A lo largo de este relato hemos hablado de rituales, un concepto
conocido popularmente, toda vez que en el transcurso de nuestras vidas
participamos en ellos, muchas veces sin estar consciente del hecho. Abarcan
desde los religiosos, como bautizos, comunión, matrimonio; pasando por otros de
carácter social como las membresía de clubes o académicos, estando el ritual implícito
de una forma más o menos evidente.
En la tradición oral sobre las prácticas de mi bisabuela
espiritista se conocían diversos rituales realizados por ella, uno de los más
sencillos, era el de seleccionar diferentes granos como caraotas, café y maíz,
los colocaba en un tazón de arcilla y se dirigía a un árbol de cují de la
hacienda de mi abuelo donde realizaba una desconocida ceremonia,
ofrendándoselos a la madre tierra y a Dios, para que su hijo tuviera buenas
cosechas. Ella no permitía que la acompañaran, solo la veían hacer esto de
lejos. Mi abuelo misteriosamente siempre obtenía excelentes resultados en
sus siembras, incluso a pesar de ocurrir eventualmente intensos veranos, los
pobladores vecinos se asombraban de ver que solo llovía en la hacienda de él,
mientras los demás acarreaban una gran sequía. Él se ufanaba expresando que era
gracias a los rituales de su madre.
Existió otro más complejo y secreto ritual, que fuera el ejecutado
para proteger a su hijo de los poderosos enemigos que buscaban acabar con su
vida: “Todo estaba listo para el ritual de la cruz de protección, con los
cuatro grandes arcángeles: Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel, basado en la Cábala
Sagrada, del árbol del conocimiento y de los rosacruces, los misterios de
la Magia, los símbolos de la Gnosis, las figuras del ocultismo, las claves del
poderoso Sello de Salomón, rodeada de un gran secreto”. Esto lo realizaría en
un inmenso salón, que después fungiría como recibo de la hacienda, quedando
vestigios de los elementos empleados, tal como: una gigantesca estrella de ocho
puntas dibujada en bajo relieve en el suelo de argamasa, cemento antiguo cuya
fórmula secreta era de conocimiento de los masones, habitantes de la región de
donde procedemos. Allí también estaba pintado en una pared del fondo, un árbol
de la vida, cuyas ramas después de bifurcarse terminaban en rosas,
encerrando un mensaje, pues esta flor simboliza algo secreto.
Un ritual o rito, palabra que proviene del
latín ritus, se refiere a una serie de acciones realizadas con un valor
simbólico. Estos pueden consistir en ceremonias de carácter más o menos
solemne, según lo que establezcan las tradiciones, la corriente religiosa
u otra organización social. Pueden incluir música
o un baile especial, discursos o algunas palabras o frases formales, a
veces usar ropa particular. Estas ceremonias se pueden
realizan en lugares sagrados, como en una iglesias, templos,
sinagogas, mezquitas, etc., o en otros sitios no tan solemnes como clubes o
simplemente en medio de la naturaleza.
Ofrendas en misa católica. Fotografía de NAMC
Un componente esencial del ritual consiste en la
entrega de ofrendas, que son aquellos objetos que se dedican a la Divinidad en
señal de gratitud y de veneración, una especie de regalo por los favores por
conceder, una forma de señalar la confianza o fe de recibir lo
solicitado.
Sin tener conciencia de ello he participado en
varios, uno de ellos fue durante el acto solemne de la bendición de los anillos
de médicos, realizado en una misa católica, donde además se hace el Juramento
Hipocrático de cumplir con los valores éticos del ejercicio profesional,
principalmente no hacer daño al paciente, que en latín es: “Primun non nocere”,
ni con obras ni con las palabras, eje central del ejercicio profesional.
El ser humano realiza ceremonias desde
hace miles de años, pudiéramos afirmar que desde que el hombre tomó conciencia
del ser. Vemos que existen rituales famosos como el del Día de los Muertos en
México, u otros en diferentes lugares del mundo. También se conoce como tal a
ciertos ritos que conllevan sacrificios con animales o inclusive con
personas, ocurridas en ciertos pueblos antiguos, como los realizados por los
aztecas en México.
