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viernes, 2 de mayo de 2014

La Cola y la Muela del Juicio.


El ser humano progresó de sus orígenes simiesco, colgando de su largo apéndice prensil situado al final de la columna vertebral que los ayudaba a sostenerse balanceándose en las ramas de las copas de los arboles comiendo frutas, semillas y hojas como los demás primates, a caminar erguido perdiendo la cola gracias a la evolución que les permitiría transformarse en homo erectus, explicable por la ventaja que significó bajar al suelo en busca de alimentos mas nutritivos haciendo que este miembro prensil dejara de ser útil y condenado a desaparecer, convirtiéndose en un vestigio conocido como coxis o rabadilla, el cual al igual que las muelas del juicio o cordales también están en vías de extinción por el cambio de nuestros hábitos alimenticios. Parece ser que el hecho de poder escoger mejores alimentos provoca de alguna manera la inutilidad de esta muela condenándonos a no tener juicio o sea criterio, sensatez, o cordura.
En otros animales la cola desempeña diferentes funciones como es para impulsarse en los peces o darle equilibrio a los felinos o ser arma letal en escorpiones y mantarrayas o ser desechable en lagartijas al desprenderse como señuelo mientras escapan. En las aves es un agregado de plumas situado en su parte posterior y sirve de timón durante el vuelo o para atraer a la hembra al usarse como vistoso ornamento sexual, en este caso el tamaño importa y la evidencia la tenemos en la majestuosa cola del pavo real. Además es un instrumento de comunicación social, todos entendemos el meneo de la cola de un perro cuando ve a su dueño o la de un gato cuando esta fastidiado o cazando. Los objetos igualmente pueden tener un extremo prolongado llamado cola como el los vestidos de novia cuyo extensión va acorde al estatus económico de la familia, otra cola muy larga es la de los papagayos multicolores volando serenamente en el cielo azul gracias a este aditamento, existe un dicho popular que a la persona sin equilibrio se le compara con un papagayo sin cola. Uno de los fenómenos astronómicos más bellos son las lumínicas colas de estrellas fugaces y cometas que rayan el firmamento en su paso ocasional. Otras colas son algunos pegamentos, refrescos a base de cola, las usada como verbo, ejemplo: pon a colá el café o como sufijo, ejemplo: terrícola. Un uso coloquial muy frecuente es el dame una cola por favor, es decir, llévame a alguna parte.
Pero hoy día un nuevo concepto de “cola” ha invadido nuestro léxico como si se tratase de una metástasis maligna devastando el quehacer diario cual tornado despiadado y sin percatarnos permanecemos como zombis cuando formamos parte de una interminable fila que esperan su turno para comprar algún alimento o producto de higiene personal y, lo peor, es que creemos estar a la moda al participar en ellas. Pasamos de ser una especie evolucionada sin cola a una subdesarrollada con cola, transformamos un vestigio olvidado en un gigantesco órgano que contamina la realidad circundante, convertimos algo útil en la naturaleza en un acto de sumisión humillante que solo cumple con un cometido: evidenciar el fracaso económico de este gobierno. A esta única actividad se ha reducido el significado del vocablo cola olvidándonos de los ricos matices existentes y de las versátiles funciones perfeccionadas por la naturaleza. Al homo erectus actualmente conocido como homo sapiens por la adquisición de las actividades cognitivas superiores debemos añadirle una variedad venezolana local que sería el homo erectus encolado no sapiens a quien lo único que le falta es que le regrese la muela del juicio para perder la cola retrograda.




Publicado en El Impulso cuando había papel, pág. A2 del 30 de Septiembre del 2013.


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