Los viajes astrales
son considerados una experiencia maravillosa mediante el cual el “yo” abandona
el cuerpo físico a voluntad, desplazándose en el plano cósmico. La conciencia
sale porque no está condicionada por el espacio ni por el tiempo, esto se logra
al alcanzar un profundo estado meditativo gracias a una total relajación a
través de visualizaciones de mándalas, yantras o de figuras de la geometría
sagrada que estimula la antigua forma de respirar que a su vez activa el
Mer-Ka-Ba o vehículo de luz para la ascensión. Para poder experimentarlo
plenamente, existen dos requisitos importantes: el primero es creer que existe
un cuerpo astral. El segundo, que tengas la certeza de que puedes hacerlo y así
enfocar el deseo en dejar el cuerpo físico.
Las experiencias en
estos viajes eran un tema de interés para mí pues siempre quise hacer uno.
Karla me expondría para comenzar en el tema, que los seres humanos poseemos
siete cuerpos: tres superiores, que son los que se conectan con la Divinidad,
llamados cuerpos divinos, y funcionan en dimensiones superiores de luz a través
de energías sutiles, son los que constituyen el “Espíritu”. Luego siguen cuatro cuerpos inferiores: que son
el Mental, el tercero es el Emocional o
Astral, el segundo es el Etérico o principio vital y por último, el
Físico. Los tres cuerpos superiores y
los tres inferiores se conectan al cuerpo físico a través del cordón de plata.
Los siete cuerpos
humanos. Elaborado por AEC
También me revela
que el mundo astral consta de numerosos planos y subplanos que se extienden en
serie ascendente desde el mundo físico hasta el mundo espiritual. Entre
estos dos extremos se puede observar innumerable variedad de fenómenos y fases
de existencia. En los subplanos
inferiores del mundo astral se manifiestan las actividades
psíquicas llamadas clarividencia, clariaudiencia, telepatía, psicometría, etc.
También se manifiestan en estos subplanos inferiores ciertas formas de
ectoplasmas, espectros o fantasmas y otras apariciones de almas desencarnadas,
que deambulan
ancladas aun al plano terrenal, a veces son percibidas por el ser humano y algunos animales. Igualmente los que se
desprenden temporalmente de su cuerpo físico durante el sueño o el éxtasis, o
deliberadamente, mediante técnicas apropiadas de meditación.
En el momento de la
muerte, la persona va desprendiéndose poco a poco de su cuerpo físico y, al fallecer,
queda el alma revestida del cuerpo astral, que es exacta contraparte del físico
con el que ha coincidido durante la vida terrena.
Una vez dicho esto
me dice que los viajes astrales se pueden realizar con diferentes fines,
conocer otros lugares geográficos como una especie de turismo, puedes ir a
otras dimensiones, visitar templos donde habitan Maestros de Sanación o de
enseñanzas en la quinta dimensión, se puede llegar a un
lugar al que algunos llaman “el jardín cósmico”, el
sitio donde las almas permanecen hasta el momento en que quieran volver a la
tierra, encarnarse. Es en este lugar donde se aguarda el encuentro con
los seres que serán sus padres. En el jardín cósmico no se aprende nada, allí
se espera sencillamente”. De manera casual me revela que en estos viajes se puede tener contacto con otros seres y
experimentar energías más elevadas.
Existe una interdependencia entre todos ellos,
por ejemplo: cuando una persona tiene recurrentes y compulsivos pensamientos
negativos o catastróficos, se acumula una densidad en el cuerpo etérico, el
cual si no está fuertemente protegido, se hace permeable afectando el sistema
psicosomático, produciendo enfermedades.
También podemos canalizar frecuencias energéticas cuánticas o superiores
que a través del tubo pránico penetran al cuerpo físico y lo fortalecen. Puede suponerse que cada uno de estos siete
cuerpos están ligados a los siete chacras, por lo que evolucionar es
importantísimo para el ser humano y alcanzar la iluminación.
En ellos te
mantienes atados a tu cuerpo físico por
el cordón de plata, una especie de cuerda de seguridad que une el espíritu con
el cuerpo, la experiencia de estos viajes es un salto a otra dimensión, y en
donde te puedes comunicar en forma telepática.
Viaje astral. Elaborado por
AEC
Este Cordón tiene la capacidad
de extenderse infinitamente, por lo que podemos viajar a otros planos de
existencia, siempre que nuestra evolución nos lo permita. Cuando el cuerpo físico manifiesta su deseo
de regresar por cualquier motivo o porque se haya cumplido la misión, éste tira
hacia abajo de inmediato.
