Como bien expresa Jorge Luis
Borges, ”Haré polvo la historia, borraré la acumulación del pasado” eso ocurrirá
en este relato, no se trata de un erudito artículo de historia basado en
documentos existentes, solo está apoyado en una tradición oral familiar y pensamiento
lógico.
I
Un hombre se desliza cabalgando entre
peñasco y precipicios por las cumbres de la cordillera Andina, viene acompañado
por 60 hombres, la mayoría labriegos
que habían abandonado sus tierras respondiendo a un llamado colectivo inconsciente,
sumándose en tropel al fenómeno que ocurre ante sus ojos. Sus rusticas ropas de
faenas color beige, calzados con alpargatas y mascando chimo para paliar el
hambre y el frio, delatan su origen, siguen
a Cipriano Castro a lo largo del trayecto del río Santo Domingo, un caudal de agua que transcurre con una furia incontenible al
igual que la de ellos, contrastando con el hermoso paisaje a su alrededor que estalla
en una infinidad de flores multicolores, es el mes de mayo.
El caudillo procedente de Colombia donde estaba exiliado, pero repentinamente
un hecho inesperado en la política del
país lo impulsa a regresar a su tierra dispuesto a tomar el poder. Su objetivo era llegar a Apartaderos situado a
3.342 metros sobre el nivel del mar, de aquí descender al estado Trujillo para alcanzar
la ciudad de El Tocuyo, que comunica con Carora o Barquisimeto, dependiendo del
destino final, Coro, la ciudad portuaria, o Caracas, la capital y sede del
gobierno. Este era el Camino Real, muy transitado por ser la ruta comercial, razón
por la que estaba densamente poblado, lo que facilitaba al líder reclutar
hombres a su paso además de conseguir alimentos para su incipiente tropa conformada
por andinos, pero cabalgar por este conocido camino tenía un inconveniente, andaban
prácticamente sin municiones que disimulaban
abultando sus cartucheras con
piedras para engañar, agravado por el
hecho de que sus rifles eran el viejo máuser de un solo tiro, por lo que debían
evitar enfrentamientos con las tropas
del gobierno quienes estaban apertrechados con municiones y armamentos modernos
de múltiples tiros.
El plan
original de Cipriano era llegar a Coro, de allí partiría en un bergantín rumbo
a Caracas, entrando por mar y no por la vía de Barquisimeto-Valencia por donde
lo esperaban, usando así el factor sorpresa a su favor, con esto esperaba lograr
una ligera ventaja en el ataque. No estaba contemplado tomar Carora ni sus
pueblos doctrineros, no tenía la suficiente fuerza para ello, la economía de
guerra se imponía, además no convenía una derrota que dejaría al descubierto su
debilidad en equipamiento, esto desmoralizaría a la tropa provocando deserciones.
Todo se desarrollaba según lo
planeado, cuando el líder andino desaparece repentinamente del Camino Real, tomando
una tortuosa, solitaria y desconocida senda usada por indígenas, llamada “La Viciosa ” que rodeaba la cordillera
desembocando directamente a Parapara de Río Tocuyo.
Esto le permitió a Castro llegar sorpresivamente
a este pequeño poblado doctrinero, atraído por un poderoso motivo que le
conviene sobremanera, en esta estadía se concretaría un plan que logra
convencerlo de ser viable y beneficioso para su revolución liberal restauradora.
Aquí ocurrió uno de los más grandes misterios de la historia de Venezuela, inexplicable
hasta para sus acompañantes, Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras. Las
razones para ocultarla son diversas, por tratarse de una secreta conspiración y
principalmente por ser la artífice una mujer que además era de origen indígena,
imperdonables pecados en la sociedad machista del siglo XIX. Días antes…
II
Algo estaba sucediendo en Aregue,
motivando una ola de rumores tan públicos que es enviado, por órdenes del
General Ángel Montañez, gobernador de facto de Lara, una compañía del Batallón acantonado
en Carora, al mando del General Planas, con el fin de vigilar la organización
de la fiesta religiosa del pueblo, pautadas para octubre de aquel año de 1899. En estos
preparativos, que se realizaban con anticipación, se sospechaba que serían utilizadas
como fachada para actividades conspirativas, no estaban equivocados. Pero,
¿Quien? o ¿Quienes?
