New York en los 80' Al fondo Torres Gemelas
El miércoles 11 de septiembre del 2.013 se alinearon en el firmamento histórico tres hechos de relevancia: la conmemoración de los 12 años de la tragedia de las Torres Gemelas en los EEUU, el 40 aniversario de la muerte de Salvador Allende en Chile y el centenario de vida del ilustre venezolano Jacinto Convit, como es de esperarse ese día fueron publicadas en nuestra prensa local estos hechos noticiosos pero con una peculiaridad, por decir lo menos, dominado por la realidad bizarra que vivimos los venezolanos. El primero fue, los 12 años de conmemoración de la tragedia del atentado terrorista contra las Torres Gemelas en los EE.UU donde fallecieron alrededor de 3.000 seres humanos, resultaron heridos más de 6.000 y se destruyo parte del centro de New York, noticia que pasó casi desapercibida y solo le otorgaron uno que otro microscópico titular escondido en la marasma escarlata. Por otro lado ese mismo día, 40 años atrás en 1.973, ocurrió el lamentable suicidio de Salvador Allende entonces presidente de Chile quien toma la fatídica decisión inducido por los militares al ser derrocado mediante un golpe de estado. Este suceso estimuló en los principales representantes del gobierno un coro muy bien afinado de una competencia mediática para descollar como el mejor y más autentico revolucionario rojo rojito, en primer lugar sale el Canciller Jaua el cual durante una ofrenda floral en homenaje a Allende declara pomposamente: "Hoy se alza su dignidad en Latinoamérica", inmediatamente casi al unisonó Jorge Arreaza afirma: "En la revolución bolivariana hay afinidad y semejanza con el presidente Allende”, otro que no podía perder la oportunidad de pescuecear es José Vicente Rangel quien intrigantemente devela: "En Venezuela está en marcha un proceso fascista del mismo tipo que en Chile hace 40 años". Este bloque monolítico de acciones y declaraciones ocuparon un lugar salidor en primera plana de la prensa con gran formato y a full color cual pavo real muy llamativo debido a su supuesta importancia nacional. En contraposición y muy pequeñito otra noticia recibe un trato distinto y sumamente discreto como algo ligeramente vergonzoso: venezolanos felicitan al Dr. Jacinto Convit en su centenario de vida. Hay que aclarar que estas fueron realizadas por tuiter, nada de reconocimiento solemne en la AN o Consejos Municipales, nada de otorgarle la Orden del Libertador o la Orden Andrés Bello en vida o invitarlo como orador insigne, no nada de eso y aun peor ninguno de los anteriores personajes del gobierno hacen mención a los grandes meritos de este VENEZOLANO, si así, escrito con mayúscula y me pregunto será por el hecho de no ser cubano, sirio, ruso, espía americano delator o comunista que ni una cadena en radio y TV merecía. Acaso este brillante científico no le valen palabras parafraseando a Jaua “con Jacinto Convit se alza la dignidad latinoamericana” o como el vicepresidente Arreaza “en la revolución bolivariana hay afinidad y semejanza con el científico Convit”. Este sabio criollo es el descubridor de la vacuna contra la milenaria, mutilante y estigmatizada lepra, también de la endémica leishmaniasis y de varios tipos de cáncer, tal vez esto pesa para no recibir de parte del estado los honores ya que en este país no se pueden acumular tantos méritos pues puedes caer en la clasificación de fascista y desestabilizador como expresaría sórdidamente J.V. Rangel. Es necesario aclarar que no me opongo a los recordatorios de la muerte de Allende y su pensamiento político, tampoco peleo que no se le dé la primera plana de la prensa a los 3.000 muertos en las Torres Gemelas, lo que si disiento y reclamo vehementemente es el olvido de los valores y personajes venezolanos por una sumisión ante lo ajeno, simplemente por no ser un producto escarlata. Lamentablemente el 12 de mayo de este año, coincidencialmente día de la enfermera como una especie de campanazo que alerta nuestros recuerdos de los grandes avance de salud logrados en el país del siglo XX gracias a científicos como Convit y enfermeras como las higienistas quienes con su mística de trabajo erradicaron enfermedades que diezmaban a la población rural venezolana, muere este insigne e irrepetible hombre nominado al premio Nobel de medicina en 1.988, reconocido académicamente en el mundo entero tanto que actualmente se solicita su inclusión nuevamente en este premio teniendo meritos suficientes para alcanzarlo, sin embargo su desaparición física no despertó el mas mínimo interés por honrarlo como se merecía, solo un tibio pésame a sus familiares por tuiter y un premio enviado a su casa, nada parecido a lo que se hiciera con el nobel de literatura latinoamericano Gabriel García Márquez: por un momento cerré mis ojos y visualice un homenaje póstumo en la Asamblea Nacional, sus restos en capilla ardiente en presencia del pueblo y al presidente Maduro parado en guardia de honor a los pies de este venezolano. Que honorable te hubiera quedado Maduro!
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