María Pinto de Cárdenas, mujer apasionada, desde que conociera a Río Tocuyo sentiría que esas tierras eran su querencia, siendo atrapada por un mágico hilo a su paisaje de verdes lomas y suaves brisas, pasión que trasmitió a su descendencia, originando el protagonismo de su poblamiento.
De los 7 hijos del primer matrimonio, la menor, Luisa María al quedar viuda con una hija llamada Isabel María Vergel, contraería matrimonio por segunda vez con el español Francisco García naciendo la única hija de ambos, María Gregoria García Santeliz, en Río Tocuyo en 1720, poseían propiedades aquí ya para los inicios del siglo XVIII pasando temporadas lo suficientemente largas como para dar a luz en este lugar, demostrando su residencia.
El cuarto hijo, Juan Carlos Santeliz Pinto, siendo un viudo con 2 hijos, se casaría nuevamente con una tocuyana de nombre María Nicolasa Márquez de Estrada, los cuales tienen a su 6ta hija aquí en 1754, estableciendo este apellido en Río Tocuyo.
El segundo, Domingo Manuel Santeliz de 70 años, se casaría con una joven mujer de 20 años de nombre María Asunción Pérez de la Iedra, tienen una hija única de nombre Paula Margarita Santeliz Pérez nacida en Río Tocuyo en 1772, contraería matrimonio con Antonio Durama Zavarce, nacido en Santa Cruz de Tenerife, residenciados en este poblado con su familia.
La joven María Gregoria, nieta de María Pinto, conocería al educado y culto Miguel Nieto, nacido en Rio Tocuyo en 1710, perteneciente por lo tanto a las primeras familias en asentarse aquí, sus padres procedían del Nuevo Reino de Granada, con quien la Provincia de Venezuela mantenía una relación muy cercana por ser Santa Fe, la sede de la Real Audiencia, estableciendo un intercambio comercial por la frontera, hoy estado Táchira, cuya dispersión de habitantes por la región merideña se daba gracias a las parroquias eclesiásticas que facilitaban este ir y venir que incluía al Cantón Carora.
Esto dos personajes se unirían en matrimonio, viviendo permanentemente en este poblado donde fueron enterrados, de ellos surgiría la dinastía Nieto quienes junto a sus primos Santeliz originarían la naciente sociedad de Río Tocuyo.
Los descendientes de María Pinto de Cárdenas y sus cónyuges, algunos españoles recién llegados al país, a lo largo del siglo XVIII, estarían entre los primeros en comenzar una migración de Carora a Río Tocuyo, estableciendo sus hatos de chivos y fundos agrícolas muy rentables en esta época, cruzándose entre sí, conformando una estirpe con apellidos diferentes, un tecnicismo legal pues procedían de un tronco común, de una misma sangre.
Por ejemplo uno de los hijos menores de su segundo matrimonio, se casaría con una nieta de ella, una Santeliz y Marques de Estrada, originando los Crespo Santeliz, ya existían los Santeliz Crespo. Para enredar más este panorama, del matrimonio de su hermana Cecilia, nacería Antonio Marcelino Brizuela Crespo quien se uniría a su prima María Jacinta Santeliz y Márquez de Estrada, nieta de su tía, originando a los Brizuela Santeliz, descendientes de ambas hermanas.
La nieta nacida en Río Tocuyo, María Gregoria tendría tres hijos: el mayor José Joaquín nacido y fallecido en Carora, se casaría con María del Rosario Gómez Dorante, hermana del esposo de su hermana menor, quedando viudo al poco tiempo y volviéndose a casar con su prima María Nicolasa Santeliz y Marques de Estrada residenciada en Río Tocuyo, donde es enterrada, procreando 8 hijos, los Nieto Santeliz, todos nacidos aquí a mediados del siglo XVIII, donde también fallecen, indicando su asentamiento estable para la época.
Uno de estos hijos sería José Bernardo Nieto Santeliz, casado con su prima Ángela María Brizuela Santeliz, padres de Juana Paula Nieto Brizuela, nacida en Río Tocuyo en 1799. Esta mujer de carácter noble, conciliadora y a la vez fuerte, aglutinaría a su alrededor a sus familiares, iluminándolos como un faro con su calor humano, se casaría con Juan José Santeliz León, primos en primer grado, ambos descendientes de dos hermanos Santeliz y Márquez de Estrada, por lo tanto sobrinos nietos de María Pinto, un linaje producto de una intensa endogamia de casi un siglo.