La tercera
dimensión representa al mundo físico, la cuarta las emociones y pensamientos,
la quinta es verdaderamente donde se comienza a tener contacto espiritual con
Maestros Ascendidos o de la Jerarquía Espiritual.
La sensación más
frecuente del viaje astral es la “autobilocación”, que consiste en ver desde un
ángulo superior al cuerpo acostado en la cama. También se puede experimentar la
no tan agradable parálisis del sueño, donde se siente la incapacidad de mover
el cuerpo físico o de poder despertar.
Uno de los más publicitados es el ocurrido en experiencias cercanas a la
muerte.
Otro fenómeno
diferente al viaje astral son los portales dimensionales, por cuanto entrar a
uno de ellos implica experiencias que se realizan con el cuerpo físico,
mientras que el astral se ejecuta con el cuerpo astral.
Existen diferentes
portales tales como los del tiempo, los magnéticos, los vórtices que son un
flujo turbulento en rotación por donde entra y sale la energía. Estos se pueden
abrir para que desciendan a la Tierra frecuencias de luz que quedan impregnando
el campo electromagnético del planeta y van cambiando lentamente la conciencia
colectiva de la humanidad hacia su evolución y posterior ascensión. Hay varios
monumentos antiguos considerados portales, como el de Stonehegen, en
Inglaterra, la Puerta de los dioses en Hayu Marca, Perú, Vórtices de Sedona, el
Portal de los dioses en Arizona, Estados Unidos, la Puerta del Sol en
Tiahuanaco, Bolivia, etc. Pero existen otros no tan conocidos mundialmente pero
si localmente en pueblos, generalmente asociados a grandes piedras cercanas a
ríos o algunas montañas.
Un investigador
menciona en un artículo consultado: “Un buen portal es un atajo, una guía, una
puerta a lo desconocido. Si existieran realmente…”, dejando la duda.
Karla un día me
contaría su vivencia de cómo una vez traspaso un portal dimensional. La historia es la siguiente, estando en la
Semana Santa un periodo de recogimiento religioso, en el que se conmemora la
muerte y resurrección de Cristo, proponiéndose visitar los siete templos, comenzando
por el más antiguo, una tradición católica en estas fechas, aconteció que
habiendo realizado un mapa, trazando las líneas tal como haría el recorrido de
los templos a visitar, se dibujó una estrella, lo que supuso un significado
especial. Estando en estas elucubraciones, decide ir a un centro comercial
casualmente situado dentro de la figura realizada, al salir a la calle, se da
cuenta que no está en el mismo sitio por donde entro, había llovido pero el
agua corría en sentido contrario al igual que los carros, era como si estuviera
viendo el entorno a través de un espejo, como una imagen invertida además
fracturadas, ella sentía que el suelo se movía en forma ondulante, estando a
punto de caerse se sostuvo de un poste de electricidad y percatándose de lo que
le estaba sucediendo era que sin quererlo había atravesado un portal
dimensional, inmediatamente cerró los ojos y realizaría una conexión para
anclarse a la tierra en el presente, diciendo “Me centro en mi centro” al abrir
los ojos estaba de nuevo en el sitio inicial.
Al reunirse con los otros sanadores, quienes habían realizado el recorrido de la peregrinación de los templos sin haberse comunicado entre sí, descubren que ellos habían experimentado lo mismo, comprobando que esto sucedió dentro de la enigmática estrella.
La DMT, conocida como la molécula espiritual, es tan potente que puede llevar la consciencia del hombre a través de viajes en el tiempo y las dimensiones. En el estado inmediato antes de la muerte se produce gran cantidad de esta hormona, por lo que se le atribuye la capacidad de impulsar a ingresar nuestra conciencia en dimensiones superiores, logrando estados místicos, interdimensionales, convirtiéndolo en el enteogénico más potente que se encuentra en la naturaleza. Un enteógeno es una sustancia vegetal o un preparado de varias sustancias vegetales con propiedades psicotrópicas, que cuando se ingiere provoca un estado modificado de conciencia que facilita estos viajes. Los resultados en varios estudios mostraron que el DMT, un alcaloide triptamínico, posee poderosos efectos alucinógeno capaz de alterar la actividad cerebral en una escala superior a lo que se informa con otros psicodélicos más ampliamente estudiados como por ejemplo el LSD.
