jueves, 29 de septiembre de 2016

Capitulo 42 Los inmigrantes libaneses y del campo venezolano.

Sin imaginarse aquella muchacha recién casada con Pancho, apenas unos días de finales de 1913, que al unisonó de su matrimonio ocurría la llegada de una familia libanesa a Barquisimeto, los Richa, como todas las inmigraciones las razones de estos periplos eran económicas y sociales.
En la sociedad libanesa, además de los musulmanes, existía un grupo importante de cristianos maronitas y  ortodoxos, que estaban segregados, en el cual las practicas de su fe se habían convertido en peligrosas además de ser sometidos a fuertes impuestos por parte del gobierno por el simple hecho de ser católicos, cerrando las libertades fundamentales y acosados en sus actividades comerciales. Este adverso panorama los impulsaría a probar suerte en otros lugares, Venezuela era uno de esos horizontes prometedores, así llegan los primeros libaneses a finales del siglo XIX a nuestro país. Uno de estos sería Joseph Yebaile y su familia, residenciándose en Valencia en 1890 posteriormente partirían a la prospera Barquisimeto desde donde ayudarían a emigrar a los que quedaban rezagados en su tierra de origen, así llegaría su hija Emma Yebaile (Mamema como la conocimos) con su esposo David Richa con dos hijos, Margot nacida en 1910 y Teodoro en 1912 un niño quien apenas tenía un año de edad al desembarcar en Venezuela, ambos nacidos en el Líbano, tiempo después su camino se cruzaría con una de las descendientes de Bartola Castro, Ana Dolores con la cual escribiría una página de la historia social de Barquisimeto. 
Aquella Venezuela de principios del siglo XX estaba conformada por un tejido social de emigrantes del interior rural del país que abandonaban los campos debido a que los cultivos de cacao y café habían comenzado a declinar y eran atraídos por el auge del comercio junto al inicio de las compañías petroleras, aquellos hombres y mujeres tomaban sus familias, vendían sus propiedades y se dirigían a las ciudades, en su camino se encontrarían con los inmigrantes llegados de diversos países tales como Italia, Líbano, Portugal etc con una historia muy parecida de dolor por el abandono de sus lugares de origen, la incertidumbre de lo desconocido, la falta de dinero con la que llegaban pero con inmensas ganas de trabajar para lograr sus objetivos: la prosperidad. Fue fácil identificarse entre sí y de esta manera conformarían el nuevo rostro de aquel pujante país. Podría decirse que otro mestizaje había comenzado. 
Numerosos libaneses vendieron sus propiedades, embarcándose en los diferentes puertos de Sidón, Beirut y Trípoli, tras el sueño dorado de la América libre, plural y prospera, constituyéndose en la primera oleada de inmigración libanesa; la segunda salida masiva ocurre después de la I Guerra Mundial, alrededor de 1918 por las duras condiciones económicas de la posguerra, entre ambas oleadas existió una emigración constante aunque de menor cuantía, atraídos por familiares, vecinos y amigos, las llamadas cadenas migratorias que orientaban y ayudaban económicamente a sus paisanos en su nueva patria. Estos libaneses eran expertos comerciantes, principalmente en la quincallería en general y la venta de telas de los cuales son grandes conocedores por estar su país situado en la “Ruta de la Seda”. Pero además traen dos métodos de venta innovador nunca antes visto, el sistema por cuotas o a crédito y la venta de manera ambulante de casa en casa entre la clase humilde y la naciente clase obrera, lo que sería la futura clase media, constituyéndose en un éxito al no competir con los grandes comercios establecidos. Fueron los primeros innovadores del país. Ellos coparon un mercado popular que estaba desasistido, logrando implantarse dentro de la nueva clase social emergente en Venezuela a costa de su trabajo.
Cuando los puertos y las ciudades aledañas se congestionaron con los primeros libaneses, los que llegaban más tarde se sumarían a la gran masa de Venezolanos que estaban movilizándose desde el interior del país a las ciudades. Dentro de estos dos grupos estarían por un lado, Pancho y su familia quienes venían del municipio Urdaneta del estado Lara y por el otro la familia Richa Yebaile con sus hijos procedentes del Líbano, ambos se establecieron en la pujante Barquisimeto. Estando ya aquí  nacerían los otros hermanos Richa Yebaile: Bertha casada con Pedro Zayek con su venta de telas “Blanco y Negro”; Antonia casada con José Gassan con su sastrería “El Puño de Oro” donde acudía el presidente Luis Herrera Campins a que le elaboraran sus trajes, Victoria casada con Pedro Gloria de origen colombiano miembro fundador del Club de Leones, el club Ayarí y el Country Club. El menor Farid casado con Norma una venezolana, impulsa el deporte razón por la cual el estadio deportivo de la ciudad lleva su nombre. Margot se casaría con Jorge Faroh estableciendo un almacén en la calle Comercio, "La Preferida".