Aregue era donde residían los
miembros del clan Castro, compuestos mayoritariamente por mestizos y algunos
blancos puros, todos conocidos por ser muy aguerridos, su presencia le daba fama
al poblado de peligroso. ¿Qué sucedió aquí para ameritar la movilización de este batallón
previo a la llegada de Cipriano Castro? Tal vez una secreta reunión, un acuerdo.
Veamos….
Cipriano necesitaba armas
modernas y le urgía municiones para tener una oportunidad de triunfo real frente
al poderoso ejército oficial, él lo sabía, así que la toma de este camino
desolado, cambiando repentinamente sus planes solo podía tener una explicación,
una oferta de pertrechos. Este hombre era resabiado, cauteloso y taimado
gracias a su sangre indígena, lo cual dificultaba atraerlo para una
entrevista y más difícil aún lograr un acuerdo, se necesitaban garantías tangibles
para convencerlo. ¿Por qué en Parapara, precisamente?
La clave está en tres personajes
unidos por los hilos del destino, el primero era el General Elías Torres Aular,
entonces Presidente y comandante de la
guarnición del Estado Lara en poder de las modernas armas recién llegadas a Barquisimeto,
quien era miembro clandestino de La Propaganda bajo las órdenes de Federico
Carmona y Aquilino Juárez, el cual no gozaba de la confianza plena del gobierno central por ciertas murmuraciones sobre su lealtad que se había enterado Ángel Montañez, delatándolo al sospechar de sus ocultas
actividades, debido a estas
intrigas Montañez logra el
nombramiento de Secretario de Gobierno en representación directa del Presidente
Ignacio Andrade, detentando el poder real, por encima del general, causando que
este se sintiera humillado en su
honor de militar.
Ángel Montañez,
el segundo personaje clave, igualmente era
el autor de la persecución que desembocó en el asesinato del comandante Antonio
Perozo, marido de Bartola Castro. Esta
mujer, ex-tropera, experta en conspiración y simulación, era la autora
del contrabando de armas que también estaban bajo su custodia, usadas a favor
del alzamiento de Joaquín Crespo por parte de Federico Carmona entonces jefe de
La Propaganda. El descubrimiento del plan debido a una indiscreción local, llegó a oídos del mismo Montañez, poderoso político
acérrimo enemigo de este grupo, quien poseía lazos consanguíneos en el
poblado de Río Tocuyo, permitiéndole acceder al secreto, que ocasionaron la
tragedia ocurrida durante la visita del
Arzobispo de Caracas a Río Tocuyo, hacia ya 9 años.
El destino une nuevamente a Bartola
Castro y Torres Aular con un poderoso lazo, el deseo de venganza hacia un mismo
personaje, Ángel Montañez. Así que Bartola y Torres Aular políticamente unidos por ser ambos miembros
de La Propaganda, específicamente carmoneros, además del nexo militar a través del
comandante Antonio, su esposo, se convertirían en cómplices ideales. Pero Bartola
poseía otro detalle, al pertenecer al clan de los Castro, cuyo apellido y
origen indígena compartía con el líder andino, la hacía una pieza clave
para el complot.
Ella era curandera, que sumado a
su fama de aguerrida por las batallas en la que había participado, le otorgaban
el lugar de jefe o líder natural de su gente. Al ser, los indígenas de la zona,
devotos de la Virgen de Aregue, era normal que estuvieran reunidos allí sin
llamar la atención, actuando como un
anillo de seguridad de su chaman y su secreto contacto, evitando ser sorprendidos.