La segunda hija de María Gregoria, sería María Bartola Nieto, nacida en Río Tocuyo al igual que su madre, estaba residenciada en Carora por ser casada con Juan Alejo Gómez, ambos mueren allí, tendría tres hijos, pero con una particularidad, derivada de la sangre irreverente y apasionada heredada de su bisabuela María Pinto de Cárdenas, nacida 80 años atrás. Sucede que el segundo de los hijos, José Nieto, no lleva el apellido paterno por ser concebido de una relación extra matrimonial durante una ausencia, tal vez por alguna guerra, al regresar nuevamente al hogar, la perdonaría pues luego procrean un tercer hijo de nombre José Francisco Gómez Nieto, quien se casa en 1795 con una caroreña de nombre Isabel María Santeliz Echeverría, su prima en tercer grado, nieta de Isabel María Vergel hija del primer matrimonio de Luisa María Santeliz Pinto, ambos bisnietos de María Pinto de Cárdenas. Esta pareja se domiciliaría permanente en Río Tocuyo entre finales de los siglos XVIII y principios del XIX donde nacerían y fallecerían sus tres hijos. Este hombre pudo ser el padre de la mestiza Juana Bautista quien toma el nombre de la madre de él para colocárselo a su nieta, María Bartola Castro, cuya madre de crianza fue Juana Paula Nieto Brizuela demostrado por el hecho de ser madrina de varios de sus hijos, costumbre de esa epoca que permitía que a través del lazo religioso reconocer lazos consanguíneos.
Entre otros elementos coincidentes estarían el nombre de Juana muy tradicional en los Nieto-García, como Juana Luisa, Juana Paula y Juana del Carmen, además de los masculinos de Juan que abundaban en esta dinastía. Otra razón que habla a favor del cruce de esta familia con los indígenas sería la posesión de las tierras la cual estaba protegida por los resguardos indígenas, constituyéndose el mestizaje una manera pacífica de tener participación en este derecho ancestral. En apoyo a esto tenemos matrimonios conocidos ocurridos entre los Nieto con miembros de los Castro, un grupo indígena local, otro hecho a favor de estas uniones es el caso de José Joaquín Nieto García, quien al quedar viudo por segunda vez, mantendría una unión libre con una india caroreña de nombre Juana Rodríguez, procreando un hijo llamado Francisco Rodríguez, el cual se casaría y tendría un hijo de nombre José Natividad Rodríguez Chávez. Por su lado José Nieto, el hijo sin apellido paterno de María Bartola Nieto, nunca se casaría, sin embargo mantendría una relación estable con Josefa Meléndez García naciendo una hija de nombre María Chiquinquirá Meléndez, quien a su vez se casaría con su pariente mestizo José Natividad Rodríguez Chávez, nieto de su tío José Joaquín, ambos públicamente reconocidos como miembros de la familia a tal punto que les otorgaron dispensa matrimonial para poder casarse por su parentesco. Esto permite apreciar el complicado mundo del mestizaje.
En Río Tocuyo se aceptaba a los indígenas manteniendo relaciones cordiales con ellos tanto económicas como políticas y matrimoniales. Una hermana de Federico Carmona Oliveros se casaría con un descendiente indígena, Gumersindo Figueroa y luego su hija se casaría con Gregorio Nieto. También el hijo menor de Juana Paula de nombre Valerio Santeliz Nieto nacido alrededor de 1820, se casaría en 1851 con Sinforiana Morillo Castro hija de Petrona Paula Castro del grupo de los Castros, al que pertenecía Juana Bautista, menor que Juana Paula, su prima, pues sus abuelos eran hermanos, compartiendo además del nombre de Juana, la misma sangre. Otro caso sería el de Francisca Brizuela Santeliz hermana de Ángela María, madre de Juana Paula, quien al quedar viuda con dos hijos tiene un tercer hijo sin casarse llamado Francisco Brizuela, quien jugaría un papel clave en la vida de Bartola Castro junto a su primo Leonardo Nieto.
Vemos así el mestizaje como un fenómeno aceptado, las relaciones extra conyugales en ambos sexos y las uniones libres eran cubiertas por artimañas sociales, tal como la de los protagonistas de esta historia de intrigas, traiciones y hechos políticos ocurridos en estas tierras. Así se van estableciendo paulatinamente en este nuevo asentamiento, al principio con estadías transitorias hasta llegar a ser definitiva. Ya para finales del siglo XVIII y principios del XIX existe un círculo de familias dominantes donde los más descollantes son los Santeliz, los Brizuela y los Nieto vinculados con los Crespos, los Meléndez, los Gómez y los Salazar, en donde se cruzaban primos de diferentes grados de consanguinidad, tíos con sobrinos, viudos y viudas vueltos a casar con sus cuñados, formando una gigantesca maraña de parientes que partían de María Pinto de Cárdenas.
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