo que siempre sería denigrado, vilipendiado, catalogado como el malvado de la historia, siendo que, más bien deberíamos admirarlo por su sacrificada labor y tener un lugar en los altares.

Llegando a este punto me encuentro con un tema que pensaba era sencillo pero resultó no ser así pues existen dos versiones del Diablo, el tipo malo por celos y envidia que desea hundir en su infierno de los siete pecados capitales a los seres inteligentes, que son los que valen la pena. El otro Diablo, un ser altruista, que se sacrifica para alcanzar un bien mayor, la evolución de los que no estaban dotados de sabiduría natural, los menos inteligente, hablando desde el punto de vista emocional, llevarlos a transformarse en seres superiores. En fin, aunque parezca paradójico, el bien solo se puede visualizar a través del mal y solo el mal te permite llegar al bien.

Me debato entre estas dos posiciones, el altruista y el perverso, con objetivos diferentes, el Diablo malo que busca atraer a los inteligentes y el Diablo bueno que trabaja sobre los menos iluminados para que evolucionen, complicándome el marco conceptual de “ser malo”. Decido quedarme con el infame avieso pues tiene más sustancia, accesible a nuestra “humanidad” más fácil de analizar o comprender.

Cuando ya iba a dejar de escudriñar en el tema, choco con un detalle que viene a enredar más este panorama y es la existencia de una Biblia del Diablo. Entonces cayendo en el pensamiento racional, si existe una Biblia de Dios, por lógica esta otra no podía faltar.

 Esta Biblia llamada el Codex o Código Gigas o Código de Satanás o del Diablo, considerado la octava maravilla del mundo por ser el manuscrito medieval más grande conocido. ¿Más grande conocido?, de ser así, me digo a mí misma que este libro debía contener todas las representaciones de la maldad, un texto lleno de fórmulas censurables, ejemplos didácticos de como pecar, algo así como el Kama Sutra pero con más sazón debido al secretismo que lo rodea, permaneciendo oculto al público, pero resultó que no era así, como siempre yo de mal pensada y lo que conjeturé no llegó ni cerca de su contenido.   

La Biblia del Diablo es una rica mixtura de textos que abarca desde la Biblia cristiana, textos bíblicos proscritos por la Iglesia, encantamientos mágicos, brujería blanca, recetas medicinales naturista, antiguos tratados médicos científicos, ciencia en general, filosofía, los sabios escritos de Salomón y otros datos como censos poblaciones, razón por la que fue considerado como un compendio que abarcaba el conocimiento del mundo, de todo cuanto se escribió, una especie de arcaico Google, un buscador de la época antes del internet.

Esta revelación me deja sorprendida, ¿Acaso se trata del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal que se nombra en el Génesis y cuyo fruto se le prohibió comer a Eva y Adán?. ¿Por qué a este compendio de conocimientos se le catalogó como Biblia del Diablo, acaso  el conocimiento era proscrito?, ¿Acceder a la sabiduría pura, sinceridad absoluta acarreaba una amenaza?. Aquí mi primera conclusión, el conocimiento es liberador y poseerla te convierte en un ser independiente.

Se dice que el autor de este texto demoníaco fue un monje Benedictino, los conocidos monjes negros, llamados así por el color de sus hábitos, de donde según la tradición cristiana provendrá el Papa del fin de los tiempos, el famoso Papa negro del Apocalipsis. Según este libro fue escrito en solo una noche con ayuda del Diablo. Esta maravilla aún existe y está en la Biblioteca Nacional de Suecia. 

Este súper compendio viene a complicar el panorama, pues el tipo que supuestamente es el más malo del Universo tiene un texto donde están contenidos todos los conocimientos de la humanidad, sin catalogarlas como buena o mala, ni censura, entrando a jugar el libre albedrio. Pero entonces aquí entra la siguiente duda: ¿Cuál de los dos Diablos la escribió?. Pareciera que es el Diablo bueno ya que este persigue la superación y esto se logra con conocimiento, no hay otra manera.

Continuando con la lectura, encuentro que en el Libro del Génesis se describe a un querubín que permanece junto a las puertas del Edén con una espada ardiente para evitar el acceso de los humanos al Árbol de la Vida o el Árbol del conocimiento del Bien y del Mal, también conocido como el “Libro de la Vida”, que aparece mencionado en el Antiguo Testamento como el que contiene el nombre de los vivos y del que son borrados el de los muertos. ¿Por qué es tan importante evitar el acceso a ese misterioso Árbol? ¿Acaso el que posea el conocimiento obtiene la vida eterna, el Paraíso?, ¿Podemos deducir que el conocimiento es vida?. ¿O hay algo más profundo?.

Al llegar al “conocimiento” debemos señalar de donde nace este concepto y aquí aparecen los cátaros, una antigua sociedad, especie de ONG o sea una organización no gubernamental, independientes de la Iglesia Católica o mejor dicho con conceptos diferentes a los oficiales, tales como la forma de redimir el pecado, para ellos esto exigía un conocimiento (gnosis) del mundo espiritual y así poder cambiar el mundo material que obstaculizaba la salvación. Ellos afirmaban que el Universo estaba formado por dos sectores, uno espiritual creado por Dios, compuesto de cielos y almas y, el otro, el plano físico creado por Satán, donde imperan las guerras, el odio, la maldad y regido por la Iglesia Católica. Para ellos estas dos deidades estaban en eterno conflicto, contrapuestos e iguales de poderosas.

