Esa era la segunda vez que hablaba sobre el Tarot, en una
oportunidad anterior cuando le comenté un sueño donde aparecía el número 13, aclarándome
que no necesariamente este se relaciona con la muerte, puesto que al reducirlo
a un dígito, obtendría el 4, que puede corresponderse al amor, así como
referirse a transformación o cambio de vida, que depende de la cartas del Tarot
que estén a su lado. A pesar de estas dos menciones, como un complemento a otra
ciencia oculta, en ese momento no le preste atención, pero al nombrarlo
nuevamente, recordando entonces que era la tercera vez que lo hacía, le pediría
me explicará que tiene que ver este juego de cartas con el crecimiento
espiritual. Su respuesta me dejo más confundida cuando me increpó: ¿Estas
preparada para el Árbol de la Vida?, a lo cual le conteste que no, que ese era
un tema muy complejo, sin imaginarme lo relacionado que estaba, causando que ella
escurriera ambos temas. Ante su resistencia, decido indagar en dicho campo
creyendo que era fácil puesto que popularmente la numerología al igual como ha
sucedido con el Tarot se usan como una práctica adivinatoria, desvirtuando su
profunda esencia gnóstica existente.
Inicio por lo más sencillo que es precisar a qué se le llama
Tarot, y consiste en un mazo de cartas o naipes con figuras especiales, usadas
para conocer situaciones pasadas, presentes y/o futuras de personas, grupos
sociales o incluso países. También para interpretar sueños, sentimientos y
emociones. Continúo investigando...
Su origen se remontan al siglo XIV en Italia, pero otros creen que
habría que buscarlo entre los antiguos cátaros medievales cuyas creencias
procedían del gnosticismo y fueron exterminados por la Iglesia Católica. Para los cátaros,
redimir el pecado exigía un
conocimiento (gnosis) del estado original del espíritu. Ellos creían en la reencarnación como un
proceso evolutivo del autoconocimiento espiritual hasta ser capaces de tener
una visión de la Divinidad, escapando finalmente del mundo material y poder
elevarse al paraíso inmaterial, la forma de lograrlo era vivir una vida
austera, dejando la vida mundana que impide la salvación. Los seguidores de
estas normas eran conocidos como Los Perfectos, considerados herederos de los
apóstoles, con facultades para anular los pecados y los vínculos con el mundo
material de las personas. Según una versión histórica, se señala que usaban el
Tarot para comunicar mensajes cifrados entre ellos. Esta afirmación se da pues
dentro de estas barajas existe un naipe en particular que revela su origen
gnóstico, se trata de una papisa, una
mujer que habría ejercido el papado católico ocultando su verdadero sexo,
conocida como la Papisa Juana, que delata un cristianismo contrario al de la
ortodoxia romana que confirmaría el uso original de estas cartas para una
transmisión de ciertas verdades ocultas. La figura femenina fue en realidad un
antiguo símbolo oculto del cristianismo como demuestran numerosas obras de arte
de la Edad Media, ocupando un lugar dentro de su corriente. Históricamente
existen dos probables pontífices que pudieron ser la Papisa, uno corresponde a
Benedicto III, otras dicen que se trató
del Papa Juan VIII.
Las cartas del Tarot fueron asociadas al misticismo y a la magia
gnóstica, relacionándolo con la cábala y con los cuatro elementos de la
alquimia, pero luego esto cambio con el paso del tiempo, al ser dispersado en
toda Europa por los gitanos, usándola con fines de adivinación.
Este juego está compuesta por 78 cartas, divididas en 22 arcanos
mayores y 56 arcanos menores, en el clásico Tarot Español a su vez está
dividido en cuatro figuras de la corte, rey, reina, paje y caballero y en
cuatro palos: oros, bastos, espadas y copas. La técnica consiste en barajar las
cartas, seleccionar al azar un número de ellas, que son interpretadas por un
lector, según el orden o disposición en que han sido repartidas.
