Karla me narraría otra experiencia con un ser querido, a quien
asistió en el momento de su fallecimiento, presentándosele posteriormente en
varios sueños, hasta que finalmente en uno le solicitó que lo auxiliara para
elevarse ya que él no quería seguir en ese plano que lo ataba a la tierra, ella
procedió a efectuarle un ritual con la ayuda del Arcángel Miguel y de la Madre
Divina, cortando sus hilos, dándole luego las gracias por facilitarle alcanzar
la luz.
Alcanzar la luz. Fotografía de JAO
Este don consiste en impulsar el ascenso de los espíritus anclados
al plano terrenal. Lo primero que ocurre generalmente es una revelación
de la causa por la cual permanecen atados a lo material, bien sea porque el
espíritu no siguió el llamado a la luz o porque deba liberarse de algún asunto
pendiente, entonces el sanador lo ayuda a resolver esto y así el alma en pena
pueda descansar en paz.
No todas las almas en pena son las que permanecen en otras
dimensiones etéreas aun rondando al mundo material. Ocurría,
a mi modo de ver, que habían otras entidades prisioneras de este plano,
con la peculiaridad de estar atrapadas en su cuerpo físico, en un estado que no
podemos definir como de existencia, personas que han desaparecido de su entorno
tanto familiar inmediato como del profesional, excluidas o peor aún,
autoexcluidas voluntariamente debido a la existencia de paradigmas errados de
que las personas de la tercera edad no deben hacer ningún oficio o tarea; una
clase de muerte anticipada donde el entierro esta pausado. De ese melancólico y
depresivo mundo, es posible liberarse, introduciéndole valor agregado a la
vida, ejerciendo algún oficio que, sin importar lo pequeño que sea, sin embargo
le apasione, haciéndoles sentirse útil ante sí mismo, participativo con su
entorno, que en definitiva es lo más importante.
Otro don mencionado por Karla es la facultad para alejar o
expulsar, mediante conjuros, los malos espíritus o los seres oscuros que a
veces se introducen en personas, animales, objetos o lugares, que por alguna
razón están abiertos a ellos. Esto se realiza aplicando el Ritual de Exorcismo,
donde es frecuente el uso de objetos considerados sagrados como crucifijos u
otros. Para comenzar uno, el oficiante que puede ser un sacerdote, pastor
evangélico, sanador o cualquier persona facultada con ese poder, que actúan en
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pide la protección al arcángel
San Miguel, pudiendo rociar agua bendita por el lugar, recitando diferentes oraciones
dependiendo del tipo de exorcismo. Las palabras comúnmente usadas son: “Ecce
crucis signum, fugiant phantasmata cuncta” que en latín significa
“contemplad el emblema de la Cruz, haz que todos los espectros vuelen”.
Karla me diría que utilizaba una sencilla frase: “Vete a la Luz”.
Esta es una práctica riesgosa pues estos espíritus se pueden
introducir en la persona que está realizando el ritual robándole la energía, o
en el hogar ocasionando algún daño o puede afectar alguna mascota u objetos;
como el caso de la muñeca Anabelle,
famosa por estar poseída por el maligno, encontrándose actualmente
encerrada en una vitrina especial de un museo para evitarle daños a las
personas.
En una ocasión a Karla se le presentó una señora que supuestamente
estaba enferma con un fuerte resfriado, pidiéndole que le realizara una
sanación. Al consultar usando sus técnicas, ella visualiza el verdadero origen
de los síntomas, y que se trataba de una entidad que se había introducido
dentro del cuerpo de la paciente, así que procedió a realizar un ritual de
limpieza de otros espíritus, lo que se conoce como exorcismo, mientras lo hacía
la mujer iba narrando diferentes sensaciones de lo que le ocurría durante ese
proceso. Finalmente logra expulsarlo; inmediatamente la mujer se sintió mejor,
de una forma impresionante e inexplicable desde el punto de vista de la ciencia
médica.
Mi bisabuela poseía estas facultades, son múltiples las historias
de cómo era contactada por estas almas en pena solicitándole su ayuda para
lograr alcanzar la luz. Una de ellas, fue la de un espíritu que se le apareció
para pedirle su asistencia para encontrar una botija con morocotas que había
dejado escondida a los pies de un árbol, el cual era necesario desenterrar para
lograr esto. Otra historia conocida era el acoso al cual era sometida por los
malos espíritus por ser una persona con el poder de ahuyentarlos razón por la
que muchas veces inesperadamente era elevada por el aire y lanzada sobre los cactus
existente en el patio de su casa. Sus nietas corrían a rescatarla y sacarle las
espinas clavadas en su cuerpo, sin embargo no la atemorizaban. En este momento de la narrativa estaba
perpleja, no solo era mi antepasada, que me parecía fantasioso, pero ahora era también
Karla quien manifestaba unos dones extraordinarios que se salían totalmente de
lo común, como ayudar a volver a la vida
y el de hacer exorcismos.
En estos dos últimos temas no encontraba la contraparte científica
para equilibrar nuestros respectivos desempeños profesionales a menos que
considerara la técnica donde se usa la desfibrilación para restaurar el ritmo
cardiaco en caso de paro cardiorrespiratorio, clínicamente considerados muertos
en cuyo caso pudiéramos clasificar esto como “volver a la vida” y ciertos
pacientes psiquiátricos recuperados después de ser tratados medicamente de
forma exitosa, como ejemplos de “exorcismo”.
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