Actriz norteamericana quien gracias a sus expresiones corporales de sensualidad, don natural que manejó a voluntad magistralmente para cautivar al público transformándola en una de las mujeres más famosas de Hollywood y uno de los principales símbolos sexuales de todos los tiempos. Su encanto no tenía parangón, era imitada como nunca antes se había visto hasta los glamorosos 50, incluso en nuestro país sucedió este frenesí, entre ellas estaría mi madre quien para 1.958 usa una melena ondulada y se viste a lo Marilyn.
Lo que el público desconocía era que esta fama tenía un precio muy alto al ser prisionera de su propio entorno quienes la administraban de forma despiadada, su imagen era una franquicia demasiado valiosa. Ella estaba consciente que no era a la sencilla Norma Jeane Mortenson si no al estereotipo de la frívola mujer bella y seductora puesta en escena a quien adoraban, hecho que la atormentaba íntimamente y que sumado a la explotación abusiva a la que fue sometida, desembocaron en la depresión con el triste final de su vida a los 36 años por una sobredosis de barbitúricos.
En Venezuela surge un showman de lo mediático en el campo político, una versión caribeña de animador, cantante, declamador e ilusionista capaz de invertir lo derecho por lo revés y viceversa transmutando la realidad en algo mágico manteniendo al público embelesado, esperanzados de ser bendecidos por la dádiva que nunca llegaba, detalle menor del que nadie se percataba gracias a su encanto sin igual y su don de mantener el precario equilibrio en lo económico al dar un pasito pa’tras y dos pa’lante. Con gran desparpajo y sin complejos nadaba como pez en el agua en sus múltiples personificaciones, un día era Bolívar, otro Mao, luego Jesús de Nazaret, mas tarde Florentino en duelo con Satanás, era todos ellos y todos eran él, divinas personas, lo que le otorgaba el aplauso internacional y el respeto de sus seguidores.
Sucede que nuestro Marilyn latino fue reclamado por el implacable Hado suscitando la búsqueda de un sucesor mediante un febril casting en la mal llamada Isla de la Fantasía donde yace enquistado desde tiempos inmemoriales un viejo y frustrado lobo feroz que sabe que el fin se acerca y la función debe continuar para que sobreviva su esquivo dominio rojo, cree lograrlo al conformar una poderosa entidad de varias cabezas cual cancerbero, un mítico monstruo inmortal que impide que los vivos entren y los muertos salgan, controlado desde su trono invisible para ayudar al novel actor.
Pero al reiniciarse el espectáculo sucede que el Sucesor enfrenta los problemas de toda copia falsa, queda entrampado en una imagen que le desluce como el traje prestado que al salir al escenario con el fin de infundir terror no lo logra por lo burlesco que se ve, equivoca constantemente los diálogos de una escena con otra lo que causa risa entre guionistas, tramoyistas, lumínicos y asistentes quienes ya no lo respetan ni obedecen, como todo lo mal habido el público lo percibe y desesperado trata de enmendar la tarea pero el desbarajuste tras bastidores es tan grande que no puede poner orden, poco a poco comienzan a abuchearlo desde las gradas y a pedir la salida del actor, sin embargo no puede bajarse de la tarima pues los administradores del teatro, que son su dueño no se lo permiten, pero si no lo hace pronto igualmente saldrá en medio de un tumulto incontrolable arrastrado por los instintos básicos de la naturaleza humana que si no se canalizan en algún momento hacen feroz erupción, la razón será la ausencia de esa magia irradiada por los genuinos actores que mantienen vivo la función sin necesidad de recurrir a viejos y conocidos artificios.
Por eso al Heredero le tocará dirigir organizadamente la salida del público, cerrar las puertas del Imperio Escarlata, apagar las luces del teatro puesta su pijama de rayas, secándose las lágrimas de frustración al ver como hasta sus propios asistentes respiran aliviados, así descubrirán que sin Marilyn no eran nadie y simplemente dejaron de ser, iniciando la transición la cual será más o menos traumática dependiendo de los tramoyistas.
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