La fuerte tradición familiar libanesa inculcada a los niños desde temprana edad como parte de su educación fundamental que abarcaba no solo la fe católica, sino también la comida libanesa, el idioma, pero principalmente el respeto a las reglas del buen proceder los ayudaría a identificarse con la conservadora familia Venezolana de fuertes principios y valores tanto católicos como sociales heredados de la época de la Colonia, esto facilitó el engranaje, gracias a lo cual los libaneses se insertaron en nuestra sociedad con gran éxito y se fundieron en un solo pueblo como lo hicieran los Richa con la familia Castro con quienes compartimos íntimamente.
Muy lejos estaban Pancho y su esposa de imaginar que, mientras salían de Barquisimeto de regreso a El Toronal, arribaban a la ciudad una familia que se integraría con ellos. Por un lado los libanes adaptándose a su nuevo país, conquistando comercialmente la ciudad que los acogería y por otro lado la familia Castro Giménez quienes estaban experimentando una salida del medio rural gradualmente, abarcando toda su vida de casados, en un constante ir y venir entre Barquisimeto y El Toronal durante 22 años, en sus recorridos presenciarían la transformación del sendero que comunicaba ambos lugares, de un paso angosto de tierra, por donde solo transitaban mayoritariamente personas a pie, en bestias y algunas en carretas, hasta convertirse en una carretera por donde circularían los primeros vehículos llegados al país, todavía existe este viaje eterno de nuestra familia, siempre de regreso a nuestras raíces, por ese mismo camino que hoy día es una carretera asfaltada que se recorre en dos horas.
El primer viaje de este matrimonio ocurre a finales de 1914 cuando vienen a protocolizar el documento de propiedad de El Toronal, llegarían a casa de sus padres en Santa Rosa, donde pasaría las navidades, una tradición hasta la muerte de ellos, allí se quedaría hasta febrero de 1915 que fue el bautizo de su hija María de Lourdes cuyos padrinos serían la abuela Adelina de Giménez y su hermano Sixto Giménez. Luego vino un periodo de dos nacimientos muy seguidos, en el cual no viajaron a Barquisimeto, hasta en 1918 cuando vinieron a bautizar a Ana Dolores, sus padrinos fueron los hermanos de María Adelina, Teodoro Giménez hijo y Panchita Giménez, aun soltera. Era el primer viaje de Ana Dolores a la ciudad donde vivían los Richa, su destino estaba ligado al nombre Teodoro, su abuelo, su padrino y su futuro marido.
Al siguiente año en 1919 ocurre el nacimiento de las morochas Castro en El Toronal por lo que Adelina Melendez, madre de mi abuela María Adelina acude al parto de su hija y viaja en el primer Camión de transporte masivo que funcionaba entre Barquisimeto y Siquisique con paradas en los poblados existentes en el camino. La comunicación terrestre había comenzado a modernizarse y ya no era obligatorio enviar el carro familiar a buscarla.
El otro viaje conocido fue el realizado para su quinto parto por la recién culminada carretera Bobare-Siquisique, aun de tierra pero ampliada y nivelada, va en el carro Ford T que habían comprado, ella contaba con 26 años, el motivo de este viaje fue por el descubrimiento de la infidelidad del abuelo Pancho, molesta se quedaría con sus padres en Santa Rosa donde nacería Bolivia en 1921, allí la bautizaría, siendo sus padrinos el Dr. Martin Alvizu y Rosa Aurelia de Sánchez.
A partir de este acontecimiento la abuela deja de ser la mujer sumisa y entregada a la voluntad de su marido, acorde a la educación impartida en esta época, papel que había desempeñado desde que se casaran. Por primera vez escoge el nombre de una hija, por su amiga la educadora Bolivia Tovar, los anteriores los había realizado Pancho con su suegra Bartola o con su madre Adelina.
Su marido las visitaba con frecuencia tratando de arreglar el impase, sin lograrlo pues no internalizaba el cambio de ella. Quería no solo mudarse a Barquisimeto sino comprar una casa independiente para ellos que le permitiera recuperar la vida social y cultural que existía intensamente aquí, además casi todos sus parientes y conocidos habían emigrado a la ciudad. Allí estaba esperando el destino de sus hijos, principalmente de las mujeres.  





1 comentario:

  1. SALUDOS MUY INTERESANTE EL ENSAYO SOBRE PARTE DE LA INMIGRACION DE LIBANESES AL ESTADO LARA funde un blog llamado los saldivia de venezuela y tengo un grupo en facebook que se llama la inmigracion libanesa en venezuela tomare su trabaja para divulgarlo en esta redes y para al archivo del centro

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