María Adelina durante los años comprendidos de 1910 hasta
1913 entra en contacto con la cultura, la moda, el arte, la música, la pintura,
la fotografía y la vida social que en Barquisimeto estaba en pleno
florecimiento debido al auge experimentado desde 1903, fecha de la última
guerra en el país. Ella disfrutaría de una vida muy diferente a la de Bartola,
su futura suegra, su padre nunca le permitió participar en conspiraciones
políticas, ni tampoco conocería los sobresaltos de las guerras pues paradójicamente las dictaduras
de Castro y Juan Vicente Gómez lograrían un periodo de calma en el país, al acabar con el caudillismo.
La ciudad, un pequeño centro urbano comercial muy pobre hasta
finales del siglo XIX y principios del siglo XX estancado en lo social y
económico por las múltiples guerras que la asolaban, al ser paso obligado entre
las regiones Centrales con los Andes, marcando una reducción constante de la
población debido a la alta tasa de mortalidad, con un promedio de vida bajo de
unos 35 años debido a las muertes en combate, las enfermedades y la hambruna.
Con la estabilidad política lograda sumado al avance del ferrocarril Bolívar, en funcionamiento desde 1891, la ciudad se convierte poco a poco en
un centro de acopio y distribución de alimentos, logrando finalmente su
despegue. Aquel nuevo
mundo cosmopolita le permitiría salir del ámbito rural donde solo había
conocido la vida de las haciendas de caña de azúcar y café, a la sociedad
moderna del siglo XX, apenas vislumbrado por ella hasta ese momento.
María Adelina al
año siguiente a su llegada comienza su noviazgo con Pancho y recorrerían juntos
esta floreciente ciudad, una de las primeras salidas con su prometido sería al Teatro Municipal, conocido hoy como Teatro Juárez, ubicado en la
calle Real (carrera 19) con la calle Juárez (calle 25), apenas con 5 años de inaugurado. Van en uno de los carruajes que se
alquilaban en la ciudad, vestidos de gala, el de palto levita a la rodilla con
sombrero y ella de traje largo con abanico y cartera de mano, acorde a la
solemnidad de la presentación que se llevaría a cabo en aquel moderno edificio de
adobe y ladrillos de dos plantas con grandes ventanales y balcones, era la
Semana Santa propicio para representar cuadros vivos inspirados en las sagradas
escrituras. En esta sala también se estrenaba obras teatrales románticas,
melodramáticas y comedias de diversas compañías nacionales y extranjeras.
Funcionaba también como cine desde 1907 por encargo de Juan Vicente
Gómez, un gran admirador de este arte, presentando pequeños reportajes
cinematográficos de su gobierno, este dictador impulsaría su crecimiento y
expansión por el territorio nacional.
Otra de las actividades artísticas de la ciudad eran la
famosa escuela de pintura fundada por Julio Arze y las musicales con una Escuela de Música donde se impartían clases de clarinete, piano, guitarra,
etc no en vano Barquisimeto sería conocido como la ciudad musical de Venezuela.
En
estos años se le había dado un gran impulso al arte, abriéndole las puertas a
la mujer, negado hasta entonces, permitiendo que a comienzos del siglo
XX, la célebre pianista Teresa Carreño se convirtiera en un modelo
importante a seguir y fuente de inspiración para las venezolanas que
aspiraban a poner en practica sus dotes musicales a través del piano, una época
donde poseer un piano y un fonógrafo era una moda en los hogares Barquisimetanos.
María Adelina llegaría a tener una pianola en su casa de Barquisimeto y un
fonógrafo en la hacienda El Toronal, luego de casada.
El anden situado estratégicamente donde hoy está la moderna Catedral de
Barquisimeto, conectado
con Duaca además del puerto de La Guaira por un tren a vapor, cargaba cobre
desde las minas de Aroa situadas en Duaca y el preciado café suave, el mejor
del mundo que se daba en las montañas de Parupáno en el actual municipio
Urdaneta, exportado principalmente por la Casa Blohm , fundada en 1890,
ubicada en la calle Comercio con calle 28, que además de agentes navieros eran depositarios y colocadoras
de dinero, otorgaban prestamos para todo lo relacionado con el café, entre
estos estaba Pancho Castro quien tenía crédito con esta firma por la que
visitaban sus andenes con cierta frecuencia, María Adelina lo acompañaba en
algunas ocasiones para ver aquella rugiente y humeante serpiente de hierro.