Ella siempre acudía a las fiestas patronales de Aregue por ser su
patrona, esto es organizadora de las festividades, por eso este pueblo era el
lugar ideal para la secreta reunión, además de contar con estas ventajas se sumaba la presencia de su fiel amigo, el irreverente
cura Domingo Vicente Oropeza para facilitarles la casa cural, sus
entradas y salidas de allí serían algo normal, su contacto podía hacerlo
subrepticiamente disfrazado de sacerdote, sería uno más de visita. Por eso se escogería este pueblo como el
lugar ideal para la secreta reunión. Las iglesias y casas cúrales eran en esos tiempos sitios de
conspiración.
III
La
entrega de esas armas era un acto muy peligroso para aquel General caído en desgracia,
en su mente rondaba esta inquietud, repentinamente los preparativos de las
festividades de Aregue le dan una idea de cómo implementarla, debía entrevistarse
secretamente con aquella aguerrida mujer que ya conocía. ¿Cuáles argumentos se
usarían?
Algo así
sería esa conversación: Torres Aular “conociendo sus lazos de sangre con los
indígenas Castro, que el general Cipriano Castro también es un mestizo que
comparte con Ud el apellido, puede hacerle llegar mi oferta de entregarle las
armas recién llegadas a Barquisimeto, ud me representaría, sería la mediadora,
garante de ambas partes, no puedo reunirme con él, mi presencia me delataría”.
Bartola gira mientras piensa en lo bien que se ve el general con aquella sotana marrón y le responde “Es cierto, somos de un mismo clan, parientes, es posible hacerle venir
a mi hato en Parapara y plantearle su propuesta, pero como asegurarle de no ser
una emboscada suya?”.
“Le
aclaro que lo haré por razones personales, no busco poder político, solo deseo limpiar
mi honor, hacer justicia, será la clave para garantizarle a Castro mi
sinceridad, ud puede entender mis sentimientos porque los comparte conmigo debido
al asesinato del comandante Antonio, podrá convencerlo de la autenticidad de mis
motivaciones a través de las suyas” dice el hombre mirándola fijamente a los
ojos.
Bartola
le responde: “hace 7 años que decidí dejar la política y dedicarme a ayudar a
mi gente a crecer espiritualmente” La mujer hace una pausa para arrancar una
guama de un árbol del patio trasero de la casa parroquial donde se encuentran,
comiéndose la algodonosa y blanca fruta de su interior, mientras camina por el
jardín y sigue explicándose: “nunca hubiera imaginado que participaría en la
caída del liberalismo, pareciera una traición, sin embargo la única manera de
acabar políticamente con Montañez es hacerlo primero con el Presidente Andrade,
que así sea. En mis visiones he visto a los liberales triunfando en un tiempo
que no es ni el suyo ni el mío. Cuente con mi ayuda general, le comunicaré
cuando todo esté listo, el padre Juan Bautista Castro ira con el pretexto de
pedirle una colaboración para los pobres, esa será la contraseña, que la Virgen
de Chiquinquirá nos acompañe y bendiga”. ¿El conocimiento de este acuerdo fue
el motivo del desvió de Castro hacia Parapara?
IV
Una vez
culminada la reunión con el general, se inicia la organización, su objetivo es anular
al General Ángel Montañez, una amenaza para el retorno de sus hijos exiliados desde el asesinato de su padre. Se reúne con el cacique Silverio
Castro y su grupo dándoles instrucciones de localizar a Cipriano Castro en las
montañas andinas, identificarse como miembros del clan Castro, su sangre indígena
les dará credibilidad, tienen órdenes
expresas de ocultar que su jefe es una mujer para evitar suspicacias del
caudillo, de convencerlo de aceptar la invitación con la oferta de las armas, sin
contarle todo el plan, esto será en Parapara, allí no levantarían sospechas para
la reunión y era ideal para una huida por estar situado a pocos kilómetros de
Siquisique, deben guiarlo por el ancestral sendero, proveerles alimentos y agua.
Los preparativos de la partida de estos mestizos con sus arreos de suministros
deben haberse escapado a la luz pública, motivando la presencia del batallón
acantonado en Aregue, pero las cartas ya estaban echadas, Castro aceptaría la
invitación, contribuye la crítica situación que no le dejaba otra opción que aventurarse.