Esta visión se plantea en un libro apócrifo llamado “La cena secreta”, donde se explica que el Universo está poblado de entidades espirituales y eternas, fruto del amor de Dios; en el cual surge Satanás llevándole la contraria, tentador y malvado, un pecador que cae derrotado por este Dios bueno. Sin embargo, la Misericordia Divina que no conoce el rencor, accede a que Satanás creara el mundo terrenal, permitiendo incluso la encarnación de sus seguidores espirituales en humanos. Dada que los ángeles encarnados a pesar de ser malos eran de origen divino, se negaban a procrear, salvo el ángel con identidad de mujer que Satanás logró tentar empujándola al acto sexual y luego ella usando sus dotes, una de esas era la lujuria, atrae al hombre.

Para los cátaros, el Dios descrito en el Antiguo Testamento era realmente el Diablo o sea que el verdadero creador del mundo era el tipo malo; de esta forma podían explicar sus cualidades de Dios celoso, vengativo, sediento de sangre reflejado como Dios de la Guerra en este libro. Para ellos el pecado nace en el cielo por la envidia de Satán, quien origina al mundo material que surge de por sí malvado. En este contexto, Eva sería inocente de ser la autora del pecado original, pues no existiría en este mundo que nace de por sí pecador y ella sería simplemente un producto del entorno que se crea malo, una más entre los malos.

En cambio para la Iglesia el Edén fue creado por Dios como un mundo perfecto libre de pecado, pero por culpa de Eva, conducida de las manos de Satanás, cae en el pecado conocido como original, convirtiendo al Eden en zona proscrita, una especie de Chernobil. Entonces me pregunto, ¿Original de qué? si era cuestión de sexo, esto es más viejo que Matusalén. Vemos como para las creencias religiosas, la mujer siempre tiene la culpa, una teoría machista, pero bueno, era la época.

Estos libres pensadores creían en la reencarnación e introducen otro elemento novedoso al afirmar que se trataba de un eterno proceso evolutivo del autoconocimiento espiritual o la verdad o gnosis, hasta que las almas sean capaces de tener una visión de la Divinidad, la verdadera esencia del ser, permitiéndole escapar finalmente del mundo terrenal y poder elevarse al paraíso inmaterial, por lo tanto no hay infierno, solo sucesivas sufridas vidas terrenales hasta alcanzar la iluminación.

Para los católicos, la fe en Dios te redime del pecado, te salva del infierno donde solo prevalece el castigo, una dimensión o lugar de fuego y torturas por la eternidad. Una visión fatalista.

Estando a estas alturas detallo que no solo hay dos versiones de la Biblia y del Diablo, también hay dos versiones de la creación, dos Eva, dos lugares de nacimiento del pecado, dos infiernos, dos Paraísos y dos formas de alcanzar el Cielo.

Es también evidente que hay dos Árboles del Bien y del Mal, por ende se origina una pregunta, si el mundo material del Génesis conocido como el Edén fue creado por el Diablo, entonces El Árbol del Bien y del Mal, ¿Quién lo creo?. Y yendo más allá, ¿Qué función tenía su presencia en cada Paraíso?.

En la versión de la Creación hecha por Dios, El Árbol del Bien y del Mal está allí para probar al hombre a través de una serpiente enroscada en su tronco, que representa al Diablo, el cual le realiza una tentadora e irresistible oferta a Eva, una especie de prueba para ser admitida en el Edén. La mujer no la rechaza debido a su naturaleza femenina de compradora compulsiva que se lo impide y así sería por siempre para castigo del hombre. Pero ¿A dónde se iba en caso de violar la norma, acaso al Infierno?. Es evidente que este Árbol estaba para enredar la relación entre Dios y el Hombre.

En la otra Creación, la hecha por el Diablo, el Árbol sería colocado allí por Dios para abrirle el camino a la luz al Hombre a través de la gnosis, en este caso Dios le complica la vida al Diablo.

Entonces tenemos que el conocimiento es un elemento clave en ambos casos, en uno se revela la irresistible y diabólica sexualidad, en el otro está la fórmula para la superación o avance espiritual. 

Para concluir, la búsqueda del conocimiento te suministra la capacidad de discernimiento de la verdad que te permite tomar decisiones asertivas, ser un individuo pleno y además tener el valor para proclamarlo. 

Vaya que se necesita valor y mucho para hacerlo, sobre todo hoy en día que enfrentamos una sociedad complaciente y de cómplices que solo persiguen  oscuros  fines de pura maldad. Y esto es tan cierto que tanto los grupos religiosos o gobiernos que buscan  someter a un pueblo, lo primero que hacen es acabar con la educación y la verdad. 

Finalmente hay un dicho popular que dice: ¡La verdad te hará libre!.