—Madre,
donde se encuentra?—Exclama
el hijo mayor de Bartola mientras recorre la casa buscándola.—Tengo
algo importante que decirle.
—Aquí
estoy hijo, en el corredor del fondo.—Le
responde la mujer asomándose por la puerta.
Gregorio al entrar al amplio corredor enladrillado, enmarcado por pilares de madera, sumergiéndose en el áspero paisaje de cardones y tunas, sorpresivamente se enfrenta a un barullo de sacos de maíz, caraotas, café, ajos, sal en granos, papelón, piezas de género de telas, alpargatas, sombreros y un conocido sentado en una mesa con un libro de cuentas, delante del cual los obreros pasan uno a uno a recibir los pesos de plata del pago del mes.
—¿Qué es todo esto?.—Pregunta extrañado
mientras señala al nuevo tenedor de libros, ignorando que trabajaba para ella.
Bartola le explica
que había contratado a Pedro José para que la ayudara con las cuentas, sus
actividades comerciales en Coro le impedían seguir llevando los libros al día.
—Le
he pedido varias veces que me permita encargarme de los viajes, eso es muy
fuerte para una mujer, pero se empeña en hacerlo usted, no entiendo porque
Antonio lo permite.
—Hijo,
disfruto recorriendo las calles de Coro, es una ciudad muy bella, se consigue
todo tipo de artículos, vestidos, adornos, arte, por otra parte ofrecen mejores
precios a una mujer, no se preocupe, me deleito con las compras mientras el
pariente aquí lleva los libros.
Hace una pausa acercándose
a su hijo mayor, acariciando levemente su rostro y le aclara...
—Además
Antonio no se mete en mis asuntos.
Continúa caminando
incansablemente con pasos cortos y rápidos por el largo corredor, tratando de
encubrir la verdad, cambia de tema pidiéndole:
—Venga,
ayúdeme con la repartición de la semana mientras me dice de que quiere
conversar, entrégueles a cada quien ½ almud de maíz, de papelón, de café y de ajos, ¼ de
caraotas y un 1/8 de sal.
Gregorio
obedece la orden y toma un cajón de madera que tenía una separación interior
que lo dividía en dos, y uno de estos compartimientos en dos cuartos. Adicionalmente
este cajón podía tener doce divisiones para medir cantidades menores, era una unidad
de medida de volúmenes de grano y otros materiales conocida como Almud que se
utilizaba entonces y equivalía a unos 30 kilos aproximadamente hoy día.
En
aquellos tiempos, la forma de pago a los obreros era con estos insumos además de
la tela para hacerse
la ropa de faena que les correspondía al año, las alpargatas,
sombreros, machetes, escardillas y leche de cabra del ordeño diario suficiente
para su consumo, el resto era en pesos o bolívares de plata. Esta actividad se
realizaba los domingos después de misa, acompañado con cocuy, guarapo de caña y
un hervido de chivo cocinado en leña bajo la sombra de un frondoso árbol de
cují, amenizado con música.
—Me voy mañana hijo, así
que dígame de una vez cuál es su tormento.—Dice la mujer en un tono de voz firme
que no permitía la discusión.
—Madre quiero casarme, necesito que acuda
prontamente con Antonio a pedir la mano de mi prometida y negocie la dote.—Asevera Gregorio con cierto tono de angustia.
Se
refería al monto con el
cual tradicionalmente contribuía la mujer: “la mencionada, mi futura esposa
promete llevar diferentes bienes, muebles, ropa y dinero para ayudar a las
cargas matrimoniales..."
Bartola
quien estaba de espaldas a su hijo, voltea y lo mira fijamente a los ojos:
—A qué se debe tanto apuro? —Pregunta inquisitivamente.
—A usted no se lo puedo ocultar, está
embarazada! —Le
responde.
El matrimonio de su hijo mayor Gregorio, con 20 años de edad, coincidiría con varios hechos, entre ellos el recién nombramiento de Graciano Riera Aguinagalde como Presidente encargado del Estado Lara, junto a la elección como diputado a la Asamblea Legislativa de Federico Carmona, quien había logrado una gran proyección regional, siendo escogido para el cargo de Presidente del Consejo de Administración del Ayuntamiento, logrando finalmente el triunfo político de La Propaganda, designando a Gregorio Nieto como Jefe Civil de Río Tocuyo gracias al poder alcanzado por este líder.Un tiempo esplendoroso.
Después de realizado el casamiento ocurre un hecho presagiado, la renuncia de Guzmán Blanco sin concluir el mandato de dos años, retirándose a vivir definitivamente a su palacio de Paris, según por razones de salud, la verdad es que era demasiado rico como para quedarse en el país sintiendo el rechazo del pueblo por la grosera corrupción. Se conocía que llegó a poseer tantas tierras, solares, haciendas y hatos que era capaz de cubrir un mercado internacional por su cuenta.