Las armas de las que le hablan le
darían un triunfo seguro que de otra forma era casi imposible lograr. ¿Qué
hechos apoyan esta hipótesis? Analicemos con lógica…
Siguiendo la ruta del destino,
una soleada mañana del 22 de agosto de 1899 a casi tres meses de su salida de
Colombia, llega Cipriano junto a su tropa a Parapara, anodino poblado hasta ese
momento, los habitantes aparentemente no se sorprenden pues le brindan a Castro
“su generosa caballerosidad, atenciones y respeto”, lo cual el andino devolvería
durante el enfrentamiento ocurrido poco después, siendo considerado con ellos,
actitud diferente a la demostrada en Siquisique, brutalmente saqueado ese mismo
día. ¿Parte de un acuerdo?
Aquí Castro conocería a alguien
que le descifró las debilidades de Ángel Montañez y de Torres Aular, dándole la
certeza de la entrega de las armas. ¿Quién?
El caudillo al llegar a la
secreta reunión, pregunta: ¿Quién me garantiza que eso no será una emboscada? De
una puerta lateral se escuchan pasos que se acercan, asomándose una mujer, era
inevitable voltear a mirarla, lleva un vestido con amplia falda que susurra al rozar
el suelo, bañado en encajes y pedrerías los cuales lanzan destellos con la luz
que entra por un ventanal, su pelo castaño recogido en un moño en lo alto de la
cabeza sostenido con una peineta de carey al estilo español, permitiendo ver su
esbelto cuello y blanca piel que parece brillar, a pesar de tener 50 años
conservaba una esplendorosa figura, majestuosamente entra al salón con paso
firme mientras expresa con un tono autoritario de voz que no dejaba dudas: ¡Yo General,
Bartola Castro, la dueña de Parapara se lo garantiza!. Así era considerada por
los pobladores de entonces, posteriormente cuando surgió la novela de Rómulo
Gallego, sería recordada como la Doña Barbará de Parapara. No en vano se había
ganado esta fama. Nota: Expresión y vestuario, es tradición oral de mi familia.
Todos los presentes se levantan y
saludan respetuosamente, ambos Castro cruzan sus miradas de manera inquisitiva,
poseían varias afinidades no solo en el
hecho de compartir un apellido proveniente de la misma región de España
unidos por las cadenas migratorias, también en su manchado origen indígena,
pero era la tenacidad en superar obstáculos, la apasionada forma de asumir
riesgos sin temores, lo que los identificaba. Entre ellos se establece
una comunicación inmediata, el andino se da cuenta por la magnética mirada de
la mujer, de su inteligencia, que el control de la situación era de ella,
finalmente descifra la decisión del general Torres Aular.
Silverio
Castro, guía de Cipriano y guardaespaldas de la mujer, procede a presentarla,
le aclara que es la propietaria del hato donde se encuentran, la jefa de la
secreta conspiración y líder de su pueblo. Ella da inicio a la conversación explicándole
del resentimiento de Torres Aular y el suyo contra Ángel Montañez, razón de su traición. Bartola le detalla el plan, que consistía en
provocar al Secretario General de Gobierno, logrando para el general Torres Aular,
la autorización de salir de Barquisimeto llevándose el armamento con la excusa
de perseguirlo, usarían sus delirios de grandeza, su deseo de ser el más
poderoso, hacerlo caer en la trampa de su ego y de su debilidad, su dinero, enceguecerlo
de ira. Para lograrlo debe dirigirse a Carora, pasando por Aregue donde esta acantonado
un batallón, ella le informa que ha sido infiltrado por su gente, el general
Planas opondrá poca resistencia.
