Helena va rumbo a Cabimas,
acompañada de su amiga Celina Oropeza, viaja en un autobús de la compañía RC,
por primera vez vive la experiencia de alejarse de su nido más allá de la
distancia que existía entre El Toronal y Barquisimeto, recorrida una y mil
veces. Antes de subir al vehículo espera para supervisar el
acomodo de las maletas que llevan, un equipaje cuadrado de cuero duro marrón, observa
mientras son alzadas sobre el techo de aquel novedoso vehículo de transporte masivo que combinaba distintas
formas redondeadas, la puerta rechinaba anunciando la entrada del pasajero, el
chófer preguntaba a donde se dirigían y pagaban de acuerdo al rumbo. Helena se
adormecería sobre el hombro de su amiga, arrullada por el ruido de la caja de velocidades cada vez que hacia un
cambio, al acercarse al lugar de destino le avisaban al chófer que se bajarían
en la siguiente parada, allí están su hermana y su esposo esperándolas, el
calor era insoportable pero el bullicio de la ciudad opacaba esta molestia.
No lo sabía en aquel momento
que se arregla la pañoleta que llevaba en la cabeza y estiraba su falda
arrugada por el largo viaje, comenzaba una etapa novedosa de crecimiento
personal, de profundos cambios en la forma de ver la vida, reflejarían la
transformación que estaba aconteciendo en la sociedad Venezolana, poco a poco se
dejaba atrás la era agrícola, rural, el campo con su vida simple alrededor de
los fenómenos de la naturaleza, virando hacia un país moderno e industrial que
giraba en torno a los últimos avances del mundo, principalmente lo relativo a
la liberación de la mujer que resultó ser una explosión cultural inédita.
La coyuntura se daría gracias
a su hermana Roselia quien junto a su esposo Andrés, casados apenas un año
antes de su viaje, en 1941, se habían mudado al Zulia.
Andrés había cursado casi toda la carrera de médico, sin
llegar a culminarla, razón por la que consigue el cargo de secretario en el
hospital de Mene Grande, perteneciente a las petroleras.
Su hermana Roselia Elodia era
muy particular, había nacido en abril de 1916, traída al mundo por Bartola, era
la segunda hija de la abuela María Adelina, pero la primera en nacer en El
Toronal, durante un eclipse de sol, que según las supersticiones de la época,
se creía que contribuyó a “vanear el café”. Su nombre escogido por su abuela
Bartola, guardaba un enigma, secretismo que caracterizó a esta mujer, ella
explicaba que lo escogió por una hija de Gregorio Nieto, llamada igual, un
pariente muy querido, no decía que quizás era su hermano. Pero también existían
otros motivos, ocultos, una forma de dejar un mensaje de sus sufrimientos.
Bartola era una gran lectora, sobretodo de la literatura española, conocedora
de la poetisa oriunda de ese país, famosa en el siglo XIX, Rosalía de Castro,
cuya vida se parecía a la de ella, ambas hijas ilegítimas, la escritora de un
sacerdote y una dama de la hidalguía española, un origen muy tormentoso, centro
de sus poemas, en los cuales expresaba sus angustias de ser una bastarda,
señalada por la rígida moral de la época, idénticamente le sucedía a Bartola,
al ser su nacimiento igualmente censurado al provenir de un blanco con árbol
genealógico, además casado y de una humilde india, por lo que también era una
bastarda de una unión prohibida, razón que la identificaría con esta otra mujer.
La escogencia del segundo
nombre, Elodia, revelaba otro doloroso pasaje de su vida, la violación. Santa
Elodia, es una mártir española, patrona de los niños que han sufrido de abuso
sexual, una amarga experiencia que ella también vivió en su juventud,
siendo casi una niña. Su primer hijo era de padre desconocido, sumado al hecho
del largo periodo antes del siguiente parto, que no era lo usual en esa época, sus
otros hijos fueron procreados con una brecha de 5
años, dentro de su matrimonio realizado
por la iglesia, cuyo explicito registro parroquial demuestra que fue exonerada
de pecado, las razones para que la Iglesia actuara así eran los “actos
involuntarios” en esto cabía la violación, así que la escogencia de este poco
usual nombre sumado a la personalidad rodeada de misterios de Bartola, guarda
un significado, un resumen de sus angustias, su origen bastardo y su violación,
queriendo dejarlo cifrado para que algún día sus descendientes conocieran.
Su hermana Roselia era muy
popular dentro de la familia debido a su personalidad conciliadora, sociable y
gran organizadora de fiestas, lo que le ocasionaría conflictos en su vida.
Siempre se ofrecía en lugar de sus hermanos cuando los iban a castigar, le
decía a su mama “Pégueme a mí y no a ellos”. La abuela la complacía,
aclarándole que era para que aprendiera a no ser alcahueta. Debido a esta forma
de ser resolvedora, es enviada a estudiar interna en el colegio Inmaculada
junto a su hermana mayor María de Lourdes. Cuando su mamá venía a visitarlas,
las sacaba a pasear en el carro, Roselia le solicitaba al chófer que bajara el
capote del techo, un Ford A convertible, para andar al descubierto con la brisa
entrecruzándose, alborotando la pañoleta multicolor con la que amarraba su
cabellera, produciendo un vibrante aleteo, el viento en el rostro le cortaba la
respiración, ella reía a carcajadas pues esto le agradaba sobremanera.