En la ciudad se instalan otras casas comerciales que
financiaban, exportaban e importaban diversos productos. Gracias a esta pujante
actividad se abre en Barquisimeto la Cámara de Comercio
en 1898 dándole un gran impulso a la economía.
Este es un año de
lutos en su familia por la muerte de su hermano, lo que motivó que nuevamente
se mudaran, junto a sus padres buscan una casa para comprar, pasaría por la calle
Juárez (carrera 25) con la calle Campamento (calle 19) donde estaban todavía las
paredes originales que quedaron levantadas del que iba a ser el Palacio de
Gobierno de Cipriano Castro, obra que fue paralizada por el gobierno de Juan
Vicente Gómez. No entendía las razones por la cual los gobernantes desperdiciaban
el dinero y el trabajo de una obra por razones políticas. Finalmente elegirían
al pueblito de Santa Rosa, muy cercano de Barquisimeto, donde presenciaría las procesiones
anuales de la Divina
Pastora, patrona de la ciudad y conocería su iglesia, frente a la cual vivirían.
Sus padres junto a
ella asistirían invitados a los actos protocolares de la inauguración de los
primeros pabellones del hospital de La Caridad y el traslado al Panteón
Nacional de los restos del general Jacinto Lara, sepultados hasta entonces en
la iglesia La Concepción.
Acude ansiosa a la
inauguración de la primera biblioteca pública en la ciudad,
recorre sus pasillos asomándose a aquel mundo de saberes, nunca imagino que
pudieran existir tantos libros de tan variados temas, disponibles al público en
general, en el pueblo de donde venía eran objetos extraordinario y
muy preciados. Esto despierta una sed de educación que
se las trasmitiría a sus hijas, marcando un contraste con los demás parientes. Estudiar
sería una obligación en su descendencia.
El año de 1912 fue
de mucho alboroto, por un lado se realizaría el primer vuelo aéreo sobre Caracas y
Barquisimeto en un biplano que conmocionaría a la ciudad realizado por Frank
Boland, un piloto norteamericano traído por Gómez, el público asistente están incrédulos
ante este fenómeno, eran cosas de fin de mundo.
No habían
terminado de asimilar el extraordinario fenómeno de ver volar al hombre como
los pájaros, cuando un gran escándalo recorre la sociedad barquisimetana. Todo había
comenzado con el proyecto para la creación de una planta hidroeléctrica para la
ciudad con parte de las aguas de la hacienda Macuto. La planta se instaló en el
Molino, su fluido eléctrico llegó a la plaza Miranda iluminándola por primera
vez sin necesidad de faroles, aquello era un espectáculo, las personas
caminaban entre los haz de luz alargando las manos como para tocarlos mientras
exclaman maravillados. No había transcurrido casi nada de tiempo cuando sucede
una supuesta asonada contra el gobierno, los revolucionarios asaltan y destruyen
la planta eléctrica, pero algo extraño comienza a notarse pues fue lo único atacado, luego poco a poco surge la verdad, habían sido peones de las
haciendas de caña ribereñas, obedeciendo órdenes de los terratenientes que
alegaban que las aguas eran para el riego de sus propiedades agrícolas que se
podían ver afectadas por esta planta.
Su amistad con Bolivia Tovar, futura
educadora, la llevaría a asistir junto a ella a los actos educativos de la
ciudad como la inauguración de la Escuela Wohnsiedler, nadie
imagino en aquel momento que años después ocurriría la tragedia del desplome
del techo, ocasionando la muerte de varios alumnos. Otro acto sería la fundación del colegio La Salle auspiciado por El
Obispo de Barquisimeto Aguedo Felipe Alvarado,
llevada a cabo por los hermanos de las Escuelas Cristianas, quienes habían iniciado una campaña a su favor desde hacía
dos años, finalmente se concreta, sin imaginárselo algunos descendientes suyos
estudiarían allí.
En 1913 sería el último año de soltera
de María Adelina, su padre le da permiso para comprometerse en matrimonio con
Pancho, solo le pide que espere que pase el luto rígido por la muerte de su
hermano mayor. Todo sería un corre y corre, la escogencia del estudio para la fotografía de su matrimonio sería muy
emocionante, el fotógrafo le mostraría las diferentes composiciones que tenía
para el escenario de fondo, quedando conforme los novios. Los Barquisimetanos amaban
los estudios fotográficos, el más famoso era el de los hermanos González que
había cerrados sus puertas en 1906, quedaban sus alumnos entre los cuales
estaba el larense Amabilis Cordero nacido en Duaca y otros de igual fama.