Al
finalizar la entrevista habían acordado la inmunidad total para Torres Aular,
el secreto de lo sucedido, la protección a su pueblo durante el encuentro
pautado allí. Los presentes se retiran uno a uno, quedando los dos guerreros
Castro solos. Bartola le hace una señal a su escolta quien se acerca con un
pesado saco, alcanzándoselo a Cipriano mientras la mujer le dice: “General, una
contribución de Parapara para su campaña, además de la humilde hospitalidad de
mi parte, rezare a la Virgen de Chiquinquirá de Aregue por su causa, mantendré
velas encendidas hasta que llegue a Caracas”. Cipriano mira en el interior del
saco detallando el brillo de las monedas, descubre cual es la otra fuente de su
poder, se da cuenta que el dinero es de ella y no de los pobladores, taimadamente
le responde: “Señora agradézcale a su pueblo por este aporte, serán respetados
como se lo prometí, a Ud le garantizó que sus oraciones también serán
escuchadas, sacaran de su camino a quien le arrebató a su marido”. ¿Qué sucedió
luego? Esto es historia…
V
Castro intempestivamente se
devuelve, pasando por Aregue, “sorprendiendo”
a la guarnición acantonada allí, derrotándolo fácilmente casi sin combatir,
llegando triunfante a Carora donde es recibido por los Generales Juan
José Perera Álvarez y José María Riera Álvarez, este último
lo hospedó en su casa. En Carora ocurren dos hechos misteriosos, Cipriano Castro se toma una fotografía ofrecida
en venta por los caroreños en recepciones sociales, con el fin de recoger
fondos para su causa. Estos actos públicos no eran los más indicados para un
caudillo en clandestinidad, a menos que la intención fuera diferente. El
segundo suceso ocurrido fue el hurto por parte de las tropas de Castro de un
cargamento de mercancías transportadas en dos arreos de bestias provenientes de
Coro, con destino al negocio de Ángel Montañez, el cual tenía tratos mercantiles
sumamente prósperos con Perera Yépez, con el hijo de Juan Agustín Pérez y con
la casa comercial de los hermanos Zubillaga, a los cuales beneficiaba otorgándoles
empréstito de guerra.
Esto
constituyó el punto de quiebre, que sumado a la venta pública de la fotografía,
convertía la presencia de Castro en un acto intolerable, un desafío
al gobierno regional, para lo cual el andino se había tomado su tiempo hasta
lograr su propósito. Montañez iracundo, le ordena a Torres Aular acabar con el
andino, usar la caballería, llevarse los
600 máuseres de
repetición recién llegados, los treinta mil cartuchos, aquel poderoso cañón Krupp
alemán con sus accesorios y municiones, lo último en tecnología de guerra,
un arsenal descomunal para un combate contra una pequeña tropa muy mal
abastecida. Otro detalle crucial es que Torres Aular se dirige a Parapara y no
a Carora, lugar donde nuevamente se había dirigido Castro, eso parecía una
cita.
Sumado a estas “coincidencias”, los andinos obtienen un inesperado triunfo en un enfrentamiento en franca desventaja, tan así que López Contreras, soldado
de la tropa andina desde joven, escribió en su diario que no se explicaban
como ganaron, permitiéndoles apoderarse de aquellos pertrechos que los equiparó
en la guerra, la mayoría de los soldados desertaron a las filas de la
revolución, desencantados del gobierno y deslumbrados por el caudillo. Describe
minuciosamente “en la acción, que duró aproximadamente 20 minutos, se capturó a
varios oficiales, entre ellos al General Siquisiqueño
Abelardo Gutiérrez, 200 individuos de tropa, todo el armamento y algún
dinero de raciones”. ¿Cómo pudo Torres Aular perder en 20 minutos? ¿Por qué no usó
el cañón?
Según
documentos existentes, antes de esta batalla el ejército andino era una
montonera del siglo XIX, después de Parapara se transformaría en un ejército
moderno, esto hace que abandone su plan de entrar por mar a Caracas. Aquel 27 de agosto de
1899, también sale cargado de cuantiosa plata acuñada, obsequiada por
desconocidos habitantes. Allí vivía Bartola, la cual descollaba en experiencia
conspirativa, valor, contactos de todo tipo, motivación, don de mando y un
misterio…
Habían transcurrido 9
años del asesinato de su marido, finalmente logra justicia, Montañez perseguido
en la toma de Barquisimeto, debió huir y esconderse para salvar su vida,
diferente a la conducta considerada de Castro hacia Torres Aular que fue
perdonado.
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