Debido a esta ausencia se inicia un reacomodo político que incluye el nombramiento de un nuevo Gobernador quien amonestaría a Gregorio Nieto por dirigir un motín en Río Tocuyo, se trataba de la recluta de los carmoneros a quienes estaba entrenando secretamente, pero era poco prudente en su accionar, acarreando un creciente malestar en el nuevo gobierno por el excesivo poder demostrado, una advertencia que sería el inicio de su declive y el surgimiento de otro poderoso bando. Ángel Montañez actuaba tras bastidores.
Estos sucesos colocaban en riesgo el plan del contrabando de armas, así se lo comunicaría Federico a Bartola a través del General Salazar, nunca imaginó las nefastas consecuencias para su amigo Antonio.
El
enlace matrimonial de Ángel Montañez con Elvira Yépez, marcaría la fatídica
hora de una revelación. Por esos caprichos del destino, al formar parte este maquiavélico
personaje de dicho círculo familiar, obtendría inesperadamente la clave del
poder oculto de Federico Carmona.
—Señores, el liberalismo se ha dividió en dos
corrientes enemigas, los legalistas que apoyamos a Joaquín Crespo, apegados a
las leyes que contemplan la alternabilidad del poder y los llamados continuistas,
que persiguen modificar la constitución alargando el período del mandato para
apoderarse del gobierno y del tesoro nacional. —Explica Carmona a
sus seguidores.
Los
acontecimientos estaban en efervescencia en Caracas, había sido elegido un nuevo
Presidente, impuesto por el Dictador quien lo dirigía por telégrafo desde Paris.
En esos tiempos Venezuela estaba conectada con Europa por el cable submarino, sustituyendo
el correo trasladado por buques de vapor, según narra la historia “esta sería
la vía para Guzmán mantenerse en contacto, enviando sus recurrentes y
detalladas instrucciones al Presidente en ejercicio”.
—La prolongada ausencia de Guzmán favorece
la confabulación para derrocarlo. —Les dice en medio de una naciente
algarabía.
Carmona
quien era un conciliador nato les pide silencio a los presentes en el acto para
continuar hablando.
—El sucesor es indiferente a los desórdenes
orquestados por la oposición, no los reprime y además permite que sus estatuas sean
derribadas, estableciéndose un caos político.
En la sede de La
Propaganda se encuentra un conjunto variopinto de diferentes niveles sociales y bandos políticos
opuestos que confluían en aquel movimiento gracias al liderazgo de este hombre,
los cuales discuten acaloradamente los acontecimientos.
—Tomaremos las armas! — Gritaban
a una sola voz.
—Recaudemos más fondos!
—Increpaban autoritariamente.
Dicho
dirigente desempeñaba otro papel clave, era encargado de recoger los fondos
para su funcionamiento, se comentaba que las contribuciones eran grandes
cantidades de monedas de plata y oro, siendo un misterio donde las guardaba.
—Cálmense, Federico será el nuevo Gobernador del
Estado en sustitución del titular que fue separado del cargo. —Les
comunica Aquilino Juárez presente en la reunión.
—Aquí en Barquisimeto, gracias a La Propaganda,
la situación es diferente. —Dilucida el jefe de la agrupación
política.
A toda esta, un acontecimiento
estaba en desarrollo en las
entrañas de Barquisimeto, ocurría una oculta conspiración con fines similares a
la de Caracas, debilitar al liberalismo pero además acabar con estos dos
líderes guzmancista.
Ángel
Montañez visualizaba el inminente cambio pero en un mal cálculo del acontecer
regional, se une al bando anti-guzmancista encabezando manifestaciones a favor
del continuismo por lo que es puesto
preso por el recién nombrado Gobernador Carmona, convirtiendo esto en el
detonante de los violentos acontecimientos acaecidos posteriormente al no
perdonar la grave afrenta. Al ser liberado de la cárcel impulsaría ferozmente un
complot, aprovechando el rechazo a Carmona en Carora, acuerda con su pariente.
—Ramón, te corresponde atraer al
poderoso círculo Chuao. — Ordena chocando sus botas una con otra
marcialmente.
—A su jefe, el General León Colina lo debemos captar,
es vital para mi causa. —Acota con su aguda voz.
—Persiguen devolverle el poder al General
Juan Evangelista Bracho pero tenemos que convencerlos de acabar primero con
Carmona. — Expresa autoritariamente aquel ser con ojos
ratoniles.
Para
entonces Graciano Riera Aguinagalde encargado de La Propaganda por Carmona, debido
a su vacilante carácter, aceptaría la propuesta de Froilán Álvarez de unirse a
ellos para restaurar en su cargo a Juan Evangelista Bracho a quienes ambos habían
secuestrado años anteriores. Sus objetivos eran entrar otra vez en los cuantiosos
negocios del gobierno, para esto era imperioso recuperar el poder, al ocurrir el
reacomodo político distinguen su oportunidad.