La palabra «arcano» se origina del latín arcanum, que significa "misterio" o "secreto". Cada arcano, representa sentimientos y procesos inherentes a la vida humana que son tan general que se pueden aplicar a numerosos individuos, conocido como el efecto Forer (o efecto Barnum), que consiste en la creencia de que una descripción proporcionada hace referencia a ellas en particular, cuando en realidad es tan vaga y general que es válida para mucha gente. Esto explica por qué se confía tanto en el Tarot, los horóscopos, la astrología o la grafología.
En las primeras décadas del siglo XX, uno de los estudiosos del Tarot desde un punto de vista científico, fue el psiquiatra suizo, Carl Gustav Jung, fundador de la corriente de la psicología analítica, discípulo de Freud, quien afirmaba que en estos naipes se pueden ver representados los arquetipos del inconsciente colectivo, una especie de “conciencia colectiva” a la que los seres humanos tenemos acceso. Sigo ahondando en este punto encontrando que en la actualidad existen terapeutas, psicólogos o psiquiatras que usan el Tarot dentro de su práctica clínica como métodos curativos alternativos, lo que permite una mejor comunicación con los pacientes. Al llegar aquí comienza mi reflexión ¿Por qué antes no me había enterado que en esta especialidad médica se usara el Tarot? ¿Acaso esto se ha estado ocultando por algún motivo? De ser así ¿Existían otras prácticas espirituales usadas científicamente que se están negando? Ya había escuchado la terapia de las regresiones a vidas pasadas, pero, ¿Había algo más?
Terminada mi investigación se lo muestro a Karla, quien finalmente
abordaría el tema, lo primero que me indica es que existen diferentes juegos de
cartas del Tarot además del Español, tal como el egipcio, de Marsella, de Osho,
de las Diosas, etc. Ella profundiza aún
más en el asunto en cuestión, el cual había comenzado a despertar en mí una
extraña sensación de estar a punto de enterarme de algo crucial, diferente a
los resultados obtenidos hasta ese momento del uso del Tarot en adivinación, o como
lenguaje secreto de comunicación antigua y en psicología. Entonces me explica
que de acuerdo a las enseñanzas recibidas en la escuela iniciática, el Tarot es
una de las herramientas a las que recurre frecuentemente; utilizando solo los
22 Arcanos Mayores, de dos maneras: una, cuando hace una consulta, que cabe
destacar no es adivinatoria sino de ayuda para dar una recomendación de
carácter espiritual acerca del objetivo que le interesa a la persona, entonces ella
procede de la siguiente forma: dentro de la variedad de juegos de cartas que
posee, le solicita al paciente escoger uno con el que se sienta identificado, y
con ellas realiza lo que se conoce como una tirada, que consiste en destapar una
serie de cartas al azar.
Tarot egipcio. Fotografía de IGMO
El segundo uso es en el trabajo esotérico del Árbol de la Vida o
Árbol Sefirótico, una vez que se han aplicado técnicas de limpieza y sanación,
se recurre al Tarot buscando un mensaje que ayude a continuar en el sendero
evolutivo. Al escuchar sobre todos estos
usos del Tarot comencé a caer en cuenta de lo lejos que estaba en conocimientos
espirituales, muchas veces mal o poco informada o mejor dicho desinformada, de haberse establecido una
especie de duelo de saberes y puntos de vistas diferentes entre nosotras,
partiendo de nuestras respectivas realidades.
Tiempo después al meditar sobre el tema percibiría que lo que se conoce como ojo clínico, que tenemos los médicos, por lo menos algunos, va más allá del saber científico y entraría en este negado y misterioso campo espiritual al cual comenzaba a adentrarme; igualmente de los conocimientos de Karla, que hasta ese momento había podido constatar, tales como la premonición, clarividencia, el manejo de la numerología y el don de sanación, entre otros que no me expresaba pero comenzaría a revelarme paulatinamente.
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