1947
fue un año de cristalización de las metas democráticas de la generación política
emergente, se dejaba atrás definitivamente las dictaduras militaristas y el
país comenzaba una nueva historia, avanzaba al futuro, por todas partes se
respiraba una atmosfera de modernismo, de avances, de libertades nunca
experimentadas en el país. Helena navegaba en este rio, estaba preparada para
ello. Llevaba 2 años residenciada en la capital del país donde había realizado su
formación académica como Higienista Escolar, trabajaba para el pujante
Ministerio de Salud. Luego de vivir estos años, la Junta Revolucionaria de
Gobierno le otorga su solicitud de traslado para la Dirección de Salubridad Pública de
Barquisimeto. Este era su plan original, regresar a su ciudad de origen, sus
hermanas la esperaban, nostálgicamente ella abandona la bulliciosa y
efervescente Caracas, se despide, cree que para siempre, repentinamente cae en
cuenta que dentro de si compiten sentimientos encontrados, no quiere irse pero
sus raíces la reclamaban, era un llamado intenso, ineludible. Al salir siente una
brisa que le susurra al oído una promesa, la ciudad parece decirle que la esperará por siempre, allí, viviría los más intensos años de su existencia. A veces la
vida no es como uno la planea.
Se
había transformado en una profesional, económicamente independiente, segura
de sí misma, soltera y mujer bella, atractiva para el sexo opuesto. Al llegar a
Barquisimeto, sus hermanas mayores, principalmente Ana Dolores, se proponen
conseguirle un buen marido, una tradición familiar en ellas, así que la
introducen en la intensa vida social de la ciudad. Ella buscaba que notaran sus cualidades interiores, decepcionándose pues
solo alababan su físico y no su personalidad, incapaces de ver sus sentimientos, le molestaba esta
superficialidad, lo que la hacía ser recelosa. Sentía que era
invisible. Le gustaba la pulcritud, una buena presencia y sobretodo que al
hablar su aliento fuera agradable, su formación sanitaria habían exacerbado su
obsesión por la higiene lo cual agravaba el acercamiento al sexo opuesto, menos
preocupados por estos pormenores.
Las
ideas del mundo moderno impregnan a Helena y el nuevo papel de la mujer en la
sociedad se afianzaron en la capital del país donde lo moderno era cotidiano, tiene
una amplia cultura en temas que van de lo social a lo profesional, era
altamente competitiva, paradójicamente esto la convierte en una persona difícil
para cultivar su amistad, así que se centra en el campo de profesionales solteros.
Este
año se caracterizó por grandes cambio, llevado por dos directrices, no solo en
lo político sino en la moda femenina. Al inicio del año, el cabello se usaba con
volumen en la parte superior a lo Lauren Bacall, que se obtenía batiendo el pelo
y sosteniéndolo con innumerables horquillas. Había que dormir con unos rollos de
cartón o metálicos en la cabeza donde se enrollaba el cabello, para así lucir
al día siguiente los crespos que caían a todo lo largo de la cabeza, poco a
poco se abandona el moño superior usando solo largo con grandes rizos. El
tímido vestuario de la guerra cambia abruptamente en la posguerra, aparecen las
chaquetas ceñidas al cuerpo marcando la cintura y las faldas comienzan a
ampliarse, el estilo avispa, llamado “New Look” creado por el diseñador Christian
Dior, el cual se impone en 1947, buscando recuperar la nostalgia del
romanticismo de los años anteriores a la guerra, iniciando la vaporosa elegancia
femenina que se impondría a plenitud en 1948 en adelante.
En
lo político, por primera vez el país conoce la participación directa en la
escogencia del Presidente de la República, esto despierta en la población un
entusiasmo comparable a una contienda deportiva o la elección de una reina de
belleza, florecía una gran ebullición de participación democrática,
contribuye el hecho de que el Partido Comunista y Acción Democrática llevaban
dos años legalizados por Eleazar López Contreras. La junta de gobierno, que desde el año anterior ya no se denominaba
revolucionaria, había escogido a la asamblea nacional constituyente cuyo presidente
era Andrés Eloy Blanco, encargados de redactar el estatuto provisional de
garantías y la nueva constitución nacional con las bases para realizar las
primeras elecciones directas, secretas y universales en territorio nacional.
Los
tres partidos participantes, Acción Democrática, COPEI y el Partido Comunista compiten
con sus respectivas tarjetas de colores, blanca, verde y roja, otra novedad
en el país, que se sumerge en una fiesta electoral tricolor. Por todas partes se podían ver propagandas de llamados a votar rojo o blanco o verde. Un carnaval de colores, un logro político sin precedente. Sin saberlo Helena
vivía en un nuevo mundo Tricolor, semejante al de su abuela Bartola en el siglo
XIX.