Es
un momento de peligro para legalistas, Joaquín Crespo había sido sorprendido viniendo
a bordo de la goleta Ana Jacinta proveniente de Trinidad con el objetivo de derrocar
al Presidente por su política antiguzmancista, es capturado y llevado preso
a la temida cárcel La Rotunda,
paradójicamente los mismos hombres que llevaron al poder al liberalismo, serían
quienes lo acabarían.
Termina
el mandato de Carmona como Gobernador y regresa a Carora con el fin de recuperar
La Propaganda, de nuevo bajo su mando ante la renuncia de Graciano, confirmando
sus sospechas sobre su manera de ser que resultaba peligrosa, se dirige a la
casa de la sede y encuentra el lugar arrasado, paredes derrumbadas, muebles
destrozados, excavaciones en el patio, el techo caía a pedazos. El dueño llega
apresurado y le informa que sus partidarios buscaban con frenesí un dinero escondido. Le habían prometido
pagarle pero no lo hicieron.
—Perdí mi vivienda, quede
en la ruina! —Expresa quejumbroso.
—No se preocupe, vaya a mi
negocio que le pagaré todo!
Ángel
Montañez los había manipulado con el rumor que el líder crespita poseía una gran
fortuna gracias a los importantes cargos estadales ocupados y los depósitos de
los contribuyentes de La Propaganda, atribuyendo que se debía a las
preferencias del General Aquilino Juárez, no reconocían sus cualidades ni su
gran olfato para interpretar las cambiantes situaciones del país, lo cual los
brachistas no lograban hacer pues eran hábiles comerciantes pero tenían poca
perspicacia política, las pugnas locales les impedían discernir el complejo entramado
existente.
Al
dejarse arrastrar por el odio hacia Carmona por sentir que les había arrebatado
lo que consideraban merecían por derecho de sangre al ser godos puros, arman un
complot sin conjeturar que esto los llevaría a perpetrar uno de los más oscuros
sucesos de Río Tocuyo.
A
toda esta, en casa de Bartola transcurría la vida con sus vaivenes habituales,
había realizado el último contrabando sin
novedad, cuando la rueda de la vida daría otro inesperado giro.
—Madre tengo algo que
decirle! —Comunica Damián.
Bartola quien está de
espalda revisando unos documentos sobre la mesa, al oír aquella exclamación
recuerda otra similar ocurrida apena dos años atrás, voltea y observa a su
hijo, lo percibía tan parecido a ella.
—Dime hijo! —Dice Bartola
con voz suave.
—Madre, voy a tener un
hijo, mi novia está embarazada! —Aclara orgulloso
el joven.
La madre queda
sorprendida, lo conocía muy bien, sabia de su precocidad pero no imagino que la
historia del embarazo de otra novia se repetiría y menos con el adolescente.
—Me quiero casar! —Afirma Damián.
—Hijo, eso no se puede, es
imposible!
—Lo hare igual que
Gregorio!
—Pero él tenía 20 años y tú
tienes 13! —Refuta la madre con voz autoritaria.
—Madre, soy un hombre, ayer
cumplí 14 años y no te acordaste, además trabajo contigo en el negocio!
—Reclama el muchacho dolido.
—Antonio, Damián embarazó
a la hija del General Catarí y necesito que resuelvas eso, debo ir a la Iglesia
de Río Tocuyo.
Antonio que acababa de
entrar observaba en silencio a su hijo acicalándose el bigote, le hubiera
gustado que fuera militar pero el muchacho era como su madre, habilidoso como
comerciante.
—Hijo, desde que los
matrimonios son un acto civil por orden de Guzmán Blanco, los menores de 18
años no se pueden casar. —Explica el progenitor del muchacho y remata diciendo.
—Reconoceremos al niño pero
sin casamiento!
Corría el caluroso mes de
julio de 1890 con la anunciada visita de Su Eminencia a Río Tocuyo, por lo cual
minutos antes Bartola, al ser una de las organizadoras de los actos de
bienvenida, se vestía apresuradamente colocándose el apretado corsé que marcaba
su estrecha cintura y caía sobre sus caderas enfatizando sus redondeadas y
contorneadas líneas. Antonio la observa deleitándose con aquel paisaje.
— Deja de mirarme, pásame
mis botines y el vestido. —Ordena la mujer simulando estar molesta.
El hombre risueño le lleva
el atuendo y se acerca para abrocharle aquel ajustado artilugio mientras la
acaricia. Finalmente estaba vestida con
el traje que le daba una apariencia de “reloj de arena”, arriba la blusa color
crema con las abombadas mangas hasta el codo luego la pequeña cintura que
separaba la parte inferior, una falda ocre larga acampanada dándole volumen.
—No te quites el corsé
cuando llegues, prométeme que me vas esperar para ayudarte a desvestirte. —Le
susurra al oído.
—Voy a ver si el desayuno está
listo y te llamo. — Le dice sin contestarle, recogiendo el abanico de la
peinadora.
Saldría con pasos rápidos
de la habitación, llevaba prisa, antes de cerrar la puerta le observa el
uniforme de gala que le asentaba tan bien, sin saberlo va al encuentro con su
destino.
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