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martes, 25 de octubre de 2022

Duelo entre Sanadoras. Capítulo XXVI Entrelazamiento

 

El origen de este relato comenzó con un duelo entre dos profesionales de la salud, una médico y una sanadora espiritual, narrado entre lo coloquial y lo científico - filosófico, estableciendo las semejanzas y las diferencias entre ambos saberes. Al principio pensaba que tenía la ventaja, la razón, pues la ciencia estaba de mi parte. Pero poco a poco la historia se complicó por la complejidad de los temas, y mi incertidumbre generada ante la resistencia de Karla a revelarme ciertos secretos, incluso sentía que nuestro encuentro era un encuentro fugaz debido a mis suspicacias, pero después me aclararía sus motivos.

Existen conocimientos que en poder de personas sin la adecuada preparación son peligrosos y esto era cierto, lo había constatado personalmente mediante una experiencia con un albañil que mientras realizaba unos trabajos de reparación en mi hogar, una amiga, médico también, estando de visita, repentinamente comienza a sentirse mal, mareada como si fuera a desmayarse, le indico que se acueste colocando los pies en alto, sigue mis instrucciones pero pasado unos segundos, se levanta manifestando que se va inmediatamente, ya que se sentía  peor, a lo cual me opongo, no estando de acuerdo en que condujera su automóvil en esas condiciones, sin embargo se levantó y se fue. No habían transcurrido unos cuantos minutos, cuando este obrero me haría una revelación sorprendente. Según era él, el causante del malestar sentido por mi amiga pues poseía el don innato de ver el aura de las personas, continua y dice que el de ella era espectacular, burbujeante, solo comparable al de las embarazadas, que nunca había visto otro igual, por lo que no supo resistir la tentación de conectarse y absorberle su energía. Prosigue su confesión, revelándome que si ella no se va, podía haberla matado. Que había nacido con esa facultad y otra peor, la cual era que si le deseaba mal a alguien, estos se cumplían. Que lograba meterse en la mente de las personas. Unos masones lo descubrieron y trataron de enseñarle a controlar estas facultades, que en sus manos era muy riesgoso. Al recordar esta historia me di cuenta que Karla tenía razón.      

Igualmente descubrí que existe un camino ignorado de la espiritualidad que va mucho más allá del conocido, como los vistos en la serie de  Harry Potter, o de Merlín, de Hadas Madrinas malvadas como la de la Bella Durmiente, o la Hada Azul de Pinocho que le concedió el don de la vida a través del sendero de la superación personal.

Progresivamente sería guiada por Karla a este otro nivel de espiritualidad, de conocimientos y prácticas muy profesionales, al hacerlo me di cuenta que había perdido el duelo y, lo había perdido desde el principio, que nuestros mundos eran totalmente diferentes, mas no incompatible, sin embargo nos distanciaba un abismo que existía desde que la ciencia médica y la filosofía hermética se divorciaran, a partir de que Asclepios dejara de dialogar con Hermes, alejamiento en el cual Asclepios se quedaría con el reconocimiento de carácter técnico, el respeto, la solemnidad que revisten los actos médicos, el ser considerado como una divinidad aceptados por la sociedad, muy diferente a lo que le sucedía con Hermes que cargo con los clichés de brujería, superstición, estafa, hasta locura, de la cual son catalogados los sanadores espirituales aun hasta hoy día.

 Entrelazamiento de saberes. Fotografía de IGMO
   
















Sentía que como heredera de Asclepios debía devolverle a Hermes el lugar dentro de la sociedad que también les correspondía y que la ciencia de cierta forma les había arrebatado en aquella separación ocurrida mucho tiempo atrás. Que el duelo debía terminar en una reconciliación, en un reconocimiento mutuo en igualdad de condiciones pues ambos éramos las dos caras de una misma moneda.

Que de una forma egoísta los médicos lo negábamos, sin embargo en innumerables ocasiones se recurría a ellos ocultamente, como un amante clandestino. Un ejemplo fue la vez que mi madre padeciera de una bursitis, inflamación dolorosa de la articulación del hombro, acudiendo a consultar un traumatólogo muy amigo mío, después de indicarle tratamiento con antiinflamatorios y fisioterapia, los cuales fracasaron, entonces, dejando en claro que era en calidad de amigo, y en privado me recomendaría que antes de infiltrar la articulación, acudiera a un sobador con quién trabajaba sus casos secretamente.

Depositando una plena confianza en mi colega y amigo, decidí seguir su consejo, teniendo la oportunidad de presenciar como aquel Sanador a través de sus manos realizaba lo que para mí fue un milagro, en aproximadamente 45 minutos mi madre estaba curada. En vista de que lo había constatado con mis ojos, comencé a recomendarlo pero siempre discretamente por temor de manchar mi reputación de médico, de quedar como supersticiosa.

Tenemos una deuda pendiente con estos Sanadores y la unión de ambos saberes será el futuro de la nueva ciencia médica. Este es mi aporte hacia Karla, reconocer su profesionalismo y sus dones, que aunque no los entienda son reales y existen, están allí presentes desde tiempos inmemoriales, Hermes y Asclepios juntos como siempre pero esta vez de manera pública y nuevamente como siglos atrás.  

En un acto de misericordia infinita, habiéndose dado cuenta Karla que avanzaba en el aprendizaje espiritual, que manejaba las herramientas suficientes para adentrarme a un nivel más elevado, etéreo, que estaba preparada para abrir mi tercer ojo y escuchar lo que según ella era la meta final, el verdadero objetivo de estas enseñanzas, me explicaría como realizar la contemplación para entrar en conexión con la Divinidad.

                                          Aprendizaje. Fotografía de JAO                                                                                    








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