Barquisimeto
es una ciudad con menos de cien mil habitantes, que los alcanza tres años después
en 1950. Se inician los cambios de la industrialización y el modernismo que la
transformarían en una urbe. La demolición del mercado libre para construir El
Edificio Nacional, de la cárcel las Tres Torres y el eclipse total de sol de
1947 ocurren ese año de su llegada. A las calles de la ciudad se le eliminan
los nombres y se sustituyen por números.
Estaban
de moda canciones como “Maria Bonita” de Agustín Lara y las lecturas de poemas
característicos de esta época del romanticismo. Van a los cines, entre los
cuales estaban el Altagracia, Florida, Rialto, Teatro Lara, Ayacucho, Bolívar,
etc, no perdían las películas de Cantinflas, María Félix, Jorge Negrete, Pedro
Infante, etc. Barquisimeto era la ciudad donde existía la mayor concentración
de cines, gracias a Amabilis Cordero un Duaqueño pionero en cinematografía,
autor de un documental local sobre la Divina Pastora, que impone esta moda. Los domingos tenían un
ritual, después de desayuno se asistía a la misa en la mañana para luego salir
a los paseos o visitas a familiares y a los populares vermut del mediodía.
Frecuentaban
el Sport Club Ayari, del cual uno de sus directores era Farid Richa, hermano de
su cuñado Teodoro, era un club familiar donde se practicaban deportes, se
jugaba cartas y se degustaban carne asada o como se les conoce popularmente, parrillas,
iban en grupo, con Martín Orozco y Adelina, al igual que las integrantes de la Caravana Camel, sus
hermanas Bolivia, Rosario, Yolanda y la prima Haydee.
Los
paseos con sus amigas y hermanas a los lugares de moda como el Parque Ayacucho,
o al Mirador situado en el pueblito de Santa Rosa desde donde se divisaba el rio
Turbio, aun con sus aguas limpias y su caudaloso torrente conservado, una hermosa
vista donde a Helena le gusta posar con el majestuoso valle de El Turbio al
fondo. Allí iban a pescar y bañarse, actividad de los fines de semana. También ir
al bosque Macuto donde llegaba el servicio de autobuses, y había sido
trasformado en un balneario, sitio para el disfrute de los jóvenes.
Frecuentaría
numerosas fiestas con su hermana Ana y su esposo Teodoro Richa, relacionándose socialmente, asiste a los bailes de
los Club Sirio-libanés y Comercio, del cual era miembro afiliado Teodoro Richa,
también van al Country Club por ser Victoria Richa y su esposo Pedro Gloria,
cuñados de Ana, miembros afiliados.
Se
realizan las elecciones ganando el escritor Rómulo Gallegos, este asume el
poder el 15 de febrero de 1948. En este año, Elena viajaría a Curazao con su
amiga Celina. Gallegos es derrocado en los
convulsionados sucesos del 24 de noviembre de 1948, asumiendo el control de la
situación del país una Junta Militar de Gobierno integrada por Marcos Pérez
Jiménez, Luís Felipe Lloverá Páez y Carlos Delgados Chalbaud quien la presidio.
A pesar de este golpe de estado, la sociedad y el modernismo seguían sus
avances, el cambio de gobierno no repercutió en lo cotidiano.
Por
esos días, estaba de furor los vestidos donde se usaba gran cantidad de tela con las clásicos faldas anchas, maquillaje
con los colores de última moda, siendo imprescindible que el de la sombra
combinara con el bolso que se llevara y este con los zapatos, el cambio de
largo de cabello lo impone Marilyn Monroe con la melena soigneé, que es corta y ondulada, la cual desplaza definitivamente
a los moños recogidos a lo alto de la cabeza y los sombreros de los años 40. Helena
cambia el estilo de peinarse a finales de los 40 e inicia una nueva etapa en el vestir que complementa con lo aprendido en los clubes de
las petroleras de Cabimas. Hacen su entrada la elegancia y sofisticación de la mano de Christian Dior, de la
cual es admiradora. A principio del año 1949 asistiría al matrimonio de su
hermana Bolivia y compartiría junto a sus hermanos. No faltaba un compromiso
social o cualquier otro festejo como los carnavales o fin de año, siempre
llevada por su hermana Ana, en una de esas fiestas conocería a Vicente.