Después de la muerte de su
madre, acompaño a su padre a El Toronal en las navidades de 1935, allí lo vería
llorar de rodilla bajo la lluvia, suplicándole al cielo que se la devolvieran,
en enero de 1936 regresaría a Barquisimeto, pues le hacía mucha falta su
hermana Ana, con quien era muy unida tanto que intercambiaban ropa y prendas.
Al regresar consigue trabajo en la zapatería del señor Quintana, casado con una
de las hermanas Ponce, familia con quien poseían fuertes vínculos de amistad.
Es en ese año cuando se corta el pelo. Su primer novio fue Soteldo Ramos. En
este periodo reanudan la amistad con Andrés, nacido en Aguada Grande, en 1911,
hijo de Cornelio Sánchez quien había estudiado en el colegio La Salle en
Barquisimeto, alumno de los Hermanos Luís y Nectario María, graduado de
bachiller de 18 años de edad, durante la gestión del Hermano Juan como director
de dicho colegio. En 1931 viajaría de vacaciones a Aguada Grande, uno de los
programas era visitar El Toronal con el grupo de sus hermanos y amigos, van a
conversar con las jóvenes Castro, allí conoce a María de Lourdes de 17 años de
edad, enamorándose de ella sin ser correspondido, luego es enviado a Caracas
para estudiar medicina en la UCV, pero allí sufre del mal de amores, casi muere
de tristeza, por lo que deja sus estudios, regresando a su pueblo consigue la
noticia del matrimonio de María de Lourdes con Pablo Anzola. Enfermo de
despecho, Andrés deja definitivamente su pueblo natal mudándose a Barquisimeto
donde abre una pulpería de alimentos, vendía además ropa, tejidos y productos
varios, también aguardiente y se jugaba
cartas en unas pequeñas mesas de madera oscura. En esta época retoma la amistad
con la familia Castro, vuelve a ver a Roselia ya convertida en una mujer, en
ese momento había terminado los amores con su novio, al visitar a la familia
establece una amistad con los novios de las hermanas de Roselia, Teodoro y Martin, igualmente, en el interior de su corazón
se reconcilia con Pablo, el marido de Lourdes, estableciendo un vínculo que perduraría
el resto de sus vidas, nadie sabía del secreto enamoramiento sufrido por ella, en
este ir y venir, los dos solteros, sin compromisos, Andrés y Roselia se enamoran,
estando de novios le descubren un contrabando de mercancías teniendo que
esconderse para evitar que lo pongan preso, por un tiempo se oculta en casa de
la tía Panchita, lugar al que Pepita le llevaba las cartas de Roselia y recogía las
de él. El
contrabando, era una actividad muy antigua en Barquisimeto, se remontaba a la
época de los canarios, primeros comerciantes de la ciudad, ubicados en la calle
de Los Isleños o Comercio. Gracias a esta importación ilícita se surtía la
ciudad de todo tipo de mercancías, la población se mantenía al día de los
últimos modernismos de Europa. Los gobiernos de Castro y Gómez establecieron
fuertes controles a la economía caracterizada por el proteccionismo, continuado
por Eleazar López Contreras, lo cual estimulaba el próspero mercado negro.
Estando así las cosas recibe una misiva de su amigo invitándolo
al Zulia para resolver la delicada situación, decide aceptar su ayuda pues no podía
vivir indefinidamente oculto, sin
trabajar, en Barquisimeto era muy conocido. Su amigo, el médico Dr. Alfonso Reynoso,
un compañero de la época de estudiante de medicina en la UCV, quien había
emigrado a esa zona del país buscando progreso a través del auge petrolero, le
comunica que las ofertas de empleo eran innumerables, que sería relativamente
fácil conseguirle trabajo por sus estudios a pesar de estar inconcluso, ser
bachiller era algo notable.
Andrés se establece en Mene
Grande, pero debido a que ser casado era un requisito de las compañías
petroleas, las cuales buscaban controlar los problemas que surgían con el
empleo de hombres solteros, tal cual había sucedido en la primera huelga
petrolera de 1936, se ve obligado a regresar a Barquisimeto, a casarse en la
clandestinidad con Roselia.
Esta normativa redefinió el papel de los
matrimonios, las mujeres entran a jugar un papel clave en la difusión de las
actividades sociales, particularmente la promoción de patrones de consumo
característicos de este nuevo estilo de vida, canalizados por los comisariatos
de los campos petroleros. De hecho, la primera empresa que introdujo en el
país las relaciones públicas como función administrativa fue la
Royal Dutch Shell ese año. Una de las
medidas era el impulso de publicaciones, explicando el desarrollo de diversas
revistas institucionales que le llevaban al trabajador la imagen y cultura de
la empresa.
Luego se mudan a Cabimas allí su amigo fundaría una clínica privada llamada "Dr. José Gregorio Hernández" donde trabajarían en sociedad. En este ambiente llegaría Elena a pasar una temporada con ellos.
Luego se mudan a Cabimas allí su amigo fundaría una clínica privada llamada "Dr. José Gregorio Hernández" donde trabajarían en sociedad. En este ambiente llegaría Elena a pasar una temporada con ellos.