Karla me contaría lo vivido en la India, luego de
arribar a ese país y tomar en el aeropuerto uno de los carruajes típicos, unas
pequeñas motos llamadas “Tuk – Tuk”, que circulan a alta velocidad de modo
alocado provocando temor en el que no está familiarizado con esto; durante su
travesía conocería parte de esa ciudad, sus extrañas mescolanzas de animales y
personas en las calles envueltas en un ensordecedor ruido; notaria las
vestimentas típicas de sus mujeres, notaria como los hombres caminan delante de
ellas, permaneciendo estas detrás y la costumbre entre ellos de tomarse las
manos mientras conversan. Finalmente fue llevada al hotel, donde se hospedaría
esa noche para descansar del largo viaje.
Al día siguiente se trasladaría al lugar de
estudios, una ciudad universitaria con varias edificaciones donde se impartían
las enseñanzas, dominando el paisaje estaba un níveo y majestuoso Templo con amplios
jardines muy hermosos que irradiaban una gran armonía. Debía asistir vestida de
blanco para meditar y practicar los rituales aprendidos.
Como requisito indispensable la cabeza debe estar
cubierta en señal de respeto y es parte de su cultura, diferente para los
hombres que puede ser un sencillo paño o un elaborado turbante o dastar que identifica
a los sij, las mujeres basta con un manto.
Dastar y manto usados en la India. Fotografía de GCOC
En lo narrado sobre rituales, evitaría explicarme
los realizados por ella en aquel Templo como practica de su aprendizaje en esa Universidad,
solo me explicaría uno muy común y conocido en la India, llamado el “Homa”,
utilizado también para efectuar la “Puja”. Consiste en colocar un altar con
imágenes de la Divinidad, que para Karla son el Buda, su maestro de las enseñanzas, Jesús y otro símbolo divino, con ofrendas diversas
en comidas y flores, realizado en una gran vasija de cobre con forma de
pirámide invertida, donde se quema ramas secas, bosta de vaca, mantequilla
clarificada o ghee, despidiendo un olor característico que impregnan al
ambiente, mientras se pronuncian cantos y/o mantras rodeado de gran misticismo,
sentimiento acogedor muy propio de la India, a continuación se hace la
petición.
Cabe destacar que es solo una petición por cada
Homa, no es permitido hacer varias simultaneas, muy diferente a lo que sucede
en las ceremonias católicas.
Karla me aclara que el “Homa”, fue traído a
Occidente hace décadas por personas que viajaron a esos centros místicos en la
India, cuya misión era dar a conocer este ritual para limpiar la atmósfera, atraer
energías positivas, y hasta de hacer más fértiles las tierras para las siembras
y obtener buenas cosechas, usado con muchas finalidades beneficiosas tanto para
el ambiente, como las personas, etc.
Ofrendas hindú. Fotografía de
También me señala que los dioses hindúes son múltiples y diferentes a las religiones de occidente, en ellos podemos observarlos con formas de animales, o mitad hombre y mitad animal o pueden ser invisibles.
Me relataría sobre un festival realizado en el mes de julio o el mes de Ashadh según el calendario hindú que debe ser en un día de luna llena, un ritual que se efectúa simultáneamente en India, Nepal y Bután por hindúes, jainistas y budistas.
En estas festividades los estudiantes expresan gratitud a sus gurús o maestros. Es también conocido como la celebración de Guru Purnima, muy importante para los budistas pues marca el primer sermón de Siddharta Gautama en Sarnath, Uttar Pradesh, conocido como Buda, quien dio origen a esta corriente de enseñanzas sobre el sufrimiento y su fin. Su imagen se representa como un hombre sentado con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas meditando.
En la cultura hindú, se
conoce como Vyasa Purnima, en honor al cumpleaños del sabio que narró el
Mahabharata, que junto al Ramayana, constituyen dos extensos textos de la India
escritos en sánscrito atribuido a Vyasa y al dios Ganesh, mitad hombre y mitad
elefante, equivalentes a la Biblia
cristiana pero cuatro veces más extenso.
El Mahabharata contiene información astronómica y trata
de una lucha dinástica por el
trono del reino del clan Kuru, según este texto estaríamos en la última etapa
de la humanidad marcada por la disolución de los valores morales. ¿Es así? ¿Estamos
en el Apocalipsis?
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