Las neuronas se comunican entre sí a través de impulsos eléctricos rítmicos conocidos como ondas cerebrales que son de cinco tipos o frecuencias: alfa, beta, theta, delta y gamma, que identifican las diferentes actividades que se realizan en el cerebro. Se ha demostrado que la DMT produce la aparición de ondas theta, relacionadas con los sueños y estados de trance. También provoca la aparición de un patrón alterado de señales corticales.
Existen diferentes métodos para inducir la
aparición de determinadas ondas cerebrales voluntariamente, una de ellas, muy
efectiva, es mediante sonido musicales (cantos Gregorianos), tonos y
vibraciones. Esto explica el uso de los mantras, plegarias repetidas (letanías
del rosario), himnos (nacionales, políticos o sociales culturales), campanas,
tambores, etc., presentes en todas las religiones o grupos sociales organizados,
a través de la historia, con el fin de mantener la adhesión a través de ciertos
estados anímicos.
Los yoguis por medio de la concentración y la meditación logran acceder a los estados alfa, theta y delta. Se ha visto que también se aumentan los niveles de ondas gamma, lo cual está asociado al estado de hiperactividad mental cognitiva enfocado hacia lo interno y el aprendizaje de situaciones novedosas que suceden en este proceso de meditación.
La vista es uno de
los sentidos más evolucionados e importantes en el ser humano gracias al cual podemos
detectar la presencia de estímulos o situaciones ventajosas o amenazadoras a
nuestro alrededor con gran precisión, especialmente a la luz del día. Este sentido ocupa la
mayor parte del lóbulo occipital derivado de su importancia. No es
casualidad que las personas con un gran desarrollo de actividades visuales sean
más intuitivas.
Cuando estamos en
presencia de un estímulo inesperado en el entorno, ya sea externo o interno, el
cerebro lo percibe como una anomalía e inmediatamente altera la frecuencia de
las ondas cerebrales para asumir y gestionar la nueva situación
emergente. Disminuye las ondas Beta y Alfa de la región frontal o área
cognitiva, provocando un descenso de la
actividad mental enfocado en tareas cotidianas, al mismo tiempo disminuye el
estado de relajación. Al unísono se disparan con intensidad las ondas gamma en el lóbulo occipital situado en la parte posterior del cerebro, ocupado por la corteza visual. La integración total de la información con el fin de
darles un sentido y permitirnos la percepción real de aspectos tales como la distancia,
color, forma, profundidad o el movimiento, no tiene lugar en la corteza visual, sino en redes de neuronas
distribuidas por el resto de la corteza cerebral a donde son disparadas este
flujo de veloces ondas gamma, incidiendo en todo nuestro cerebro, hasta alcanzar los niveles más profundo y aún desconocidos en búsqueda
de una respuesta inmediata a la situación o ¿tal vez existe otra explicación
más compleja?. ¿Quizás activa el tercer ojo?. Lo
cierto es que bajo el control de estas ondas gamma el ser humano es capaz de realizar
actos que parecieran ser super poderes como por ejemplo levantar objetos muy
pesados como un vehículo para salvarle la vida a una persona o de exhibir
facultades extrasensoriales.
Podríamos inferir que estas ondas gamma, vinculadas con una actividad mental más potente que
la exhibida durante las ondas beta, está relacionada con la actividad de la
Pineal, pues ocurre en presencia de la luz causante del desempeño de esta glándula que regula los patrones de sueño a través de la secreción de melatonina y la
DMT productora de alucinaciones. ¿Acaso estas ondas gamma son las responsables
de los viajes interdimensionales?
Pudiera ser, pues según las experiencias, entre los efectos de la DMT están la sensación de ingresar en otro mundo o dimensión, aparentemente tan real como el presente. A veces las personas describen encuentros con entidades o presencias conscientes, esto explicaría el uso de alucinógenos entre los pueblos ancestrales con el fin de contactar a sus dioses y recibir indicaciones o conocimientos para su desarrollo.
Según los místicos estos poderes están
latentes en el hombre y se pueden desarrollar transitando el Sendero de la
Evolución a través de dos caminos, por propio esfuerzo o por la ayuda de otros seres
que son más adelantados. Esta ayuda recibida de estos Grandes Seres, generalmente
no es presencial sino que llega a través de las glándulas endógenas, dentro de
las cuales la Pineal jugaría un papel importante al mediar en el don de la
clarividencia y acceder a estos mundos.
Mi antepasada, la sanadora Bartola,
poseía dones relacionados con el desarrollo de la Glándula Pineal, existen
evidencias de ser capaz de visualizar el futuro, de levitar, de la comunicación
telepática con seres de otros mundos y otras historias extraordinarias gracias
a las cuales permaneció en la memoria familiar.
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