Apúrate María
Adelina, le exclama Panchita su hermana menor, si no dejas de ver esas
fotografías vamos a llegar tarde a la entrada del primer carro a Barquisimeto, no
conseguiremos un buen lugar desde donde verlo recorrer las calles, hay un gran
revuelo de personas saliendo para la llegada, tu eres la única que está metida en otra
cosa.
La compra de su ajuar de novia y su vestido la llevarían a recorrer la Calle
de Los Isleños o Comercio, aquel maremágnum de negocios y
vendedores de todo tipo cautivaría a aquella joven venida del medio rural donde
la vida giraba en torno a necesidades básicas y las veleidades mundanas eran
prácticamente inexistentes. Esta arteria vial era el centro de la dinámica
actividad comercial donde las personas acudían no solo a realizar sus compras en
pulperías, panaderías, locales de ventas de víveres y de mercancías
importadas, zapaterías, sombrererías, confiterías,
boticas o farmacias, sino diversas diligencias como ir a la
barbería, o encargar muebles a las carpinterías, también estaban las talabarterías,
herrerías, imprentas. Se conseguían locales de
médicos, de abogados, talleres de alta costura y de
bordados para la confección de todo tipo de vestuario, aquí se detendría a
escoger su vestido de novia tomando en cuenta la asesoría de la modista que le
explicaba las nuevas tendencias mundiales. Todo lo que necesitaras o desearas
lo encontrabas aquí.
La calle Comercio
era el centro de la moda femenina, allí se podían presenciar los profundos cambios
que estaba experimentando a nivel mundial como una expresión del inicio de la lucha de la
mujer contra las restricciones políticas y sociales impuestas hasta esa época,
uno de los fenómenos más importantes, a través de la moda se iniciaría la
liberación de la mujer.
Durante estos tres años, Pancho Castro la visitaría cada
vez que vendría a negociar con la casa Blohm. El paseo a la
laguna de Patarata, ubicada después de la Avenida Los Leones, lugar donde
las familias acudían los domingos a navegar en botes de remos y realizar
picnic, uno de los favoritos de María Adelina y su prometido. Ambos recorrerían la ciudad, acompañados de una chaperona, su
madre Adelina o alguna de sus hermanas, generalmente Panchita. En estos años
descubrirían la gran afinidad existente entre ellos, expresado en el gusto por
la música debido a lo cual sus hijas tendrían profesores de guitarra y de
piano. María Adelina adquiriría la afición por el roce social, la cultura y el
deseo por ampliar sus conocimientos de forma autodidacta, los cuales habían
estado restringidos por el hecho de ser mujer, quienes no tenían acceso a las
enseñanzas que se le daban al hombre, hecho que inculco a sus hijas. Debido a
esto, Goyo Castro llegaría a comentar que mientras sus hijas eran las triponas
de Goyo, las de su hermano eran las niñas de Pancho Castro, haciendo notar las sutiles
diferencias existentes, pero la verdad era más compleja.
Se casaría a finales de 1913 después
del nacimiento de su último hermano Paco Giménez, boda en la cual se realizaría
un agasajo amenizado con músicos contratados y un baile familiar.
María Adelina de gusto sencillo pero elegante en
el vestir que revela en su vestido de novia, una innovación dentro de la moda
pues deja atrás “la bella época”, ricamente elaborado tanto en costura como en
diferentes géneros de telas, probablemente haya sido importado o realizado en
uno de los talleres de alta costura que existían en la ciudad, revelando la
posición social a la que pertenecía su familia.
Era letrada y muy amada por sus padres, de
carácter innovador, poco convencional, tenía conocimientos de medicina general
a través de un libro regalo de su suegra con quien estaba compenetrada en los
valores éticos, familiares y morales a excepción del gusto por la política que
no compartía. Acostumbraba reservarse los conflictos que lo resolvía en otro
momento que considerara oportuno.
Mi mama Elena recuerda que se vestía con trajes
de líneas rectas a media pierna, descotado, usaba una cinta al cuello con un misterioso
adorno, tal vez regalo de su suegra, se ponía una capa corta para salir,
conocida como el
capotillo, una prenda femenina que se empleaban como abrigo que caía sobre los
hombros y que llegaba hasta la cintura.
Sus descendientes disfrutaron de oportunidades de
estudios en la ciudad con acceso al modernismo y los avances de la
civilización, sacándolos del mundo de El Toronal puramente rural y revelándoles
a sus hijos una visión del mundo cosmopolita.
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