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sábado, 9 de julio de 2022

Duelo entre Sanadoras. Capítulo XX Liberación de almas en pena

 

Karla me narraría otra experiencia con un ser querido, a quien asistió en el momento de su fallecimiento, presentándosele posteriormente en varios sueños, hasta que finalmente en uno le solicitó que lo auxiliara para elevarse ya que él no quería seguir en ese plano que lo ataba a la tierra, ella procedió a efectuarle un ritual con la ayuda del Arcángel Miguel y de la Madre Divina, cortando sus hilos, dándole luego las gracias por facilitarle alcanzar la luz.


                                                           Alcanzar la luz. Fotografía de JAO

                         

Este don consiste en impulsar el ascenso de los espíritus anclados al plano terrenal.  Lo primero que ocurre generalmente es una revelación de la causa por la cual permanecen atados a lo material, bien sea porque el espíritu no siguió el llamado a la luz o porque deba liberarse de algún asunto pendiente, entonces el sanador lo ayuda a resolver esto y así el alma en pena pueda descansar en paz.

No todas las almas en pena son las que permanecen en otras dimensiones etéreas aun rondando al mundo material.  Ocurría,  a mi modo de ver, que habían otras entidades prisioneras de este plano, con la peculiaridad de estar atrapadas en su cuerpo físico, en un estado que no podemos definir como de existencia, personas que han desaparecido de su entorno tanto familiar inmediato como del profesional, excluidas o peor aún, autoexcluidas voluntariamente debido a la existencia de paradigmas errados de que las personas de la tercera edad no deben hacer ningún oficio o tarea; una clase de muerte anticipada donde el entierro esta pausado. De ese melancólico y depresivo mundo, es posible liberarse, introduciéndole valor agregado a la vida, ejerciendo algún oficio que, sin importar lo pequeño que sea, sin embargo le apasione, haciéndoles sentirse útil ante sí mismo, participativo con su entorno, que en definitiva es lo más importante.      

Otro don mencionado por Karla es la facultad para alejar o expulsar, mediante conjuros, los malos espíritus o los seres oscuros que a veces se introducen en personas, animales, objetos o lugares, que por alguna razón están abiertos a ellos. Esto se realiza aplicando el Ritual de Exorcismo, donde es frecuente el uso de objetos considerados sagrados como crucifijos u otros. Para comenzar uno, el oficiante que puede ser un sacerdote, pastor evangélico, sanador o cualquier persona facultada con ese poder, que actúan en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pide la protección al arcángel San Miguel, pudiendo rociar agua bendita por el lugar, recitando diferentes oraciones dependiendo del tipo de exorcismo. Las palabras comúnmente usadas son: “Ecce crucis signum, fugiant phantasmata cuncta” que en latín significa “contemplad el emblema de la Cruz, haz que todos los espectros vuelen”.  Karla me diría que utilizaba una sencilla frase: “Vete a la Luz”.  

Esta es una práctica riesgosa pues estos espíritus se pueden introducir en la persona que está realizando el ritual robándole la energía, o en el hogar ocasionando algún daño o puede afectar alguna mascota u objetos; como el caso de la muñeca Anabelle,  famosa por estar poseída por el maligno, encontrándose actualmente encerrada en una vitrina especial de un museo para evitarle daños a las personas.

En una ocasión a Karla se le presentó una señora que supuestamente estaba enferma con un fuerte resfriado, pidiéndole que le realizara una sanación. Al consultar usando sus técnicas, ella visualiza el verdadero origen de los síntomas, y que se trataba de una entidad  que se había introducido dentro del cuerpo de la paciente, así que procedió a realizar un ritual de limpieza de otros espíritus, lo que se conoce como exorcismo, mientras lo hacía la mujer iba narrando diferentes sensaciones de lo que le ocurría durante ese proceso. Finalmente logra expulsarlo; inmediatamente la mujer se sintió mejor, de una forma impresionante e inexplicable desde el punto de vista de la ciencia médica.

Mi bisabuela poseía estas facultades, son múltiples las historias de cómo era contactada por estas almas en pena solicitándole su ayuda para lograr alcanzar la luz. Una de ellas, fue la de un espíritu que se le apareció para pedirle su asistencia para encontrar una botija con morocotas que había dejado escondida a los pies de un árbol, el cual era necesario desenterrar para lograr esto. Otra historia conocida era el acoso al cual era sometida por los malos espíritus por ser una persona con el poder de ahuyentarlos razón por la que muchas veces inesperadamente era elevada por el aire y lanzada sobre los cactus existente en el patio de su casa. Sus nietas corrían a rescatarla y sacarle las espinas clavadas en su cuerpo, sin embargo no la atemorizaban.   En este momento de la narrativa estaba perpleja, no solo era mi antepasada, que me parecía fantasioso, pero ahora era también Karla quien manifestaba unos dones extraordinarios que se salían totalmente de lo común, como ayudar a  volver a la vida y el de hacer exorcismos. 

En estos dos últimos temas no encontraba la contraparte científica para equilibrar nuestros respectivos desempeños profesionales a menos que considerara la técnica donde se usa la desfibrilación para restaurar el ritmo cardiaco en caso de paro cardiorrespiratorio, clínicamente considerados muertos en cuyo caso pudiéramos clasificar esto como “volver a la vida” y ciertos pacientes psiquiátricos recuperados después de ser tratados medicamente de forma exitosa, como ejemplos de “exorcismo”.


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