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martes, 6 de agosto de 2024

Plebiscito del 57, una historia viva.

Era plena navidad de 1957, mi madre Helena se encontraba leyendo los encartados que traía la prensa con las ofertas, buscaba que comprar para los estrenos y el niño Jesús de su hija de 5 años, tiene la radio encendida, escucha Radio Cultura y en el programa el Hit Parade suena una canción de la Sonora Caracas, cuando repentinamente interrumpen para anunciar el triunfo de Pérez Jiménez en la consulta popular realizada hacía pocos días, el 15 de diciembre, aprobándose otro periodo de gobierno, igualmente se ratificaba a todos sus candidatos al Congreso Nacional, Asambleas Legislativas, Estadales y Concejos Municipales.  


                               Helena Castro en Caracas Navidades de  1957 con su hija recién

                                            dada de alta del Hospital Ortopédico Infantil.


Al vencerse el periodo por el cual había sido nombrado, el dictador militar impulsó una consulta popular contrariando la Constitución vigente de Venezuela, buscando cubrirse de la legalidad de origen que le otorgarían unas elecciones. Según la constitución, debían celebrarse elecciones generales con la participación de diversos candidatos en Elecciones Directas, Secretas y Universales, lo cual no había sucedido.

A sabiendas que perdería las establecidas en la ley, las sustituye por una no prevista en la Constitución. El problema del dictador era que había obtenido el poder anteriormente mediante un fraude realizado a German Suarez Flamerich y debía evitar repetir esa escandalosa experiencia que gracias a la policía política conocida como Seguridad Nacional quienes ejercían una represión brutal, ayudado por los altos precios del petróleo que impulsaban la economía, habían logrado mantenerse en el poder, pero había surgido una férrea oposición a su Gobierno de parte de la Junta Patriótica, miembros de los partidos opositores AD, COPEI, PCV y URD.

Necesitando obtener resultados electorales que le dieran visos de constitucionalidad para el nivel internacional, se encuentra con el obstáculo de los partidos políticos opositores que alegaban que el plebiscito carecía de carácter legal al no cumplir con lo establecido en la Constitución, además reclaman que los empleados públicos eran amenazados para votar por el Si, llamando a la población a no participar.

Mi madre Helena entonces vivía en Caracas, llevaba 6 años en la ciudad, se desempeñaba en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social como Higienista Escolar, por lo tanto era una empleada pública, trabajo que le era vital pues su hija acababa de salir del Hospital Ortopédico Infantil donde había permanecido internada por casi 3 años por ser una de las tantas víctima de la pandemia de poliomielitis que asolaba al país, recién dada de alta para esas navidades cuando suceden estos hechos.

Ella me relataría años después que el voto se implementó mediante dos papeletas, una con el SI y la otra con un NO, entregadas al entrar a la mesa de votación, debidamente sellada por el órgano electoral, el elector introducía la elegida en la caja correspondiente y la otra estaban autorizados para llevársela, esto permitió a la dictadura el control del voto dentro de los empleados públicos los cuales debían entregar, al día siguiente, al jefe de personal la papeleta con el NO, quien los esperaba en la entrada del trabajo, sino lo hacían eran despedidos inmediatamente, mi madre me confesó que aun en contra de su voluntad y principios, voto SI, no tenía otra salida, era una mujer divorciada que dependía económicamente solo de ella.    

A pesar del amedrentamiento, represión y sobornos, según los datos oficiales del propio órgano electoral vigente, la población aprobó por mayoría la salida del Gobierno, al ganar el No. El dictador presiona para alterar estos resultados, negándose los miembros del vigente órgano comicial los cuales prefirieron renunciar en masa, siendo sustituidos en pleno proceso comicial por otros dispuestos a realizarlo, quienes invierten los números del No por el SI. A pesar del agitado clima y el rechazo general, Marcos Pérez Jiménez fue confirmado ganador por los militares y proclamado como presidente el 20 de diciembre de 1957.

La acción civil de políticos y estudiantes no sería en vano, los sucesos ocurridos aumentaron el descontento nacional hacia el gobierno, terminando en los eventos del 23 de Enero de 1958 que sacaron a Pérez Jiménez del poder y del país, quien una madrugada se iría huyendo a bordo de la histórica “Vaca Sagrada”.

Escrito por: Anahelena Cordido

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